Francisco apuesta al diálogo entre ciencia y fe para el cuidado del planeta

Como consecuencia de la interrupción en las frenéticas actividades humanas debido a la pandemia de Covid-19, el planeta ha experimentado cambios significativos.

Ed Impresa13/07/2020 Flavio Colazo
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En la encíclica “Laudato si” , el Papa manifiesta su preocupación por la crisis ambiental y social en el mundo.

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Especial para La Nueva Mañana

Este año se dio a conocer el Documento final del Sínodo de Amazonas -cuya redacción final asumió el Papa Francisco-. A cinco años de la publicación de la encíclica “Laudato si”, el nuevo documento reafirma las preocupaciones ya expuestas y presenta posibles soluciones para la problemática regional.

Desarrollo sustentable. Ecología y humanidad, elementos inseparables.

Ariel Manavella, licenciado en Teología Moral y magister en Bioética, accedió a acercar sus impresiones y reflexiones, provenientes desde los documentos papales ya citados, a La Nueva Mañana.

- Hace poco tiempo el ministro de Ambiente y Desarrollo sostenible de la Nación, Juan Cabandié, destacó la relevancia de la encíclica “Laudato si”. En los momentos actuales, tan propicios a la reflexión sobre el tema… ¿qué puede decirnos al respecto? 

En dicha encíclica el Papa Francisco nos invita a reflexionar sobre lo que está pasando en nuestra casa común que es nuestro planeta. Es una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre cómo estamos construyendo el futuro de nuestro planeta. Algunas de las preocupaciones atendidas en el texto son la crisis ambiental que vivimos; el Evangelio de la creación; la raíz humana de la crisis ecológica: principalmente la violencia, la cultura del descarte y el afán de dominio; la ecología integral (ecología de la vida cotidiana); algunas líneas y orientaciones de acción: especialmente el consenso y la cultura del encuentro y, finalmente, la invitación a la educación y espiritualidad ecológica.

- ¿Desde dónde parte la encíclica?

- Comienza con un diagnóstico de la situación. El planeta es comparado con una casa en la que todos estamos involucrados y sin la cual no podemos vivir. Los grandes problemas que debe afrontar la “casa común” son la pérdida de la biodiversidad, la contaminación y el aumento exponencial de la basura, la cuestión del agua como recurso que se agota y la contaminación de las fuentes en ríos y océanos, el impacto ambiental que conlleva la deforestación de los “pulmones” del planeta, la extracción indiscriminada de los recursos naturales por la minería y el uso de la tierra de cultivo, el deterioro de la calidad de las relaciones humanas y la degradación social, son algunos de los puntos propuestos para la reflexión. La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios en los estilos de vida, de producción y de consumo.

En lo referente a la creación, ¿cuál es la visión presente en el texto de Francisco?

- En el centro mismo de la encíclica se encuentran los conceptos de creación y ecología integral. Afrontando el concepto de creación nos encontramos con las convicciones más profundas demostrando que ciencia y fe pueden entrar en un diálogo intenso y productivo para ambas. Sobre esta cuestión la Iglesia no tiene por qué proponer una palabra definitiva y entiende que debe escuchar y promover el debate honesto entre los científicos, respetando la diversidad de opiniones. 

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Ariel Manavella, licenciado en Teología Moral y magister en Bioética.

- En cuanto al sistema de vida que ejercita el hombre en el planeta… ¿es sostenible el que venía desarrollando previamente al freno de actividades a causa de la pandemia?

- El actual sistema es insostenible… porque hemos dejado de pensar en los fines de la acción humana sobre el hombre y sobre el mundo. La ecología integral es una propuesta a mirar los problemas teniendo en cuenta todos los factores de la crisis mundial, es detenerse a pensar e integrar las dimensiones humana y social. Una frase textual del Papa dice: “No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza… Cualquier menoscabo de la solidaridad y del civismo produce daños ambientales. En ese sentido, la ecología social es necesariamente institucional, y alcanza progresivamente las distintas dimensiones que van desde el grupo social primario, la familia, pasando por la comunidad local y la nación, hasta la vida internacional”.

- ¿Es esperanzadora la encíclica?

- “Laudato si” es llamada por el mismo autor una reflexión gozosa y dramática. El gozo viene de la buena noticia (el evangelio), la vida, la diversidad, la belleza, la plenitud. El drama viene del descarte, el extractivismo, la exclusión, la marginalidad, el pecado y la muerte. Es un llamado al cuidado de la vida, de toda vida, de todas las vidas. El Papa nos vino a recordar, mediante “Laudato si”, la visión de San Francisco de Asís respecto a la madre tierra: Alabado seas, mi señor por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas. Ya en este año, con la publicación del Documento final del Sínodo de Amazonas nos arroja una serie de propuestas llenas de esperanza para el continente latinoamericano.

Esperanzas y propuestas para la problemática socioambiental en la región

- ¿Puede señalarnos los aspectos más relevantes del documento que menciona?

-Francisco nos presenta mediante este texto cuatro sueños para esta región: el sueño social, el sueño cultural, el sueño ecológico y el eclesial.

- ¿Algunos detalles de los mismos…?

-Del sueño social revela la actitud de indignación que surge cuando se constatan las reiteradas injusticias cometidas contra quienes habitan y han habitado originariamente el territorio y a quienes se les ha despojado de su riqueza familiar, social, comunitaria y cultural. Sólo promoviendo la defensa de los más débiles mediante el sentido de comunidad y la práctica de la fraternidad y del diálogo social avanzaremos hacia la recuperación de la dignidad de cada persona y de cada territorio. 

El sueño cultural invita al encuentro fraterno y abierto que permite recuperar la cultura original que da sentido de vida e identidad. Este encuentro intercultural necesita la apertura solidaria a dejarse enriquecer por lo “otro”. Es una postura que quiere mitigar la globalización y el paradigma tecnocrático que pretende anular lo diverso para alentar el consumismo y la pérdida de identidad.

El sueño ecológico parte de la necesaria interconexión entre todo lo creado en donde el ser humano es criatura que tiene el deber de cuidar de la casa común. Por esto, la relación que debe existir entre la persona y su ambiente debe ser de sumo respeto, cuidado y, sobre todo, contemplación alegre de algo que nos supera y nos desborda. La belleza natural del cosmos supera la mirada superficial y frívola de la simple productividad.
El sueño eclesial propone encontrar nuevos caminos para la Iglesia en esa región atendiendo a los signos y símbolos propios de cada cultura.

  

 

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