Sully Cavalero y la gratitud eterna hacia la “Chacha” Villagra

Recibió el riñón que le permitió seguir viviendo de Julio César Villagra, minutos después de su deceso. Hincha de Belgrano, sueña con ir a la cancha en su homenaje.

Ed Impresa 05/06/2020 Federico Jelic Federico Jelic
Sully Cavalero
“Siempre lo llevo en mi corazón a Belgrano. Era hincha de antes de mi operación, y saber que tengo la ayuda de la Chacha, imposible no emocionarse con los colores del equipo y con esa hinchada”.

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La historia que une a Sully Cavalero con Belgrano tiene final de cuentos de hadas, casi cinematográfica, ya que el nexo fundamental es nada menos que uno de los principales ídolos, categoría prócer, como Julio César Villagra. 

Sully, de 58 años, vive en la localidad cordobesa de El Fortín, a 220 kilómetros de Córdoba. Tomó estado público al conocerse que en 1993 recibió como donación el riñón de la “Chacha” apenas se confirmó su deceso tras su trágica decisión. 

El paso del tiempo, 27 años después, encuentra a la protagonista con su lucha diaria y con el recuerdo perpetuo de aquel gesto de la familia Villagra, justo en tiempos donde la campaña de donación de órganos vuelve a instalarse en la agenda sanitaria y en los medios también.

Sully es hincha de Belgrano y sueña con ir a la cancha bautizada con el nombre del delantero que enamoró a la hinchada de los “Piratas” a pura gambeta y que sin darse cuenta, como broma del destino, “tiró el centro” para que la protagonista en cuestión siguiera con vida.

“Cada vez que escucho el apellido Villagra me invade una sensación de gratitud, de orgullo y agradecimiento. Encima es algo especial porque soy de Belgrano. Y me puso muy contento que hayan oficializado el nombre del Gigante de Alberdi con su nombre, se lo merece. Con la familia de la “Chacha” hemos tenido contacto siempre, solo tengo palabras de paz y de agradecimiento”, contesta emocionada, en diálogo con La Nueva Mañana, Sully desde el otro lado del teléfono, mientras continúa su pelea contra el síndrome urémico hemolítico todos los días, sabiendo que de modo simbólico, Villagra la acompaña desbordando las adversidades. 

Villagra @ Prensa Belgrano
(Foto: Prensa Belgrano)

Ella fue trasplantada el 15 de septiembre de 1993, el mismo día que el corazón de la “Chacha” dejó de latir. Vale aclarar que en ese tiempo las recomendaciones de los organismos sanitarios y de los médicos era no dar a conocer quién fue el donante o de dónde provenían esas decisiones; sin embargo, al poco tiempo la información fue filtrada a la prensa y su vida tomó otro cariz.

“Recuerdo que fuimos al Hospital Privado a un chequeo a los 20 días del trasplante y me esperaba una cola enorme de periodistas. Cámaras de TV, fotos, una marea de gente. El médico me recomendó que por mi sensibilidad, no era recomendable que salga por la puerta principal así que nos escapamos por la puerta trasera, de la guardia, en silencio. Todo era revolución, eso generaba la “Chacha” y quizás yo no tomaba dimensión de eso”, rememoró Sully.

“Me hice hincha de Belgrano porque mi primo Juan Gutiérrez jugó en las inferiores del club y vivía a dos cuadras de la cancha. Hemos pasado varias veces por la puerta del estadio, nunca entré. Ni a un entrenamiento ni a un partido. Es que muchas veces no me siento bien, me agarran dolores y por eso me recomiendan el reposo, pero los sigo siempre”, narró Sully, con un relato algo más apasionado; y agregó: “De hecho veo los partidos con mi marido César, mi gran compañero. Pero me pone nerviosa cuando no nos salen las cosas (risas). Cuando nos meten un gol, pido que cambien el canal y lo retome a los minutos, a ver si empatamos”.

- ¿Tienes algún contacto con la familia?

- Mi marido fue a visitar a la madre de la “Chacha” dos veces a los años del trasplante. Alguna que otra vez algún familiar con destino a Santa Fe pasa a saludarnos. Es algo muy especial, no es fácil de explicar. Recuerdo que cuando me hicieron una nota para la película de Villagra hubo alguna intención de reunirme con la madre y hacer unas escenas juntas. Hubiera sido emocionante, al final no se pudo dar. Estoy eternamente agradecida.

- ¿Qué sensación te produce el hecho de que hayan elaborado una película en su honor?

- Una alegría inmensa, se lo merece. No solo por su calidad de jugador, sino por lo humano. Y a la familia también le viene bien ese recuerdo. Eran otros tiempos, sin mucha comunicación ni Internet. ¿Sabés lo difícil que es tomar esa decisión de donar órganos, apenas minutos o segundos del fallecimiento de un familiar directo, sea hermano, hijo, marido o lo que sea? Y esta familia eligió ayudar a salvar una vida, en medio del inmenso dolor. Eso no tiene precio. Eran otros tiempos y actuaron con el corazón.  Todavía no tuve el placer de ver la película, pero estoy segura que voy a llorar y emocionarme de principio a fin.

- ¿Te queda pendiente algún ritual o algo respecto a Villagra?

- Sí, poder ir a la cancha de Belgrano. Nunca fui. Conocer el campo de juego, o al menos ver un partido con tribunas llenas. Y de agradecer a la “Chacha” de esa forma, en la cancha del equipo que soy hincha y que lleva el nombre del hombre y jugador que me ayudó a seguir viviendo. A veces mi salud no me lo permite, depende mucho de mi estabilidad y mi salud, pero espero ansiosa ese día.

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