Talleres-Belgrano, un clásico amistoso que siempre tiene consecuencias

El duelo de este sábado en el Kempes tiene el valor agregado de adelantar el reencuentro del derby cordobés en Primera, pero con realidades distintas. Contexto y riesgos.

Ed Impresa 20/01/2023 Federico Jelic Federico Jelic
Talleres Belgrano 2 © archivo
En 2022 disputaron la Copa Córdoba, el Albiazul se impuso 4-3 en penales tras empatar durante los 90 minutos. Foto: gentileza.

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Andá a explicarle vos al “Negro” Nieto si da lo mismo perder el clásico antes del inicio de temporada. O a Ángel Guillermo Hoyos, que incluso ganando sin dejar garantías, quedó inestable y al borde del despido inminente, que llegó días después. Esto es lo que genera el Talleres-Belgrano: nadie lo quiere perder y nunca tiene carácter de amistoso. Ni para las estadísticas. Por eso tiene tanta relevancia el duelo en el Estadio Mario Kempes, con el agregado de que bautizará el regreso del derby cordobés en Primera División, una suerte de reencuentro luego del ascenso del “Pirata” con tres años de ausencia en la máxima elite. Y con un Albiazul que parece tener mucho en juego luego del sueño frustrado y con turbulencias que ponen un manto de intriga en la antesala del campeonato. 

Claro, por más que no se juegue por los puntos, el hincha exige el festejo, para evitar la cargada al otro día en la oficina o en los memes por WhatsApp, bromas en tiempos digitales. Es como arrancar con un lastre en el caso de caer o con un estímulo vitamínico si se gana, incluso por penales. Pero si contextualizamos, en la actualidad Belgrano todavía sigue de gira y celebraciones por el campeonato logrado, en tanto que en barrio Jardín dependerá del “indignómetro” de las redes sociales y en la cancha, con un presidente Andrés Fassi muy vigilado en estos días por la ausencia de refuerzos de fuste. Y también en busca de alguna respuesta ante un 2022 en el que dieron la vuelta olímpica todos los contendientes de la ciudad menos por casa, perdiendo una final de Copa Argentina de manera insólita. Y dolorosa. Entonces, ¿tiene más para perder Talleres que el “Pirata”, mañana en el Kempes? Sin dudas. Para muchos este choque representa un reencuentro, Funa fiesta, para otros es una suerte de riesgo innecesario. Por eso, a decir verdad, el ex gerenciador de Belgrano y también presidente Armando Pérez evitaba disputar estos partidos coloridos de verano. Hasta que lo obligaron del Gobierno de la Provincia y no tuvo más remedio que someterse al suspenso de estos trámites, donde incluso su equipo dominó al estar en categorías superiores (Talleres del 2009 al 2016 estuvo en inferioridad de divisional), pero nadie deja de olvidar el batacazo por Copa Argentina en 2013, con el dorado gol de Gastón Bottino. 

Sin embargo, Fassi nunca esquiva el bulto. Se mantiene alejado de los comentarios virales y ese mundo virtual, por eso para él siempre es bien recibido este tipo de clásicos de antesala al campeonato. Para muchos, marca el pulso de lo que será la temporada, para él sin embargo es una presentación a modo de exhibición para “calentar” el ambiente y de paso recaudar algún dinero a puro show, independientemente del resultado. Algo que para otros nunca pasará desapercibido.  

Talleres Belgrano 2000
Rodrigo Astudillo anotó en la cuenta de aquel amistoso del 2000. (Foto: La Voz del Interior)

Derrotas “amistosas” que dejan secuelas 

¿Qué le pasó a Roberto Enrique Nieto con relación a los clásicos? Tiene el único registro de haber sido despedido tras una catastrófica goleada en un clásico. En enero del 2000 fue goleado 6 a 0 con un Talleres consagrado campeón de la Conmebol, que estrenaba el título hacía un mes, y la dirigencia resolvió su despido. Justo fue un 22 de enero, hace 23 años de ese hito que marcó un rumbo, sobre todo dejando en evidencia que perder contra el más acérrimo rival tiene consecuencias, más de las que una imagina por más que las quiera tapar o disimular. Lo reemplazó casi de emergencia un joven Gustavo Alfaro, quien daba sus primeros pasos y encima en su primer clásico se impuso 1 a 0, ya por el torneo, para luego armar su trayectoria hasta llegar incluso a dirigir a una selección en una Copa del Mundo, como pasó con Ecuador en Qatar 2022. 

