Ajuste a fondo en una economía recesiva

El Fondo Monetario Internacional advirtió sobre los “importantes riesgos para la sustentabilidad de la deuda” en el programa de Cambiemos, por lo que el recorte del Estado debe seguir, acelerarse y profundizarse.

Economía 17/07/2018 Facundo Piai
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El último informe del FMI sobre el estado de la economía argentina señala que el programa de Cambiemos presenta “riesgos evidentes”. Los enviados del Fondo estiman un crecimiento menor de lo previsto al concluir el 2018 (del orden de sólo el 0,4%) y un crecimiento exiguo en el año próximo.

Aclaran que aún hay “importantes riesgos para la sustentabilidad de la deuda”, motivo por el cual sugieren profundizar el ajuste en el Presupuesto del 2019 (tal como lo veníamos adelantando en este medio).

Algunas de las medidas que debería implementar la economía, según el organismo multilateral, son: mayor reducción de los subsidios en energía y transporte; disminución del empleo público y congelamiento de contrataciones en la administración federal; recortar las transferencias a empresas del Estado y financiar mediante endeudamiento a las empresas estatales; vender tierras fiscales y liquidar los fondos de pensiones, entre otras.

El Presupuesto delineado por el Fondo no contradice la planificación económica de Cambiemos. Todo lo contrario. A todo esto, desde el Gobierno avizoran, prematuramente, a la calma de la volatilidad del dólar como una batalla ganada, luego de dos meses de intensa corrida cambiaria. Para lograr la “calma” (que es circunstancial, puesto que la restricción externa obedece al déficit comercial y a la fuga de divisas, problemas estructurales no contemplados por el diseño de la economía PRO), Nicolás Dujovne emitió y renegoció diversos bonos denominados en dólares.

Dólar, Lebacs y Letes, “una bomba de tiempo”

El Ministerio de Hacienda recurrió a la misma estrategia empleada para enfrentar la “bomba de tiempo” de las Lebacs. Así, frente a vencimiento de bonos, posterga la obligación de liquidación ofreciendo mejores dividendos a futuro.

La semana pasada, vencían obligaciones de Letras del Tesoro por USD 1.200 millones. El Gobierno logró renegociar la mitad y emitió otro instrumento para canalizar los dólares de quienes no entraron en la renegociación. Por este bono dual que paga una elevada tasa y vence en el año 2020, el Tesoro cuenta con casi dos mil millones de dólares que deberá devolver en dos años (o renegociar).

Estos instrumentos financieros buscan apaciguar la demanda de dólares de los sectores especulativos postergándola. De modo tal que si a la hora de enfrentar el vencimiento del bono la economía no cuenta con la expansión prevista ni las divisas suficientes (constantes y sonantes) para satisfacer a los mercados, la situación se agrava. Es decir, en lugar de desactivar la “bomba de tiempo” de las Lebacs y Letes, reprograman el cronómetro, ganan un poco de tiempo, a costa de meter unos cuantos cartuchos explosivos a una ya amenazante masa de pólvora.

Ahora bien, con el dólar elevado, alta inflación y las tasas bancarias inaccesibles para el sector productivo, es poco probable que la economía crezca lo suficiente como para enfrentar los compromisos de deuda con los diferentes actores sin llegar a la detonación.

Cuando ni San Cayetano puede ayudar

Llevándolo al llano de la economía doméstica, la situación en la que se encuentra la economía conducida por Cambiemos tiene su correlato en una familia que debe financiar sus gastos corrientes a falta de ingreso genuino. Imaginémonos que el ingreso de una familia se ve agotado por la pérdida de la fuente laboral, por ejemplo, lo cual hace que, frente a tal situación crítica, deban endeudarse.

Cabe prestar particular atención a este punto, puesto que el sistema financiero está diseñado, precisamente, para prestar dinero y que éste sea reinvertido (transformado en capital) con el fin de generar riqueza, mecanismo que permite a quien tomó deuda obtener, luego de invertir exitosamente el dinero, lo necesario para amortizar el préstamos más intereses, bienes o servicios más complejos y un remanente. Esta dinámica de transformar el dinero en capital para la generación de riqueza es la base que sustenta al capitalismo y al sistema financiero, en efecto.

Ahora bien ¿qué ocurre si la familia se endeuda solo para pagar los servicios o para alimentarse a falta de un ingreso genuino para hacer frente a esos gastos corrientes? A falta de una expectativa racional, podrán tener fe en que el futuro será más promisorio, conseguirán empleo, costearán la deuda y lograrán, así, dejar atrás su desdicha.

Sin embargo, desde un punto de vista más lógico, es posible que eso nunca suceda, no porque San Cayetano no sea cumplidor, sino por las adversidades de una economía administrada para satisfacer a los mercados especulativos y porque, frente a la necesidad, la familia se gastó el dinero. En efecto, lejos de librarse de su desdicha, ésta será mayor que la que tenían en un principio. Ya que cuando el préstamo vence se encontrarán en la misma situación que antes (sin ingreso genuino), con una deuda a cuestas y sin capacidad de pago.

Un ley a medida para la fuga de capitales

Para evitar esa situación angustiante, desde Cambiemos siguen apostando a la “lluvia de inversiones” para tener los dólares que permitan pagar las deudas y crecer. Cabe aclarar que, en caso de lograrse, el éxito del proyecto sólo se dará en un corto plazo, al favorecer las inversiones extranjeras el ingreso de dólares que aumentan la libre disponibilidad de divisas, lo que permitiría al Gobierno alivios de coyuntura.

Sin embargo, en un mediano plazo los problemas se agravan en la medida que las filiales remitan sus utilidades a sus casas matrices, radicadas en EEUU, Europa, Brasil, etc. Es decir, lo que presentan como una solución al problema de la falta de divisas puede terminar incentivándolo por las libertades que tiene el capital extranjero.

Esto es posibilitado por la ley de inversiones extranjeras Nº 21.382, redactada por Martínez de Hoz y modificada por Cavallo, que otorga los mismos derechos a una empresa extranjera que a una nacional, permitiendo a la primera girar utilidades a sus casas matrices, cuando quieran y cuanto quieran.

Volviendo a poner en el centro a la planificación del gabinete económico y a la estrategia del endeudamiento continuo, vemos que la capacidad de repago a todos los acreedores (FMI, tenedores de bonos y de diferentes títulos públicos en moneda local y extranjera) se sustenta en la fe de que la economía crecerá lo suficiente como para poder hacer frente a tales compromisos, a falta de un modelo de desarrollo sustentable que propenda la generación de riquezas.

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