De Córdoba al Mundial: sueños rusos en bicicleta

El cordobés Lucas Ledezma ganó un nuevo desafío: unió Córdoba con Moscú pedaleando cinco meses. Historias de un trotamundos que recorrió 14 mil kilómetros para cumplir otro sueño en la Copa del Mundo.

Deportes 11/06/2018Federico JelicFederico Jelic
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Por: Federico Jelic
ESPECIAL DESDE RUSIA

A falta de 50 kilómetros para llegar al destino su cuerpo le dijo basta. La propia inercia del envión inicial que lo impulsó desde Córdoba lo acompañó para llegar a la meta... antes del desmayo. Cinco meses de sacrificio a puro pedal, con su compañera fiel, la bicicleta, como refugio. Moscú recibió al cordobés Lucas Ledezma con asombro, porque al principio nadie le daba crédito a su historia.

Es su desafío más importante que logró desde que se lanzó a recorrer el mundo visitando a la Selección argentina en cualquier competición oficial. Pero esta fue una locura, ya que pedaleó 14 mil kilómetros en cinco meses solo para estar presente en Rusia alentando a la Selección argentina en el mundial.

Una ciclovía imaginaria que conecta Toledo, su pueblo natal, dónde oficia de profesor de Educación Física, con la capital rusa. Pero para él, el mundo es un velódromo.

No es la primera vez que lo hace. Estuvo en Brasil 2014, la Copa América de Chile 2015, en Río de Janeiro para los Juegos Olímpicos. Rusia parecía muy lejana pero juntó coraje y ahora se lo puede ver en la Plaza Roja, mientras cadenas de TV del mundo entero lo entrevistan, y él exhibe su bicicleta provista para la ocasión. “No puedo estar tan feliz, es un sueño cumplido. Este viaje fue realmente espectacular, me tocaron vivir miles de experiencias de las lindas, y de las feas también, pero lo conseguí. Todo sea por ver a Lionel Messi”, comentó Ledezma con orgullo. Otros argentinos lo apadrinan, le sirven mate y cuentan su historia a los rusos y demás turistas, que no dejan de sacarle fotos a la bicicleta, la otra protagonista de la historia, su socia necesaria en la aventura.

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14 Mil kilómetros recorrió Ledezma en su bicicleta, con 23 países y tres continentes.

- ¿Cómo te lanzaste a esta locura?
- Con unos amigos nos juntamos a ver el partido ante Ecuador, y lo había prometido si ganábamos. Había tomado un fernet, es verdad, pero cuando nos hicieron un gol, sentí que me pinchaban las gomas (risas). Cuando apareció Messi tomé fuerzas y prometí cumplir la promesa. Me crucé a la calle a abrazar a mi viejo y le dije: “Papá, perdóname pero me voy a Rusia”. Nadie me creía. Y acá estoy, feliz.

- ¿Qué países recorriste?
- En total fueron 23 países, en tres continentes. Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, todo pedaleando. Crucé en barco el canal de Panamá, y de ahí hice Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, Belice, México, cerrando la primera etapa del viaje. Descansé en Playa Del Carmen casi una semana, y renovado con todo me tomé avión hasta España. Hice después Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Polonia, Lituania, Letonia y para final en Rusia. Llegar me provocó un llanto muy feliz.

- Ese desahogo debe haber sido impresionante…
- Tremendo, porque se te cruzan tantas sensaciones… Cosas lindas, cosas feas también, que forman parte de las imágenes de ésta aventura. Lo ves todo en un segundo. Fue un camino glorioso. Hay alegrías y emociones.

- ¿Hubo también momentos duros?
- Y claro, imaginate. Hay momentos que uno va solo en la ruta y le agarra un quiebre. Querés renunciar a todo, te tirás abajo, diciendo que no lo vas a lograr pero de repente sacás energías de vaya a saber dónde y seguís avanzando. Es impresionante. La Selección Argentina me genera eso. Te da fuerzas en los peores momentos, la motivación de saber que voy iba estar en el Mundial fue más fuerte que todo.

- ¿Se te pinchó varias veces la goma?
- Uf, tremendo, miles de veces, pero vengo bien provisto, y siempre hay gente en la ruta dispuesta a colaborar. En Colombia directamente tuve que cambiar gran parte de las ruedas, los rayos no daban más.

- El apoyo de la gente debe ser el mejor estímulo.
- Sin duda, cuando estás por explotar, aparece de la nada una mano amiga para ayudarte y darte abrigo o lo que necesitás. Todo fluye, es increíble. Es algo mágico. Eso es un estimulante más. Gente que no te conoce de repente te invita a comer o te da un vaso de agua y te terminan después alojando. A medida que conocen tu historia te quieren ayudar. Un colombiano una vez me dio dinero y no se lo acepté. Me dijo: “Yo quiero ser parte de tu historia y es tiempo que te dejes ayudar. Me voy a sentir mal si no me aceptas”. Me hizo llorar el loco.

