Copa Libertadores: Talleres, el champagne del Maracaná y la resaca

Las imágenes del equipo enfrentando a Flamengo por de visitante perdurarán por siempre en la memoria colectiva, pero sería prudente que la euforia no tape desaciertos.

Ed Impresa14/04/2022Federico JelicFederico Jelic
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Fue algo inolvidable para todos los hinchas, con imágenes que perdurarán en la memoria colectiva de barrio Jardín.Foto: gentileza.

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Fue algo inolvidable para todos los hinchas de Talleres, con imágenes que perdurarán por siempre en la memoria colectiva de todos en barrio Jardín. Un motivo de orgullo haber jugado en el Maracaná ante el poderoso Flamengo, al punto que el resultado es casi anecdótico, sin reclamos, algo que nadie podrá quitarle en su rica historia a los albiazules. Sin embargo, una vez que se despierte de la fiesta tendrá que afrontar la realidad, despabilarse y afrontar con los recursos disponibles y escasos un presente más que inestable en lo deportivo. El sueño terminó. No es para restarle el precio a lo vivido, pero fue algo parecido a un espejismo, o un oasis permitido en medio de una enfermedad, porque ya de regreso en Córdoba la tabla que deberá afrontar es la que lo tiene último en la Liga Profesional. Guste o no. 

Al Maracaná gracias a la temporada pasada

Mientras dure la resaca, mejor disfrutarla. ¿Cuántas fotos y videos fueron filmados y subidos a las redes sociales de cada simpatizante albiazul? Miles. Virales. Tendencias. Pero ahora que pasó el carnaval, Talleres tiene que afrontar su historia. Porque la gloria del Maracaná corresponde a méritos de la campaña pasada y poco tiene que ver con la actualidad, ya que en proyección nunca hubiese llegado a la Copa Libertadores con estos elementos que lleva hoy en su plantilla, que hoy disfrutan de la cosecha recogiendo los frutos internacionales mientras pena en el torneo vernáculo. Le pese a quien le pese, es así. 

No es para caerle al DT Pedro Caixinha solamente. El proceso de Alexander Medina llegó a su pico de rendimiento el año pasado con un Talleres protagonista que se animó a desafiar a los grandes, atreviéndose a soñar con ilusiones, al punto que llegó sin complejos al Maracaná. Pero ahora despertó de ese trance onírico y debe enfrentar su cara ante el espejo, con una imagen que devuelve más percudida de lo ideal. 

No es alarmante, claro está. Hoy el club albiazul no tiene inconvenientes con los promedios y le resta margen para recuperar su nivel, no obstante sigue haciendo ruido que en vísperas del torneo más prestigioso del continente Talleres presentara un equipo lejos de la talla deseada. Y en eso la responsabilidad cae en el presidente Andrés Fassi, que no cambió de metodología ante tamaño desafíos y hoy parece pagar las consecuencias, con el ostracismo del torneo vernáculo y con réplicas en la Copa.  

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Sin refuerzos de jerarquía

El proyecto sigue de pie, simplemente que esa máxima económica de no hipotecar las cuentas de la institución y no invertir adecuadamente no siempre va a llegar a los resultados deseados. Puede salir varias veces, esta gestión dio muestras de sobras de eso, sin embargo hoy parece escudar todo en la foto en el Maracaná, el banderazo en las playas de Copacabana, la caravana de hinchas en Río de Janeiro y el gol de Fértoli gritado por todos en ese mítico escenario. La geografía ideal con el paisaje soñado en general por cualquier futbolero. Pero ahora la almohada le dice que es tiempo de levantarse de la cama y ponerse los pantalones porque el trabajo realizado no es suficiente. 

Derrota digna, sí. Nadie va a salir a reprochar a los jugadores ni al DT ni a la estrategia. La finalidad era llegar al Maracaná con un partido oficial, como lo hizo ya dos veces Talleres en el museo personal en el Morumbí, con una visita también en el Azteca de México y en el Centenario de Montevideo, como apartado en su salón especial de glorias conquistadas. Pero ese la euforia y la espuma de esa maravillosa aventura y luna de miel con el escudo no quite de lado la realidad: hoy el equipo no cuenta con variantes como para afrontar dos torneos (tres, al contar la Copa Argentina) y pasa más tiempo sufriendo que creciendo. 

En la Libertadores la situación no es crítica. Por el contrario, ahora tiene dos partidos de local y pueden servirle de plataforma para aspirar aunque sea al tercer puesto, para de esa forma caer como consuelo en la Copa Sudamericana (quizás el verdadero objetivo de Fassi, como para no dejar de recaudar en dólares en estas experiencias internacionales). No obstante, la mirada objetiva ratifica que no hubo refuerzos de fuste ante la jerarquía por naturaleza que necesita el certamen continental, algo que también se está pagando con dureza en la Liga Profesional. ¿Qué cambió tanto de una campaña a otra si solo se fueron Nahuel Tenaglia, Juan Cruz Komar, Carlos Auzqui, Mateo Retegui? Esa transición provocó una mala lectura de Fassi del diagnóstico, dio un paso en falso con el DT Ángel Hoyos (con Juan Méndez a punto de quedar en Libertad de Acción) dejando camino servido a la desidia y a la improvisación, bien graficado por las posiciones en el campeonato local.  

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De todas maneras es cuestión también de disfrutar el presente con las mieles internacionales y la posibilidad de seguir haciendo historia en la Libertadores, solo que ese exceso de serotonina debe ser moderado porque en barrio Jardín ya conocen eso de pelear dos frentes con la “manta corta” en recursos y sufrirlo después. Pasó en 2001 y 2002 con la copa Mercosur y la primera experiencia en la Libertadores, con un saldo un lastre de 26 puntos en el torneo local que nunca pudo revertir y se condenó con el descenso a la B Nacional años después. ¿Son las mismas circunstancias? Claro que no, Talleres luce hoy más fortalecido en lo institucional y en el proyecto deportivo, asimismo ser mesurados en lo pasional por los hinchas es una obligación como saber invertir y no solo apostar con los refuerzos es una de las materias pendientes por la dirigencia. Nadie le quita a esta gestión sus aciertos, que a la hora de la exhibición, sacan a relucir en una planilla de Excel las ventas y las utilidades de cada incorporación con sus posteriores transferencias aunque hoy mira con algo de recelo cómo el equipo fue goleado de local por Defensa y Justicia mientras espera a River en el Mario Kempes la semana próxima. Sin ser agoreros o pájaros de mal agüero, que la espuma y el clima de éxtasis de esa gran fiesta en el Maracaná no tape inoportunos desaciertos dirigenciales y deportivos porque la tabla no miente y en el fondo de todo se ve un Talleres que mientras coquetea por la Copa y saca orgullo inflando en el pecho por ser internacional (en buena ley), ahora debe afrontar la realidad con más nostalgia que certezas. 

 

 

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