“El pan y el libro son los alimentos básicos del cuerpo y del alma”

Víctor Toty Cáceres, Augusto Bernhardt, Lisa Daveloza y Juan Pablo Bellini: el equipo a cargo de “Officium”, un libro de ensayos cortos ilustrados, novedad editorial del sello local Superpoder.

Ed Impresa 29/08/2020 Barbi Couto
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En esta pandemia, donde se han resquebrajado muchas construcciones culturales, el libro sigue siendo un oficio noble, como el de hacer el pan. Foto: gentileza

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Especial para La Nueva Mañana

“En la tapa del libro aparece un panadero (noble y antiguo oficio), y ello me parece una hermosa metáfora sobre el valor del libro. El pan y el libro son los alimentos básicos del cuerpo y del alma”, dice el ilustrador en la entrevista y elijo la cita para comenzar. A lo largo de estos meses han estado a la orden del día las noticias sobre la profunda crisis que atraviesa el sector editorial. Sin embargo, la tenacidad de los editores no se quiebra y es así que nacen libros nuevos, hijos de la pandemia. Es el caso de “Officium”, escrito en formato de ensayos breves y pensabruptos por Víctor Toty Cáceres e ilustrado con técnica de tinta china por Augusto Bernhardt. Es el segundo título de Superpoder, el sello de Lisa Daveloza y Juan Pablo Bellini. En entrevista con La Nueva Mañana, autores y editores cuentan cómo surgió la dupla autoral y la idea del libro, por qué hay esqueletos en las páginas, y cuál es el superpoder de los libros.

¿Cómo se armó la “dupla” autoral? 

Augusto: Con Toty nos conocimos volviendo de un par de cursos del doctorado en semiótica del CEA, en una suerte de caminatas peripatéticas de medianoche, en las que hablábamos de qué sé yo qué con bastante interés. Ese entusiasmo hizo que comenzáramos a juntarnos y pensar en el trabajo de uno y de otro como algo que se podía “mezclar” de alguna manera.

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Toty Cáceres es el autor de los textos. Foto: gentileza




Toty: En un principio eran pensamientos sueltos, el resultado de un conjunto de pensabruptos acontecidos a lo largo de dos años, en donde situaciones personales, inquietudes, líneas de estudio, conceptos, sentimientos, pensamientos emergentes de las decepciones, de las alegrías, de las situaciones políticas, me fueron llevando a estos pequeños escritos, identificados con un estilo que los hace, a la larga, un conjunto.

Augusto: La idea del libro surgió a partir de los textos. Sentía en ellos, en su preexistencia, algo plástico que llamaba a traducirlos a la tinta. Tenían un ritmo, una gestualidad, una velocidad, que prefiguraban los trazos de la pluma. Esa relación dialógica que se anunciaba entre diferentes lenguajes, uno literario y otro espacial, y en la que el dibujo podía traducir y no solo ilustrar, era lo que permitía pensar el objeto como unidad.

 

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Augusto Bernhardt ilustró la obra. Foto: gentileza




¿Y por qué esqueletos?

Augusto: En una juntada, con Toty coincidimos en cierto gusto por lo grotesco, por “lo que está dado vuelta”, por una especie de humor sardónico. El Toty mencionó El triunfo de la muerte del viejo Brueghel. Allí, una figura esquelética realiza distintas acciones en un paisaje donde la cultura se ve devastada. ¡Esa figura es la abuela de nuestro esqueleto! Esa figura desnuda, sin género ni sexo previamente establecidos, y que era capaz de abordar temas dispares, desde lo más banal hasta lo más denso y oscuro, así como lo hacían los ensayos y pensabruptos del Toty.

Toty: Soy admirador de Paul Ramsey y siempre sentí que quería escribir un libro que estuviera recorrido por pequeños esqueletos. Con esta idea charlé con Augusto y él llevó la idea a otra dimensión, le dio unidad, belleza, estilo al material. Lejos de quedarse con la idea sencilla que yo tenía, empezó a combinar elementos del arte, de la pintura, del cine, distintas cifras que están ahí presentes en las ilustraciones, tributos a grandes obras. Para aquel que tenga ganas de ir un poquito más allá, va a encontrar un montón de mensajes bellísimos sugeridos por las ilustraciones, las versiones que logró de obras como la de Goya, Miguel Ángel, de películas como “El perfecto asesino”, “Los miserables”...

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¿Cómo surgió la idea del libro y qué ideas hay detrás de las decisiones gráficas?

Los editores: Cuando Toty y Augusto vieron que iba tomando forma el proyecto, se acercaron con los textos y las ilustraciones que aún no dialogaban en la página. Si bien ya habían seleccionado algunos oficios, en el proceso editorial que hicimos les cuatro, fuimos ajustando título, selección de oficios, rehaciendo ilustraciones, cambiando el orden de presentación. Es decir, si bien cada uno tuvo su proceso creativo, el objeto libro salió del trabajo entre todes.

Las ilustraciones están a tamaño real y los textos en su mayoría son cortos. La articulación se daba naturalmente compacta, cada doble página fue pensada con mucho cuidado y atención en la forma en la que interactúan sus elementos. Había que hacer una elección tipográfica acorde. Priorizamos trabajar con tipografías locales o latinoamericanas. Tesaurus, del tipógrafo uruguayo Fermín Guerrero, propone un texto compacto y legible, y como Officium tiene varias entradas en latín contemplamos la variante itálica de la letra. La elección de la tipografía para títulos respondió a algo más formal, es una letra clásica con mucha personalidad, que tiene algo en su forma que remite a los huesos y las articulaciones.

El superpoder de Officium

“Officium” se está vendiendo en preventa hasta el 5 de septiembre  en las redes de la editorial. La preventa incluye una postal con textos e ilustraciones de “oficios” inéditos.

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“Si queremos ser más metafísicos”, cierra Toty, “podemos decir que los oficios responden a funciones determinadas en el cosmos, por las matemáticas de algún dios que se está entreteniendo con la creación, cuya lógica es el pasatiempo. Estos oficios tienen un grado de arbitrariedad aparentemente manifiestos, pero esconden hilos de relación que los vinculan, como todo en el universo está conectado. Somos islas conectadas, separadas en la superficie pero conectadas en las profundidades. Estos oficios también son pequeñas islas que están conectadas en sus profundidades”.

Para Augusto, el libro es el artefacto tecnológico más maravilloso jamás creado por la humanidad: “En esta pandemia, donde se han resquebrajado muchas construcciones culturales, el libro sigue siendo una cosa noble. Menos mal que existen personas sensibles que creen en el súper poder de los libros. Pero hay una curiosidad: El triunfo de la muerte de Pieter Brueghel el viejo es interpretado como una representación de la peste bubónica, la pandemia de mayor letalidad en la historia. Una gran casualidad si pensamos en la ascendencia de nuestro esqueleto.

 

LNM - Edición Impresa

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