“Al Mundial de Qatar voy a ir como sea. Tengo pensado algo grande, recorrer África desde Sudáfrica al Norte, cruzar por Egipto, Israel y después llegar a Qatar”.

- ¿Siempre viajaste solo?
- Sí, pero igual está lleno el camino de gente que está en la misma aventura, de mochilero, haciendo auto stop o esos viajeros itinerantes. Muchos son argentinos. Conocí cada personaje, no sabés. Hay argentinos que están yendo en bici desde Grecia e Italia para Rusia, otros que se van vendiendo cerveza en motorhome que ellos mismo fabrican. Es muy gratificante porque todos tenemos la misma filosofía cuando queremos cumplir un sueño.

- ¿Cuál es el secreto para no lesionarse o cansarse?
- (Risas) La verdad no sé, creo que no me permito enfermarme. Estuve solo un día en cama acostado, en Ecuador, porque bajé de la montaña desabrigado y el viento me pegó de frente. Pero después te juro que me recuperé con todo. No paré más. Y lo otro, bueno, te juro que no entreno demasiado. Todo se va dando. Una mano siempre llega. Metí buen ritmo: casi 120 kilómetros por día de promedio. Hubo días de 140 y hasta de 150.

- ¿Te solventás los gastos o tenés auspiciantes?
- Tengo algunas empresas que me apoyan, me ayudan con la comida. Sobre todo porque llevo la tienda en la bici, así que la uso donde me agarre la noche. Pero la verdad, el mejor anunciante que tengo es la gente que aparece en el camino y me da un abrazo. Una sonrisa lleva a una conversación y de esa charla cualquier cosa puede pasar. Al conocer tu historia, te invitan a comer y a veces hasta a dormir. Se da natural, una cosa lleva a la otra, son como ángeles para los viajeros.

- ¿El hecho de ser argentino es un aliciente?
- Sin dudas, por nuestra forma de ser, que somos amistosos y cálidos para hablar. En Europa todos te dicen “Messi, Maradona, y carne”. Sobre todo los asados. Y mate también. Sin dudas el fútbol y Messi les genera alguna atracción especial porque se vuelven felices. Ser argentino me abrió puertas.

- ¿Dónde te trataron mejor, o algún recibimiento especial?
- En todos. Pero en Colombia fue impresionante. Gasté cien pesos argentinos en atravesar ese hermoso país. La gente es maravillosa, se engancharon con mi historia y hasta me arreglaron la bici. Otro lugar donde me sentí cómodo es en Polonia. La gente me alojaba y me regalaba pulseras y no te miento: nunca nos entendimos al hablar. Todo era por señas y con amor. Y yo les mostraba mi camiseta de la Selección, señalaba el escudo en el corazón y recién ahí entendían la pasión que me motorizaba en esta cruzada.

- Momentos mágicos aparecen a cada rato.
- No te das una idea. En Ecuador venía en una subida tremenda, hacían como 40 grados y de repente aparece un auto, bajan la ventanilla y me ofrecen una cerveza helada. Me saludaron, aceleraron y no los volví a ver más. Eso fue un ángel. ¡No podrían haberme dado algo tan necesario para ese momento!

- Malos momentos también…
- Fue feo cuando me robaron en la carpa en Nicaragua, los salí a correr pero no los alcancé. Un celular y plata. Pero lo que vino después fue compensatorio. Me invitaron a comer en todas partes. Pocas veces me sentí solo. En Letonia habré avanzado más de 100 o 200 kilómetros en rutas vacías con todos bosquecitos, pinos, que se repetían. Sin nadie. Lo hice rapidísimo. Ahí hice otro click.

- ¿Sos hincha de algún equipo?
- De Talleres, pero casi nunca voy a la cancha. Agradezco a la dirigencia que me regaló la camiseta autografiada. Pero la verdad, soy más hincha de la Selección argentina.

- ¿Le tenés fe al equipo para este mundial?
- Sí, más vale, después de todo lo que sufrimos en las Eliminatorias, vamos a hacer un gran papel. En Brasil quizá no jugamos tan bien pero llegamos lejos. Tengo la misma esperanza. Críticas siempre van a haber, el argentino es pesimista de más a veces, pero estoy convencido que nos vamos a llevar una gran sorpresa. Y el placer de saber de qué voy a estar alentando desde el lugar de los hechos es mi mayor satisfacción. Igual, yo con esta cruzada, me siento campeón del mundo.Rusia-chapa-abajo



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