“Es la primera vez que me hablan de este tema, me tuve que hacer cargo, de toda la responsabilidad pero creo que fue injusto”, le dijo Nieto a La Nueva Mañana ante la consulta. “Me metieron una patada  en el c… y caí en Cosquín más o menos. Pero hubo una historia de fondo, dimos mucha ventaja desde lo físico por estar en otra etapa de la pretemporada y pagué yo los platos rotos”. 

“Podés preguntarle a cualquiera de ese plantel. Hicimos una reunión con los jugadores porque el amistoso con Talleres se demoró casi tres semanas, y un día cae el dirigente Mentesana para confirmarlo. Estábamos con un trabajo muy fuerte con lo físico, con el profe Di Santo. Íbamos a tardar más de 48 horas en recuperarnos, las cargas eran pesadas, pero como estábamos como varios meses sin cobrar, jugamos lo mismo. Ese fue el error”, agregó Nieto. 

“Fue una espina que me quedó clavada por siempre, porque nadie me salió a bancar. Era un Belgrano que peleaba descenso todos los años, nos debían plata pero lo mismo dimos la cara. Yo hice una gran campaña en el ’96, quedamos quintos, pero esa salida me pareció injusta y me dolió. De ese equipo solo pude traer a Josemir Lujambio. Espero que este sábado la historia sea diferente. A decir verdad, nunca pensamos que podía existir seis goles de diferente con ese Talleres. Lo regalamos desde lo físico”, cerró diciendo el “Negro”, pilar del ascenso del ’91 como defensor y capitán de Belgrano. 

A Hoyos le pasó algo similar. El año pasado Alejandro Rébola le arrebató el festejo en tiempo de descuento y por más que ganó Talleres en los penales, la sensación que quedó flotando es que terminó mejor parado Belgrano, cuyos hinchas se fueron tranquilos cantando a su casa a pesar de la derrota, mientras que sus pares de Talleres quedaron envueltos en preocupación. El choque terminó de desnudar limitaciones que después se pagaron carísimo. ¿Resultado? Tras seis partidos y una magra performance, Hoyos se convirtió en el primer DT de la era Fassi despedido antes de que llegue el final de la temporada. Nunca encaminó el rumbo y ese partido, a pesar del final “feliz”, no le dejó ningún saldo positivo. Al contrario, tuvo que irse por la puerta de atrás  y sin chistar. 

La mesa está servida 

Ahora, el dilema es entender por qué el hincha de Talleres le recrimina tanto a Fassi y le exige refuerzos casi de nivel internacional. Es que por el momento, más allá de la auspiciosa contratación de un hijo de la casa como el atacante Nahuel Bustos, solo llegaron apuestas (Juan Rodríguez y Matías Depietris). Matías Catalán se declaró en rebeldía al no ser vendido a Colo Colo de Chile y partió raudamente a Mar del Plata mientras se define su situación; Rafael Pérez tiene un pie y medio en San Lorenzo, en tanto que Enzo Díaz ya se palpita como refuerzo de River. Entonces, se queda el flamante DT Javier Gandolfi sin sus pilares defensivos, zona sensible, y a menos de 10 días para el inicio del torneo no tiene nombres de fuste para esa responsabilidad. Entonces todo es intriga y la presión está por las nubes en barrio Jardín, quizás la tormenta más complicada que tiene por afrontar el “Zorro” desde su desembarco en el club. Para colmo, los rumores de su inminente llegada a Granada de España para ampliar su unidad de negocios es cada vez más firme, sumado a que abandonó el proyecto deportivo en Atenas de Uruguay; solo hay incertidumbre en el ambiente sensible del hincha. 

 ¿Y Belgrano? Gran paso en Uruguay, amistosos a la altura, refuerzos de talla como Erick Godoy, Nicolás Diarte, Franco Jara y Matías García.  

La mesa está servida, nunca será indiferente el orgullo del hincha en un clásico y el de mañana en el Kempes no será la excepción. Tremendistas a la orden del día, ilusionistas también. 

  

 

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