Femicidios, impedirlos depende del Estado

En lo que va del año 12 mujeres fueron asesinadas en Córdoba. Mientras tanto, el Gobierno aumenta el presupuesto de boletas y campañas electorales, y sigue destinando solo $11 por mujer para prevenir la violencia de género.

Ed Impresa26/07/2019Consuelo CabralConsuelo Cabral
Giulinana Silva
En Argentina, una mujer muere víctima de femicidio cada 30 horas. En lo que va de 2019, 133 mujeres fueron asesinadas. Foto: LNM.

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Una epidemia es una enfermedad que ataca a un gran número de personas o de animales en un mismo lugar y durante un mismo período de tiempo. Durante muchos años se ha luchado para separar la explicación de la violencia de género de la cuestión biologicista, que resume lo aberrante y las consecuencias del sistema patriarcal a lo instintivo.

La diferenciación es correcta no solo porque en la especie humana existe una cultura que avala, sostiene y alimenta el machismo, sino porque además hay o debiera haber en las sociedades modernas un Estado que responda con políticas concretas y efectivas a un fenómeno que se cobra vidas de forma sistemática y previsible, en lo que sí se asemeja a una epidemia.

En Argentina, por ejemplo, una mujer muere víctima de femicidio cada 30 horas. En lo que va de 2019, 133 mujeres fueron asesinadas. La mayoría fue atacada en sus propias casas, por sus parejas o ex parejas. Los patrones y los números se repiten una y otra vez.

Las denuncias previas; los pedidos de paradero; las marchas exigiendo por la aparición con vida de quienes no aparecen; el hallazgo de los cuerpos, las autopsias; los velorios; los sepelios; los hijos e hijas que quedan huérfanos, con madre muerta y padre preso o suicidado; la detención de los femicidas (o no); los juicios; las sentencias; el llanto de los familiares transformado en grito de justicia; las organizaciones sociales y de mujeres conteniendo a quienes debieran ser contenidos por un Estado.

Los botones antipánico en manos de los femicidas. Las denuncias previas acumuladas, como en el caso de Giuliana Silva, de 19 años, que pedía desesperada que detuvieran a su ex pareja, que la iba a matar, y que la terminó matando.

El miedo al Estado, como en el caso de la mamá de Eylín Jiménez Condorí -17 años, violada, embarazada, y asesinada por su padrastro apenas unos días después que Giuliana- que no se animó a denunciar al agresor por miedo a ser deportada a Bolivia.

Giuliana y Eylín. Dos nombres entrelazados trágicamente como piezas de un rompecabezas tan atroz como previsible. Dos vidas adolescentes arrebatadas por hombres que habían anunciado que las matarían. “Te voy a dar donde más te duele”, le había dicho Zenón Giménez a la mamá de Eylín. Dos víctimas de una misma epidemia: la violencia de género. Y una respuesta por parte del Estado que no alcanza, que no funciona, que es insuficiente y burocrática. Que audita el horror de las víctimas para evaluar si es suficiente o no para creerles, si basta o no para detener al agresor, si amerita la entrega de un botón para presionar en caso de pánico, de miedo extremo, de terror, de pensar que no se sobrevivirá.

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Marcha para exigir justicia por Giuliana Silva, asesinada a los 19 años, en barrio Suárez. Foto: LNM.

La agonía de la ucronía

Dentro de 30 horas otra mujer (adulta, adolescente, niña) será asesinada en Argentina. Y mientras los femicidios continúen aumentando, el Gobierno nacional seguirá destinando al Instituto Nacional de las Mujeres (INAM), organismo encargado de la aplicación de la Ley N° 26.485, contra la violencia de género, 11 pesos con 36 centavos por mujer.

Es decir, 234,3 millones de pesos, casi un 20 por ciento menos del dinero que destinaba en 2018.  El recorte presupuestario también seguirá en el Plan Nacional de Acción, que pasó de tener $50 millones a $32 millones este año.

De forma paralela al recorte, y en pleno año electoral, el gobierno de Mauricio Macri decidió destinar 570 millones de pesos para que las alianzas electorales que disputarán la presidencia cuenten con los “medios económicos indispensables para atender a los gastos de campaña”. Solo en las boletas para las PASO del 11 de agosto el Estado invirtió casi 200 millones de pesos.

Además, se puso en marcha durante 33 días una campaña nacional donde cada espacio político promueve sus precandidatos en radio y televisión, a través de avisos publicitarios. Son 62.687 horas de publicidad electoral en 3.166 medios de todo el país: 2.137 en radios AM y FM y 1.029 servicios de cable y TV abierta.

El paralelismo entre ambas partidas presupuestarias y acciones facilita la ucronía, ese preguntarse ‘qué hubiera pasado si’. Qué hubiera pasado con Giuliana y Eylín si el Estado hubiese llevado a cabo una campaña nacional en todos los medios del país para concientizar contra la violencia de género. Qué hubiera pasado si el femicida de Giuliana hubiera sido detenido cuando ella lo denunció. Qué hubiera pasado si la mamá de Eylín hubiese contado con la contención necesaria para animarse a denunciar a su ex pareja. Si hubiese contado con una casa, un lugar donde poder refugiarse con sus siete hijos, tan víctimas del agresor y violador, como ella. ¿Qué hubiera pasado?

Si sos víctima de violencia de género o conocés a alguien que necesite ayuda, comunicate a la línea nacional y gratuita 144, que funciona todos los días del año, las 24 horas. También podés dirigirte al Polo Integral de la Mujer (teléfono 0800 888 9898, Entre Ríos 680, Córdoba Capital).

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