“Hay más adultos que jóvenes que no estudian ni trabajan”

El Servicio Cívico Voluntario está destinado a los jóvenes “ni-ni”. ¿Quiénes son y qué hacen? Entrevista con Gonzalo Assusa, sociólogo, investigador del Conicet y docente de la UNC.

Ed Impresa 27/07/2019 Andrés Acha
Expoempleo y carreras
"En el Gran Córdoba había hasta el año pasado 57.000 ni-nis sobre un total de 272.000 jóvenes de entre 15 y 24 años: un 21%.", dijo Assusa. Foto: Archivo

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Especial para La Nueva Mañana

El Servicio Cívico Voluntario en Valores fue anunciado por el Gobierno nacional como un programa a cargo de Gendarmería que va a implementarse como piloto hasta fin de año. Es para jóvenes de entre 16 y 20 años, que asistirán un día por semana según el anuncio de la ministra de Seguridad de la Nación,Patricia Bullrich.

Por su parte el ministro de Educación Alejandro Finocchiaro explicó que es una oferta “para chicos que hoy no están haciendo nada, o sea están en la calle, no están estudiando, no están trabajando” quienes también son llamados “ni-ni”.

El Boletín Oficial dice que el Servicio Cívico tiene como objetivo capacitar a los jóvenes en “valores democráticos y republicanos, el fomento del compromiso personal y para con la comunidad, hábitos responsables, estímulo a la finalización del ciclo educativo obligatorio”. Y el desarrollo “de habilidades para el trabajo, culturales, de oficios y deportes”.

¿Por qué preocupan los jóvenes que no estudian ni trabajan? ¿Qué hacen? ¿Son sólo jóvenes? ¿Es un fenómeno contemporáneo? ¿Se relacionan con la delincuencia? Para echar luz sobre estas preguntas La Nueva Mañana habló con Gonzalo Assusa, sociólogo por la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), doctor en ciencias antropológicas por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), investigador del Conicet y docente de la UNC.

Assusa hizo su tesis de doctorado sobre la cultura del trabajo en jóvenes de clases populares, preguntándose cómo se construye la idea de que existe un problema en la cultura del trabajo en los jóvenes.

“La mal llamada Generación ni-ni saltó al estrellato en 2009 a partir de una nota en el diario El País de España y desde entonces reaparece en medios de comunicación, boca de especialistas y discursos electorales. En Argentina son un 20% de los jóvenes entre 15 y 24 años”, escribió Assusa, quien hizo un trabajo comparativo de los datos de Argentina, México y España.

"Según la Encuesta Permanente de Hogares en el Gran Córdoba había hasta el año pasado 57.000 ni-nis sobre un total de 272.000 jóvenes de entre 15 y 24 años, ese decir que son un 21%. De esos 57.000, 38.500 son mujeres, es decir, el 66.6%: la mayoría”, dijo Assusa.

Los denominados ni-ni, ¿son un conflicto de época?

-La cifra de ni-ni es la misma desde hace décadas. Son el resultado de un funcionamiento estructural del mercado del trabajo que relega a los jóvenes a un espacio en particular desde la década de 1980.

¿Afecta exclusivamente a los jóvenes?

-Hay más ni-ni adultos que jóvenes. El 26% de los adultos no estudian ni están empleados, contra un 20% de los jóvenes. No es un problema etario. Es un problema oculto de economía de los cuidados, de tareas domésticas que no se reconocen como trabajo. Muchas son mujeres referentes de hogares populares, con tareas domésticas y al cuidado de sus hermanos menores.

¿Es un problema de Argentina?

-No es un problema de Argentina. En España hay un 17% de ni-ni, o sea que no está lejos de lo que sucede en Argentina, con un 20 por ciento. La diferencia es que ellos tienen más jóvenes ni-ni desempleados que buscan trabajo mientras que acá hay más inactivos, que están dedicados exclusivamente a tareas domésticas no remuneradas.

¿Los ni-ni se relacionan con el desempleo en Argentina?

-Hay un problema en la tasa de desempleo de los jóvenes que aparece igual en Irlanda, en España, en Turquía, en Brasil. Es más, la baja tasa de ni-nis puede indicar un problema de trabajo infantil. El problema es que estos jóvenes no pueden acceder a la educación pública, que es un derecho.

¿Esta problemática se relaciona con otros conflictos sociales como la tasa de delincuencia juvenil, por ejemplo?

- No hay ningún estudio que demuestre algún tipo de relación entre la cantidad de ni-nis y la delincuencia juvenil. Sin embargo sí hay un problema en la distribución de las tareas domésticas, de injusticia social. Pero los ni-nis como grupo no existen. Existen jóvenes con problemas de desempleo relacionados con el funcionamiento del mercado de trabajo. Existe la exclusión educativa y una sobrecarga de las tareas hogareñas de las mujeres jóvenes.

Gonzalo Assusa

Gonzalo Assusa es sociólogo por la Universidad Nacional de Villa María, doctor en ciencias antropológicas por la Universidad Nacional de Córdoba, investigador del Conicet y docente de la UNC. Foto: Gentileza. 

¿Cuál es su opinión sobre el Servicio Cívico Voluntario en Valores?

-Creo que tiene una connotación electoral que busca fijar el voto más conservador, que pide la vuelta del servicio militar. Rompe con lo que el Estado reconoce como derecho que es que los jóvenes deben tener acceso a la escuela secundaria obligatoria, y es el Estado el que debe garantizar que esto suceda. Por otro lado, la cartera de seguridad ha sido un eje central en la política del gobierno nacional y va de la mano de un desprestigio permanente de la tarea docente. Tiene que ver con generar opciones de segunda para jóvenes pobres, espacios donde la opción de llegar a la universidad está vedada de entrada, con una educación centrada en lo manual. Es un mensaje de negación de derechos, de achatamiento de expectativas.

-¿Qué le parece que el Servicio Cívico Voluntario en Valores esté en manos de Gendarmería?

-Las fuerzas de seguridad son un destino muy elegido por los jóvenes de los sectores populares: es una posibilidad de tener un empleo en blanco, un ingreso fijo, un sentido de pertenencia. Muchas veces los pibes detenidos y los que detienen vienen de los mismos barrios. No se trata de demonizar a las fuerzas de seguridad, sino de ver cómo construimos su estatuto como trabajadores. No quiere decir que su rol sea gestionar la formación de los jóvenes. Hay que generar trayectos educativos que no sean de segunda, como el Plan de Finalización de Estudios Secundarios (Fines), por ejemplo.

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