El rotundo triunfo agranda la expectativa provincial de Cambiemos

La victoria en las PASO abre un escenario de optimismo en la alianza, que va más allá de octubre. “Estamos felices porque Córdoba nos acompañó y nos muestra las ganas de seguir por un cambio importante”, dijo Baldassi.

Política14/08/2017 Gabriel Silva
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ELECCIONES PASO 2017 :: CÓRDOBA CAPITAL

Por Gabriel Silva

En las primeras horas de la noche de ayer, los socios cordobeses de Mauricio Macri se dividían entre la euforia para comenzar a delinear una estrategia que va más allá de octubre y la calma, sabiendo que enfrente está el peronismo. Disuelto, golpeado, aún en shock, es cierto, pero PJ al fin y que de acá a octubre replegará la tropa para salir a vender cara la elección legislativa, sabiendo que la próxima parada es un 2019 clave.

El búnker en un coqueto hotel de Alto Alberdi comenó a tomar color recién después de las 19 con la llegada de algunos referentes locales del PRO, a los que luego se sumó el radicalismo que encarna el intendente Ramón Mestre y el ala del espacio amarillo que representa el jefe del bloque de diputados en el Congreso, Nicolás Massot. Recién a partir de ese momento, y siguiendo de cerca las declaraciones que llegaban desde el comando de Unión por Córdoba, la escenografía del búnker de la alianza comenzó a tomar forma con los globos y la cumbia canchera. La diferencia, amplia ya en ese momento, permitió todo tipo de licencias. Incluso, que algunos se animaran a anticipar por lo bajo cuál puede ser el plan en dos años.

En público, el intendente Mestre prefirió dejar de lado ese terreno de especulación, optó por celebrar el respaldo a la coalición y señaló que “no es momento de anticiparse“. “En Capital, los números fueron muy buenos y nos permiten ser muy optimistas de cara a octubre. Los cordobeses terminaron respaldando al presidente Macri en los cambios que está llevando adelante. Es un fuerte envión”, dijo el jefe comunal capitalino sobre la elección y se entusiasmó con la posibilidad de alcanzar el quinto diputado en la Legislativa, casillero que ocupa su hermano, Diego.
Que esta posibilidad sea seguida de cerca por todo el mestrismo tiene una explicación: la posibilidad de retener la Ciudad más allá de 2019 y el revés que se produjo para el oficialismo provincial en este distrito, donde la segunda de la boleta es Alejandra Vigo, esposa del gobernador Juan Schiaretti y una de las dirigentes del PJ que se había anotado para esa carrera.

El triunfo en este distrito era algo que estaba en los planes, no así en otros departamentos donde la victoria en las Primarias terminó sorprendiendo a ganadores y perdedores.

A su turno, pasadas las 21 llegó Baldassi y manifestó: “Hoy dimos un paso importante y quiero agradecer a los fiscales y la gente que nos acompañó. Pero a los que no nos votaron también. Porque aprendimos muchos de ellos y mañana vamos a salir a escucharlos”.
“Estamos muy felices porque Córdoba nos acompañó y nos muestra las ganas de seguir por un cambio importante. En cada lugar de la provincia nos pedían que no aflojemos, que sigamos poniéndole ganas. Y a partir de eso, sentimos que la Argentina se está poniendo de pie”, concluyó Baldassi.


El abrazo del oso (al revés)

Una de las figuras a las que se asocia habitualmente al peronismo es la del “abrazo del oso”. Los viejos dirigentes cada vez que optan por esta metáfora sostienen que se debe a la habilidad que tiene el PJ de abrazarte demostrándote cariño cuando en realidad lo que está haciendo es dejarte sin aire.
Asfixiarte. Algo de esto pasó en Córdoba pero con los protagonistas invertidos: los que usaron esa figura fueron los noveles dirigentes de Cambiemos, en particular el presidente Mauricio Macri, y las víctimas de esta muestra de afecto fueron, en este caso, los dirigentes del peronismo provincial con el gobernador Juan Schiaretti a la cabeza.
En otras palabras, cada vez que vino Macri a Córdoba y se abrazó con Schiaretti lo que hizo fue estrujarlo. Solo que los únicos que no se dieron cuenta –o no quisieron hacerlo- fueron los propios dirigentes del peronismo, atados al ya lejano 70 por ciento de Macri en territorio mediterráneo y al temor por compartir un electorado que nunca les hubiera perdonado un enfrentamiento como el que tuvieron con el kirchnerismo. Socios en algún momento, enemigos en otros, los mentores del cordobesismo supieron cuándo garpaba el afecto y cuándo los disparos con munición gruesa con los anteriores ocupantes de la Casa Rosada. Acá, con los yuppies de Barrio Norte, Recoleta y todas las asociaciones que terminaron tirando sobre el final, no le encontraron la vuelta y terminaron enredados en una campaña que pone en jaque a buena parte del peronismo al menos hasta octubre.

Las Paso se caracterizaron siempre por ser una encuesta, una compulsa de ésas que no se encargan a los consultores y encuestadoras, sino que se hacen con nosotros y les sirven a los candidatos para saber en qué están fallando. Qué reclama la gente y por qué votó o no a los integrantes de su lista.

Ahora, el mapa le servirá a Unión por Córdoba para afinar la brújula, no entrar en una campaña con cuatro o cinco comandos, y animarse a la diferencia con la Nación. De lo contrario, el electorado no irá por aquel refrán que dice “mejor malo conocido…”, sino que optará por el otro: “escoba nueva barre bien”. Y con el antecedente de estas Paso que encienden más de un alerta en el peronismo cordobés.

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