Fin de clases: presencialidad plena, baja asistencia y más acompañamiento

Culmina el ciclo lectivo del año 2022 y se trata del primero pospandemia con presencialidad plena en el nivel inicial, primario y secundario. El análisis docente.

Ed Impresa 16/12/2022 Lucia Ceresole Lucia Ceresole
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“Fue un año con desafíos nuevos”, así caracterizan las docentes este ciclo lectivo que termina. Foto: NA

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EDUCACIÓN

“Fue un año con desafíos nuevos”. Así caracterizan las docentes este ciclo lectivo que termina en la provincia de Córdoba, el primero pospandemia con presencialidad plena desde su inicio. Con muchas complejidades, remarcan que costó sostener la presencialidad de estudiantes y hacerlos habitar la escuela. El rol del docente está puesto, más que nunca, en acompañar sus trayectorias y revisar los contenidos. Sin embargo, la presencialidad es esencial, y aseguran que las y los estudiantes la prefieren y la necesitan. 

En diálogo con La Nueva Mañana, docentes de nivel primario y secundario coinciden en la dificultad para mantener la escolaridad y asistencia de la totalidad de las y los estudiantes. Desde participar de un acto escolar, tener el uniforme o “completar las carpetas”, también tuvieron que reconstruir el rol de las y los alumnos y repensar juntos cómo se habitaba la escuela antes de la pandemia. 

Belén es docente de Artes Visuales en cuatro escuelas primarias y secundarias de Alta Gracia. Ella cuenta: “Este año se notó muchísimo la deserción, el desgranamiento y la repetición de curso y de año. Años anteriores la presencialidad en jornada extendida ya estaba instaurada y este año está costando, porque son dos horas más de escolaridad y cuesta apropiarse de la dinámica escolar. Lo que nosotros necesitamos como docentes es la recuperación de la asistencia para recuperar el oficio de estudiantes, que implica estar con compañeros y que el aprendizaje se dé en situación”. 

Lo mismo afirma Nadia, preceptora de una escuela técnica de la ciudad de Córdoba: “De los estudiantes vienen aproximadamente un 60% a la escuela, nunca podemos completar el 80%. Los que asisten regularmente son muy pocos”. Gabriela, docente de Historia en dos escuelas de Córdoba, señala que la asistencia cuesta más en instituciones de sectores populares. “Notamos mucho ausentismo. Se han perdido los hábitos, cómo compartir el aula con compañeros varias horas, estar con docentes tomando clases expositivas y el cumplimiento de los horarios. Han perdido la costumbre de estar en el aula”, señala, pero explica que esta situación se observa desde antes de la pandemia, y que este año “se notó dificultad por cumplir cosas muy básicas de la escuela”. “Por eso nos propusimos empezar de nuevo, recuperando el rol del estudiante”, explica, y agrega que “en la otra escuela, vinculada a sectores de clase media, no se nota tanto porque hay otro acompañamiento, pero sí he notado situaciones de ansiedad o ataques de pánico, por ejemplo frente a un examen”. 

De este modo, aseguran que la presencialidad es necesaria porque permite a las docentes ejercitar el vínculo pedagógico y acompañar “más de cerca” las trayectorias de las y los estudiantes. Esto se evidencia también en el nivel inicial. Karina, directora del jardín maternal para niños a cargo de estudiantes de la UNC e integrante del Colectivo de Educación Inicial, explica que la tarea del docente cambia: “Hay que estar más atentas y acompañar los procesos pedagógicos desde otros lugares”. En su paso por las aulas, todas las docentes aseguran que las y los alumnos de todos los niveles prefieren la presencialidad, el compartir con su grupo de pares y el diálogo. “Seguimos sosteniendo que a estas edades lo presencial es lo más importante. El encuentro, el trabajar desde las emociones y la ternura son momentos únicos y se trabajan en estas edades. Eso no se cambia por nada”, dice Karina.

Contenidos interdisciplinarios, más flexibles y una deuda con la tecnología

Para algunas docentes los contenidos curriculares “se flexibilizaron” desde la implementación del nuevo régimen académico, y esto se profundizó en la pospandemia. “Venimos de varios recortes de contenidos con la idea de mantener a los chicos en la escuela. De pensar una escuela que sirve para la contención social en un momento de crisis económica, y no vemos nada positivo en contenidos”, dice Gabriela. Por otro lado, como plantea Belén, en algunas escuelas siguen apostando por proponer situaciones didácticas desde la integralidad de las disciplinas y con trabajos en talleres, algo que se implementó durante la pandemia. 

En cuanto al uso de dispositivos, tecnologías y nuevas plataformas, las docentes coinciden en que se mantiene la brecha entre quienes tienen acceso y quienes no. Hay escuelas sin Internet, sin computadoras y algunas hasta sin luz. Pero este año sí se sostiene, traído desde la pandemia, el uso de algunas aplicaciones para mejorar la organización institucional y el trabajo interdepartamental entre docentes y directivos.

Para UEPC, hay una “sobrecarga” al docente por las múltiples demandas

Desde la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC), la secretaria de Educación, Aurorita Cavallero, considera que la escuela “no es la misma del 2019 y no tiene que ser la misma, porque la pandemia trajo otras configuraciones”. Lo que sí se mantuvo es la sobrecarga al docente: “Antes había un exceso de trabajo docente y hoy también, porque hay una multiplicidad de demandas, no solamente de lo administrativo sino desde lo social. Estas demandas llegan a la escuela y requieren nuevos formatos de enseñanzas para incluir a todos, pero también requiere mayor tiempo de preparación de clases y mayor formación”. 

Además, esta “nueva escuela” tiene, según Cavallero, una reorganización de los contenidos. “No es solo los contenidos mínimos o más importantes, sino que tenemos que seleccionarlos y organizarlos para que puedan apropiárselos los alumnos”.  

Sobre el ciclo lectivo 2022 y la vuelta a la presencialidad plena, la secretaria de Educación remarca la exigencia de mejores condiciones laborales y la existencia de mayores problemas de convivencia que requieren nuevas estrategias de resolución de conflictos. “Este año seguimos exigiendo un Estado presente. Antes las condiciones laborales eran pensadas como infraestructura, pero ahora están dadas por otras cuestiones, como los vínculos y la tecnología. Pero la escuela sigue siendo presencial, es un ejercicio de democracia, donde se convive y se habilita la palabra”. 

  

 

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