Por la crisis, peligran 1.500 puestos de trabajo en el complejo automotriz

La Cámara de Industriales Metalúrgicos de Córdoba señala una fuerte caída en la producción y venta de vehículos. El 50% de las empresas está con suspensiones de personal.

Ed Impresa 15/03/2019 Facundo Piai
Ilustra Pito Campos - Ed 93
Ilustración: Daniel "Pito" Campos

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Especial para La Nueva Mañana

Los fabricantes de automóviles y las autopartistas dan cuerpo a un complejo automotriz caracterizado por su capacidad dinamizadora de la economía al generar eslabonamientos productivos que engloban a varios fabricantes de insumos de diversas ramas industriales.

Por caso, las terminales automotrices realizan las tareas de estampado, soldadura, pintura, montaje, más la producción de algunos elementos que componen el automóvil. Mientras que, en otras unidades productivas, las autopartistas fabrican piezas específicas para la carrocería, chasis o sistemas más complejos, que requieren mayor nivel de sofisticación, tecnología y diseño.

Hace más de un año atrás, frente al cierre de Plascar (planta que abastecía de piezas de plástico al modelo Renault Clio), advertíamos la situación endeble de las autopartistas, al estar su producción ligada a la estrategia de comercialización de las terminales automotrices. Esto implica que la proyección empresarial de las autopartistas esté atada a decisiones que se toman en Europa o EEUU, dependiendo de la firma en cuestión. Consecuencias de la lógica de producción post fordista y la fabricación de bienes complejos mediante cadenas globales de valor.

La industria manufacturera perdió 125 mil empleos formales desde 2015

A estas particularidades propias de la globalización que nublan la planificación y la certidumbre sobre la producción fabril a mediano plazo, se la suma al complejo automotriz argentino la crisis económica local que lo afecta por varias vías y amenaza con destruir más puestos de trabajo.

Para tener una dimensión del problema podemos analizar la caída del empleo en la industria manufacturera (que abarca los puestos de trabajo del complejo automotriz junto a otros sectores que también producen bienes fabriles). De acuerdo a relevamientos de empleo del Ministerio de Producción y Trabajo, la industria manufacturera perdió 125 mil puestos de trabajo formales desde noviembre del 2015 hasta hoy.

A esa cifra alarmante la componen los trabajadores de la fábrica de carrocerías Metalpar, cuyo cierre dejó en la calle alrededor de 600 empleados; los desocupados de la mencionada Plascar; los despidos de la autopartista Pilkington y la compañía Coplac; así como los trabajadores destituidos de Metalúrgica Tandil; sumado a los despidos de las terminales automotrices, por mencionar solo algunos. También, las suspensiones y retiros voluntarios son algunos indicios que evidencian el mal momento que vive la industria en general, y el complejo automotriz en particular.

La disminución de la capacidad instalada de las fábricas de automóviles anuncia el mal desempeño del sector. Cuando el último mes del año pasado las terminales automotrices utilizaron solo un 25,6% de su capacidad instalada, parecía que las mismas habían tocado fondo y que, en consecuencia, comenzarían a reducir su capacidad ociosa.

Sin embargo, los datos de enero del corriente año pintan un presente y futuro negro para el sector. El informe de Indec sobre la utilización de la capacidad instalada de la industria manufacturera muestra que la industria automotriz utilizó solamente el 15% de su potencial.

En efecto, la capacidad ociosa de las automotrices llegó a ser del 85%, “como consecuencia de la disminución de la cantidad de unidades fabricadas por las terminales automotrices a partir de la menor demanda y de la realización de paradas técnicas en algunas plantas productivas”, argumentan desde el organismo oficial.

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La disminución de la capacidad instalada de las fábricas de automóviles anuncia el mal desempeño del sector. (Foto: NA)

Almada: “Las suspensiones se cuentan por varios miles”

El vocero del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor de la República Argentina (Smata) mostró su preocupación frente al escenario económico actual y el venidero. En diálogo con La Nueva Mañana, Leonardo Almada afirmó que el Gobierno carece de una política productivista. El modelo económico de Cambiemos solo “beneficia a algunos servicios y a los bancos, que son los únicos que ganan dinero hoy”.

“Las políticas implementadas no son las adecuadas, ni las que consideramos que hay que tomar para fortalecer el sector”, aclaró. El miembro del sindicato que representa a los trabajadores de las automotrices precisó que pese a la devaluación del peso, “siguen importando autos y diferentes piezas que atentan contra la industria nacional”.

La crisis que atraviesa el complejo automotriz tiene como consecuencia despidos, que no llegaron a ser masivos por la intervención del sindicato, advierte el vocero de Smata. Sin embargo, “las suspensiones se cuentan por varios miles, en Córdoba”, explicó.

