Es martes 7 de junio. Es de noche y hace frío en el Ángel Sandrín. Frío por el clima y por la derrota. Quimsa acaba de tirar al piso para que se destruya la ilusión de los hinchas de Instituto de consagrarse en Alta Córdoba. Los santiagueños le dan una paliza a la "Gloria" ganándole por treinta puntos.

Los jugadores locales van saliendo despacio del vestuario. Este cronista entrevista al capitán Gastón Whelan, que atentamente atiende. Le pregunto por el vestuario y me dice que el equipo está dolido pero que se recompondrá.

También le consulté por el match point de Quimsa, y no duda. “Este equipo tuvo muchos golpes y salió de todos, más fuerte…el jueves vamos a jugar con todo”, sentencia Whelan. 

Sonríe. Nos saludamos y camina hasta donde lo espera su novia. La abraza con la misma pasión y afecto que la ví saludarla en Santiago, unos días atrás después del triunfazo de Instituto en la cancha visitante. Nada cambia para el capitán.

Dudo de lo que me dice. Es duro el golpe. Él camina con confianza, sabe algo que los demás desconocemos o dudamos.  

El gran poeta Walt Whitman escribió: 

Oh capitán, mi capitán!

Terminó nuestro espantoso viaje,

El navío ha salvado todos los escollos,

Hemos ganado el codiciado premio.

La noche del 13 de junio de 2022 quedará en el recuerdo colectivo de los hinchas gloriosos y de los amantes del básquet. El capitán supo guiar la nave hasta el objetivo: Instituto campeón de la Liga Nacional.