Caso Blas Correas: van a juicio los empleados de la Clínica Aconcagua

El fiscal José Mana solicitó la elevación a juicio de la causa que investiga a los tres trabajadores de la Clínica Aconcagua, acusados ​​de presunto abandono de persona en dónde se investiga el asesinato de Valentino Blas Correas.
Se trata de Fernando Casalino, Guadalupe Moya y Andrea Mezzacappo, imputados por no haber recibido al adolescente cuando fue llevado agonizando al centro médico por sus amigos la noche del 6 de agosto del 2020, en la cual Blas fue baleado en la espalda por un policía.
Casalino está imputado por “abandono de persona”, Moya y Mezzacappo por “omisión de auxilio”. Según indicaron desde Tribunales 2, “el fiscal Mana logró determinar que Valentino Blas Correas no solo que arribó con vida al Sanatorio Aconcagua, sino que se retiró del lugar con signos vitales, y que en el nosocomio no se le brindó la ayuda necesaria que la ocasión ameritaba para intentar salvarle la vida".
Esta determinación llegó luego de meses de investigación, la realización de dos pericias médicas interdisciplinarias practicadas por el Comité Consultivo y Operativo en Prácticas Médicas y sanitarias en Bioética perteneciente al Poder Judicial y la intervención de dos reconocidos médicos del fuero local.
"A través de los videos internos del Sanatorio y de distintas declaraciones de testigos, la Fiscalía logró determinar que una amiga de Blas de 17 años de edad, logró ingresar al interior del Sanatorio y con gritos de desesperación requirió una atención inmediata para su amigo, quien minutos antes había recibido el disparo de un arma de fuego policial”, señalaron.
Sobre la responsabilidad de los empleados, explicaron: “Pese a los ruegos y a los llantos de la joven, los mismos no fueron suficientes para hacerle cambiar de opinión a Casalino, quien no se hizo cargo so pretexto de que el hecho había ocurrido en la vía pública. Mientras tanto, las coimputadas Mezzacapo y Moya guardaron absoluto silencio, omitiendo deliberadamente procurar cualquier tipo de auxilio inmediato para el herido".
"Asimismo, el fiscal Mana, logró determinar que el empleado administrativo, de mayor antigüedad del sanatorio, Fernando Casalino, salió del interior del nosocomio, tomó contacto con Valentino Blas Correas quien se encontraba agonizando sobre la carpeta asfáltica frente al hospital, y observó la herida que este había recibido por el disparo del arma de fuego”.
“Sin embargo, inexplicablemente, siendo que el herido debía quedar bajo la órbita del cuidado de la Clínica, Casalino, lejos de hacerse cargo del herido para recibirlo como correspondía e ingresarlo para su atención, o al menos llamar al servicio de emergencia del 107, decidió levantarlo y cargarlo como si fuera una bolsa de papas (según manifestaron testigos presenciales), para seguidamente introducirlo nuevamente al rodado, desentendiéndose así de su obligación, haciéndolos cargo a los dos jóvenes desesperados para que se ocuparan ellos del traslado del herido hasta el Hospital de Urgencias”, detallaron según lo investigado por el fiscal.
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