Dos paseos para conectar con la naturaleza en la Ciudad de Buenos Aires

En la zona de Plaza Italia, en Ciudad Autónonoma de Buenos Aires, hay dos recorridos que permiten relajarse y conectarse con la naturaleza en el corazón del barrio de Palermo.

Turismo06/05/2022 Vanina Boco
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Jardín Botánico: el recorrido invita a conocer las especies de Argentina y del mundo.

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Especial para La Nueva Mañana

La Ciudad de Buenos Aires, para muchos, representa una vida agitada, bullicio y un incesante vaivén de gente, vehículos y también actividades para hacer.

Pero, en medio de ese maremágnum, también hay lugares inmersos en la ciudad que brindan un ambiente de relajación y conexión con la naturaleza.


Eso busqué en mi último viaje a la capital del país y lo encontré en dos espacios contiguos: el Jardín Botánico y el Ecoparque, ambos ubicados contiguos alrededor de la conocida Plaza Italia, en el barrio de Palermo.

El Jardín Botánico

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En un casi triángulo perfecto entre las avenidas Santa Fe y Las Heras, están las siete hectáreas que comprende el Jardín Botánico.

Fue creado por el reconocido paisajista Carlos Thays -y, de hecho, lleva su mismo nombre- entre los años 1892 y 1898 donde vivió junto a su familia ya que estaba a cargo de la Dirección de Paseos. 

En 1996 fue declarado Monumento Nacional por su carácter cultural y natural ya que es “un reservorio natural de enorme importancia por su localización plenamente urbana”, según destacan en su historia.

El ingreso por avenida Santa Fe invita a iniciar el recorrido por sus caminitos de color naranja, hechos con ladrillo molido. 

La exuberancia de sus árboles centenarios te abraza apenas entrás y un tapiz de hiedra cubre la base de sus troncos.

El recorrido invita a conocer las especies de Argentina y del mundo, representado en los cinco continentes. 
Aproximadamente cinco hectáreas están destinadas a la flora argentina y unas dos hectáreas al resto del mundo.

Alrededor de 1500 especies se congregan en este espacio urbano. Como si fuese un viaje por el mundo, te encontrás con grupos de ejemplares pertenecientes a Asia, África, Oceanía, Europa y América. 

Rápidamente, me encuentro con una fuente alargada que está frente a un bello invernáculo de estilo “art nouveau” y que  fue traído en el año 1897 especialmente desde Francia. Tanto la escalera de ingreso como su forma redondeada le aportan un toque de elegancia en medio de tanto verde.

Los caminos llaman a seguir internándose, sobre todo para huir del ruido citadino, y en cada paso algo nuevo te sorprende, como las fuentes llenas de plantas acuáticas que llamativamente tienen flores de diversos colores. En el centro de estas fuentes, siempre hay alguna escultura.

A lo largo del paseo, este tipo de obras de arte se amalgaman con el paisaje y lo hacen más completo. 
Un grupo de cactáceas, las palmeras, la huerta educativa y las plantaciones de yerba, brindan un pantallazo de las diferentes regiones del país, tan rico y diverso.

Ecoparque

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Muy cerca de allí, se encuentra el ex Zoológico de Buenos Aires, ahora conocido como Ecoparque. Abre de miércoles a domingos de 11 a 18 y desde 2016 fue refuncionalizado como paseo y como espacio orientado a la conservación de especies.

Abarca unas 16 hectáreas en las que se puede recorrer no solo el espacio verde remodelado, sino la arquitectura de estilo victoriano que pervive del antiguo Zoo.

Apenas ingreso me recibe una mara que está tomando sol tranquilamente muy cerca de la gran laguna que está en la entrada.

El sendero me lleva directamente a una plaza de agua donde salen chorros del piso y un grupo de chicos juega a esquivarlos. Los sonidos de animales marinos se escuchan fuerte y salen de unas réplicas robotizadas que se manejan con unos controles.

Un grupo de chajás, pavos reales y maras andan sueltos por todo el parque. Son los verdaderos anfitriones del lugar y están acostumbrados a la interacción con los visitantes. 

El Ecoparque ahora cuenta con unos pocos animales, ya que la mayoría han sido reubicados. Los que quedan, según explican, son debido a su avanzada edad o porque todavía no han encontrado espacios para su ubicación.
Hay una isla con monos, un sector con ñandúes y guanacos, un mirador para ver a un ejemplar de tapir, una laguna con carpas, tortugas, nutrias y flamencos, un camello, gansos y patos que andan sueltos y todo un gran ecosistema que contrasta con tanta urbanidad.

Ambos paseos son gratuitos y representan un oasis en la ciudad.

 

 

LNM - Edición Impresa 257

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