La devaluación de la moneda brasileña y las repercusiones en la Argentina

En las últimas jornadas la moneda de Brasil se devaluó hasta llegar al valor histórico de 4.20 reales por dólar. Es de esperar que tenga repercusiones en nuestra economía.

Ed Impresa22/11/2019 Facundo Piai
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La devaluación colocó al real brasileño en la mayor debilidad frente a la moneda norteamericana de los últimos 25 años.Foto: Archivo

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Especial para La Nueva Mañana

¿Habrá repercusiones en la balanza comercial entre ambos países? ¿La economía argentina pierde competitividad frente a la brasileña? ¿Qué efectos tendrá la devaluación en los bonos de deuda emitidos por la máxima autoridad monetaria con sede en Brasilia? ¿Podrá Bolsonaro proseguir con la estrategia de reducir el déficit fiscal? ¿Qué esperar de la inflación y las expectativas de crecimiento?.

La suba del dólar de 5% en un mes en una economía con una inflación anual por debajo de los 3 puntos porcentuales enciende las alarmas de las diferentes economías que se vinculan con el Brasil puesto que significa una baja de los precios en dólares. En otras palabras, la devaluación colocó al real brasileño en la mayor debilidad frente a la moneda norteamericana de los últimos 25 años. Por tanto, esto también repercute en la relación de nuestra moneda con el real. Por caso, el mes pasado 100 pesos equivalían a 6,66 reales, devaluación mediante, con la misma cantidad de pesos se consiguen poco más de 7 reales. No obstante, vale aclarar que antes de la última devaluación brusca en Argentina (antes de las elecciones primarias), un peso equivalía a 11,50 reales. 

Este abaratamiento relativo es una buena noticia para quienes planifican sus vacaciones en las playas brasileñas, principalmente. Teniendo en cuenta la afición de gran parte de nuestra clase media por vacacionar en la costa de Brasil, es de esperar una afluencia de turistas de magnitud. En consecuencia podría esperarse algún recalentamiento sobre el dólar. Sin embargo, al ser consultado por La Nueva Mañana, el economista José María Rinaldi desestimó las repercusiones que el dólar turista puede llegar a tener en la cotización, puesto que los turistas suelen vacacionar con los dólares que ya tienen en su poder, evitando, en lo posible, recurrir al débito. La contracara de la depreciación del real es que a los turistas brasileños les será más costoso que antes venir a la Argentina. Hay que ver cómo repercute esto en la balanza turística, que el año pasado fue el quinto sector en generación de divisas, cuando el turismo aportó el 7% de los dólares totales.

Crecen las dudas sobre las expectativas de crecimiento de Brasil 

En la última década la economía brasileña se caracterizó por incrementar sostenidamente su deuda bruta, Brasil depende fuertemente de su capacidad de tomar deuda, la que viene aumentando de manera explosiva. Siendo hace diez años del poco más del 60 por ciento del Producto Bruto Interno, llegando a más de 90% del producto en el corriente año. El contexto de inestabilidad por el que atraviesa latinoamérica hace que los fondos comunes tomen estrategias de inversión más conservadoras o directamente abandonen los mercados. En consecuencia, aquellas economías que financiaban su déficit con deuda deberán recalcular su estrategia por la caída de los bonos emitidos. En consecuencia, deberán rever cómo financian su déficit, y esta inestabilidad puede agravar la delicada situación económica que atraviesan los principales socios comerciales de la Región. 

La industria, la balanza comercial y el tipo de cambio

La devaluación es un aliciente para los sectores exportadores, naturalmente. Frente a ello, muchos industriales locales ya expresaron su malestar en los medios aduciendo que es imposible competir con Brasil cuando acá hay apreciación del peso y no se han realizado las reformas previsional y laboral que sí han implementado nuestros vecinos del norte. Sin embargo, los indicadores oficiales que miden la competitividad del peso en relación a las monedas de sus principales socios comerciales contradice el malestar de los industriales. 

El Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral difundido por el Banco Central da cuenta que la repercusión de la devaluación brasileña sobre la competitividad de nuestro tipo de cambio no fue significativa. El índice marca que la competitividad del tipo de cambio real actual se encuentra prácticamente igual que antes de que Brasil depreciara su moneda y muy por arriba del existente antes de las elecciones primarias, ya que la baratura del peso frente al dólar luego de las devaluaciones lo han dotado al tipo de cambio de una competitividad similar a la de octubre del 2011, año récord para las exportaciones argentinas. 

Es poco probable que este corrimiento en el tipo de cambio de Brasil genere un arribo masivo de importaciones revirtiendo el saldo comercial favorable que presenta nuestro intercambio comercial. Recordemos que el último informe oficial publica que en septiembre las exportaciones alcanzaron los 5.746 millones de dólares, aumentando un 15% en relación al mismo mes del año pasado, mientras que las importaciones fueron de 4 mil millones de dólares, casi un 15 por ciento menos en la comparación interanual. Lo que significa que el superávit comercial se debe en parte a un aumento de las exportaciones, traccionado por un dólar competitivo, pero también a una caída de las importaciones producto de la retracción de la actividad económica. Es decir, la recesión es el factor que explica el superávit comercial, no un boom exportador; por tanto, la ecuación no cambiará por una depreciación de otra moneda.

La devaluación colocó al real brasileño en la mayor debilidad frente a la moneda norteamericana de los últimos 25 años. 

“No es tan importante la pérdida de competitividad por el real”, aclaró el docente y economista José María Rinaldi, quien también señaló que el peso se encuentra sobrevalorado, “a pesar de las cuatro grandes corridas”. El profesor de grado y posgrado de la Facultad de Ciencias Económicas explicó que “el costo del dinero, es decir, la tasa de interés” es la variable que marca si una moneda está subvaluada o sobrevaluada, y acá “exageramos la tasa para evitar el traslado al dólar”. Si en lugar de relacionar la inflación con el tipo de cambio para dilucidar el valor que debe tener la divisa norteamericana, tomamos “la forma econométrica utilizada por el Banco Mundial, que es producto por poder adquisitivo, vemos que la moneda sigue estando sobrevalorada”.  

“Hoy estoy seguro que cualquier ministro de Economía querría un dólar a ochenta para que la economía arranque a través de las exportaciones y luego se activan los sectores de los bienes transables”, advierte el consultor económico Rinaldi, quien no desconoce que muchos se agarran de estos “pequeños movimientos” para instalar la agenda de la flexibilización. También reconoció que para que la economía “arranque” vamos a necesitar un rol activo del Estado “tanto en los marcos regulatorios como de promoción del empleo y de las pymes”, y para que haya estímulo al consumo es condición sine qua non “reestructurar la deuda, con quita de deuda”, para que de ese modo haya recursos fiscales volcados al gasto social, “para encender la economía”, reflexiona el economista.

 

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