Promesas vanas que se escapan en el viento

El 15 de marzo de 2017, el Gobierno nacional anunció el Plan 1 millón de vehículos, que tenía como misión la producción de 750.000 autos en 2019 y llegar a 1.000.000 en 2023. Al mismo tiempo, buscaba crear 30.000 puestos de trabajo para ese mismo año.

Sin embargo, las políticas implementadas por el mismo Gobierno nacional acabaron con las expectativas productivistas de este rimbombante anuncio. El índice de producción manufacturero medido por Indec da cuenta que en enero del 2019 la producción de autos cayó un 37% (en comparación con el mismo mes del año pasado).

La Asociación de Fabricantes de Automotores (Adefa) especifica que durante los primeros dos meses del corriente año se produjeron 47.465 unidades. Lo que significa un 22% menos con relación al volumen producido en el bimestre del 2018.

Mientras que las ventas mayoristas también bajaron respecto al año pasado, puesto que, entre enero y febrero del 2018 se vendieron un 56% más de autos, en comparación interanual. Los datos desalentadores no terminan ahí.

En lo que va del año (tomando enero y febrero), las exportaciones de vehículos se redujeron casi diez puntos porcentuales, mientras que la presencia de autos producidos (ensamblados) acá disminuyeron en las vidrieras de las concesionarias en un 56 por ciento.

Autopartistas: ajuste de personal y suspensiones

La importación de vehículos, la baja integración de autopartes nacionales que tienen los automóviles comercializados acá, sumado al deterioro del poder adquisitivo de los asalariados y al aumento de la tasa bancaria que encarece los créditos y que debilita a la demanda interna, perjudica también al entramado de autopartistas que abastece a las terminales. Nos referimos a un tejido representado por pymes de capitales nacionales, principalmente, que tienen menos espalda que las automotrices multinacionales a la hora de enfrentar la crisis. Al ser consultado por este medio, el director ejecutivo de Cimcc (Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba) advirtió que el 20 por ciento de las empresas está ajustando personal y el 50% está con suspensiones.

Pablo Camacho reconoció que las políticas del Gobierno están afectando el desempeño de las autopartistas con las importaciones y la presión impositiva. El dirigente empresario advirtió que, en el corto plazo, el complejo automotriz tiene posibilidades de mejorar su performance aumentando las exportaciones, aunque es difícil que esto ocurra con retenciones a los envíos al exterior de manufacturas industriales.

El coordinador general de Cimcc comentó que, de agudizarse la crisis, en los próximos meses, puede haber reducción del 15 por ciento de los planteles fabriles, lo que perjudicaría a unos 1.500 puestos de trabajo.

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La importación de vehículos, la baja integración de autopartes nacionales que tienen los automóviles comercializados acá, sumado al deterioro del poder adquisitivo de los asalariados y al aumento de la tasa bancaria que encarece los créditos y que debilita a la demanda interna, perjudica también al entramado de autopartistas que abastece a las terminales.

La UOM también denuncia despidos

Desde el sindicato que representa a los trabajadores metalúrgicos de Córdoba señalan a la apertura de las importaciones como uno de los motivos que explica la debacle del complejo automotriz. Desde la UOM (cuyo convenio colectivo abarca a 11 mil trabajadores, de los cuales 9.500 están afiliados) informan que aumentaron las suspensiones, retiros voluntarios y autopartistas en procedimiento preventivo de crisis.

Rubén Urbano, secretario general de la UOM Córdoba, informó que en los últimos 6 meses tuvieron 120 despidos. Por tal motivo la UOM se movilizará el 4 de abril en defensa de la industria, del trabajo y exigiendo el cese de importaciones de autopartes.

Tanto los empresarios consultados, como así también los sindicalistas entrevistados, avizoraron a la apertura comercial como uno de los problemas que afecta a la actividad. Al parecer, pese a la devaluación que encareció las importaciones, según el IES (Investigaciones Económicas Sectoriales), el año pasado, se compraron autopartes al extranjero por un total de USD 11.217 millones, lo que significa un aumento de 14,4% interanual. Mientras que las exportaciones estuvieron valuadas en apenas 1.840 millones de dólares. Lo que significó que el déficit del sector autopartista superó los nueve mil millones de dólares.

Las consecuencias de no disponer de un modelo de desarrollo que oriente la economía están a la vista. Es innegable la incapacidad de Cambiemos para ordenar la economía nacional. También, es innegable que la elevada sindicalización en la Argentina implica una contención frente a las intenciones de despedir trabajadores en escenarios críticos.

Según un informe elaborado por la Universidad Nacional de San Martín, la tasa de sindicalización existente ubica a la Argentina dentro de los diez países más sindicalizados del mundo. Alrededor de 4 millones de empleados están afiliados a organizaciones sindicales. Cabe aclarar que el sector transporte y almacenamiento, junto a la industria, es donde se evidencia una mayor tasa de sindicalización, la cual ronda entre un 50% y 45% del total de los trabajadores de los sectores aludidos.

 

 

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