Laura Sesma vuelve a sumarle tensión al Concejo Deliberante

La concejala socialista violentó un despacho y este mediodía, sus compañeros en la Comisión de Cultura, se reúnen para analizar las medidas a tomar. Tachó su propia firma, rayó el escrito y con imprenta mayúscula puso en la parte superior de la página: “no hay proyecto”. El clima en el bloque oficialista, una de las claves para entender lo que viene ocurriendo con la edila.

Política 10/03/2017 Gabriel Silva Gabriel Silva
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Laura Sesma - Concejo Deliberante

La tensión en el Concejo Deliberante va incrementándose todos los días. A medida que las negociaciones por los distintos proyectos comienzan a dilatarse, las disputas entre oficialismo y oposición, e incluso entre los concejales de la misma bancada de “Juntos Por Córdoba”, van creciendo. En esta oportunidad, la protagonista central es la misma que en las últimas semanas estuvo en el foco de la escena por los pliegos de la licitación en la recolección de residuos: la socialista Laura Sesma.
Ahora, la edila que se alejó del oficialismo para armar su bloque unipersonal, se cruzó con sus pares en la Comisión de Cultura al violentar un escrito que le habían acercado para que, con su firma, pudiera transformarse en uno de los proyectos para ser tratados. El despacho en cuestión pretendía “declarar de Interés Cultural al XIII Congreso Internacional ‘Cultura y Trabajo. Conectando pasado, presente y futuro” y contaba con el aval de los otros integrantes de esta comisión: la presidenta de la misma, Natalia de la Sota (UPC), María Josefina Almada (Fuerza de la Gente), secretaria; David Urreta (ADN), María Eugenia Terré (FFAS) y Adrián Brito (UPC).
Todo se encaminaba a la firma, la aprobación de la comisión y el correspondiente tratamiento en el recinto. Sin embargo, Sesma, que estaba en su oficina cuando le llevaron el despacho, cambió todo: primero firmó, luego tachó su rúbrica, rayó el resto del escrito y en la parte superior de la página puso en mayúscula ‘no hay proyecto’”.
El resto de los concejales, enterados de lo que había hecho la edila del socialismo, coincidieron en que se había atentado el documento público y comenzaron las conversaciones para que en la reunión convocada por De la Sota para hoy a las 11.30 decidan las sanciones. Todos saben que ir por la denuncia penal es válido; pero nadie cree que se llegue a jugar una carta tan fuerte. Más sabiendo que la pena se agravaría por la condición de funcionaria pública. De todas maneras, sí entienden que plantear una cuestión de privilegio es un buen punto de partida.

Cuestión de "bibliotecas"
En lo que todos coincidieron ayer, fue que el malestar se terminó provocando por el mecanismo para avanzar en el despacho. Para que ingresen proyectos, las vías son los propios concejales, un envío del Ejecutivo o una iniciativa popular que cuente con 10.000 firmas. La otra, es que un grupo de vecinos presente la nota que se transformará en proyecto a partir de la firma de 11 concejales. Sesma avala solo la primera; mientras que los otros concejales, entendieron que se podía aplicar el segundo mecanismo; y es allí donde radicó el cruce.
Al margen de esta “diferencia de bibliotecas”, como lo planteó ayer a LA NUEVA MAÑANA un concejal de la oposición, nadie entiende la ira de Sesma para manifestar su rechazo.
En contacto con este medio, más de un edil consideró que lo realizado por la socialista “fue un atropello, una decisión autoritaria y sin ningún antecedente”. “No pasó nunca esto en el Concejo”, señalaron en reiteradas ocasiones desde distintos bloques de la oposición.

La interna, una de las claves
Los movimientos y las disputas que se viven desde hace algunas semanas en la bancada oficialista, trascendieron las paredes del poder legislativo municipal hace rato. Y ayer, en medio de esta reacción de Sesma, alguno entendió que respondía a lo que había sucedido casi dos horas antes en el recinto: cuando los concejales nicolasistas volvieron a mostrar su poder y votaron en contra del oficialismo. Concretamente, Javier Lafuente, Analía Romero y Cristina Marchisio, los tres ediles que responden al núcleo radical Fuerza Renovadora, ya muestran los dientes y condicionan cada vez más el famoso “voto 16” que ostenta Sesma desde finales del año pasado.
A esto, hay que sumarle los movimientos de Juan Negri, otro de los que pretende moverse con juego propio en el recinto, Héctor Carranza –también parte de los radicales que directamente no participan de la reunión de bloque- y los roces entre los macristas Abelardo Losano y Aníbal de Seta. En medio de estas tensiones, muchos entendieron la reacción de Sesma por este lado: en el oficialismo, más de uno advirtió que la diferencia está en mostrarse díscolos y acompañar cuando se está realmente convencido.

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