El “Mono” lo hace con amor

El volante Cristian Carrizo cuenta acerca del retorno a los entrenamientos del plantel de Instituto y sobre sus acciones solidarias en medio de la pandemia.

Ed Impresa 18/09/2020 Marcos J. Villalobo Marcos J. Villalobo
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"La satisfacción de ver que los chicos tienen una comida y una sonrisa es lo más lindo y te da energía para volver", se emociona el "Monito". Foto: Prensa Instituto

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o Hacemos con Amor”. Así bautizaron al merendero en Hogar Tercera, donde Cristian Carrizo colabora activamente. Y es una historia de amor.

“Fui un día a ayudar y fue chocante”, recuerda el mediocampista de Instituto. Pero no se quedó con esa sensación, sino que se arremangó y puso manos a la obra. Aprovechó su imagen como futbolista profesional y comenzó la búsqueda de recursos para este merendero. Y la ayuda llegó, con creces, y la solidaridad continúa, a pesar de que ahora el regreso a los entrenamientos con el plantel profesional de la “Gloria” le haya frenado un poco con sus viajes hasta aquel barrio.

En La Nueva Mañana charlamos con el volante que durante la cuarentena fue papá de Román y contó sobre cómo se originó esta situación de acción social. “Fui un día a ayudar y fue chocante ver cómo estaban esos chicos. Entonces agarré y empecé a sumar, a involucrarme, y llegaron donaciones de hinchas y gente del entorno de Instituto. Me sirvió estar en Primera para poder ayudar”, narró.

- ¿Por qué decís que fue “chocante” y qué te produjo ver lo que generaba esa acción solidaria?

- Al principio fue chocante, sí. Yo fui con campera, bufanda, estaba todo emponchado porque hacía frío, y vi a los niños que salían descalzos, desabrigados... Había sido padre hacía muy poco tiempo y pensé en esos chicos. Entonces, traté de buscar solución, ver qué se podía dar y conseguimos ropa. Ahora tenemos mucha ropa y estamos viendo dónde donar también. Saber que los chicos ahora tienen una taza de té, un plato de comida, eso era lo más lindo, aunque terminaba reventado. Pero la satisfacción de ver que tenían comida y una sonrisa es lo más lindo y te da energía para volver.

- ¿Seguís?

- Sí, sí, obvio, aunque ya no como antes. Me tengo que cruzar toda Córdoba para ir. La cuarentena me agarró en la casa de mis suegros, cerca del Arco de Córdoba y me quedaba más cerca. Ahora ya estoy en mi casa, que está cerca del predio (La Agustina) y me queda en la otra punta. Pero sigo en contacto con los chicos. Los profes del club me dan frutas y verduras, yo las retiro y las llevo. Si puedo voy una o dos veces por semana, ahora se me complica con los entrenamientos, pero sigo en contacto.

- ¿Cómo se llama el merendero?

- Le pusimos “Lo Hacemos con Amor”. No tenía nombre. Lo hacíamos en casa de Lucia y salíamos repartir en la zona.

Y el “Mono” lo hace con amor.

Y de la misma manera entrena.

Por eso se lo conoce como un futbolista que le mete pasión a cada entrenamiento y, fundamentalmente, en los partidos.

De esa manera llegó al primer equipo, siendo un referente en la Liga cordobesa y en cada paso que dio en La Agustina.

A propósito de los entrenamientos, el volante central, que también está jugando de marcador de punta por derecha, contó: “Fue muy lindo volver al ruedo, se extrañaba. Vamos de forma progresiva, de a poquito. El contacto con la pelota, con los compañeros cambia mucho a cuando entrenaba solo, que ya había cansado.

- ¿Cómo fue eso para vos?

- Al principio se me complicaba, entrenaba en un garaje. Después pude acomodarme, pero fueron dos semanas antes del retorno.

- ¿Te genera incertidumbre que no se sepa cuándo vuelve el torneo ni cómo será? 

- Sinceramente yo sólo entreno, no me meto en lo otro. Nosotros tenemos que entrenar y estar expectantes para que cuando arranque estemos cien puntos.

Sí, entrena con amor.

Da una mano con amor.

Y ahora, desde el 26 de marzo, todo potenciado por la llegada de su hijo Román.

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