Médicas del espacio: la historia antes de desaparecer

Las hermanas Ana y Ada Azategui desaparecieron el martes 13 de octubre de 2015. La Dirección de Investigaciones Operativas, a cargo del caso, detuvo ayer en Moreno, Buenos Aires, a dos personas acusadas de "privación ilegítima de la libertad". Se desconoce aún si las hermanas fueron encontradas. Aquí, el testimonio de un amigo cercano a la familia.

Córdoba 21/12/2016 Consuelo Cabral Consuelo Cabral
ADA AZATEGUI
Ada Azategui, una de las médicas del espacio, junto al mate de plata del que nunca se despegaban y que fue el único elemento que faltaba en la casa.

Antonio habla. Después de muchos mensajes y encuentros truncados, Antonio me cuenta lo que me dijo que me iba a contar sobre las médicas del espacio a quienes frecuentó durante los últimos cuatro años junto a su hermana. Un ringtone espacial, como de videojuego de los 90’, se le escapa del bolsillo al mencionar a Ada y Ana Azategui, desaparecidas desde el 13 de octubre del 2015, diez días después de fallecer su hermano Paulino. Su testimonio fue el primero en ser asentado en el expediente de la causa.

Antonio hace una breve pausa, un breve silencio, y sonríe. Me dice que nada es azaroso y que si yo estoy escuchando esta historia es porque ellas seguramente así lo dispusieron. Lo cierto es que hay dos mujeres desaparecidas y él no sabe dónde están pero las conoció y presenció la muerte de Paulino, el tercer hermano, el tercer lado de un triángulo familiar signado por los secretos y la obediencia hacia algo o alguien que, según ellas mismas decían, les impidió durante 20 años salir de la casa donde vivían. Diez días después de morir Paulino, Ada de 68 años y Ana de 65, desaparecieron de su casa en El Quebracho, a metros de la ruta 36, sin dejar rastro alguno. 

Nada quedó de las hermanas que decían ser intermediarias de médicos de otra dimensión,  quienes a través de ellas podían curar enfermedades del cuerpo y de la mente a miles de personas sin recibir nada a cambio. A lo sumo quedaron algunos restos de su vida anterior. Algunas pistas de lo que alguna vez fueron. Como el cuadro que Benito Quinquela Martín le dedicó amorosamente a una Ana todavía joven. O la foto donde Ada está dando una conferencia en la Universidad de Río Cuarto sobre aves. La ornitóloga y la dibujante. Las médicas del espacio. Las desaparecidas. Las médiums.

 ***

Antonio recuerda que la primera vez que se vieron fue en el 2012. “Estuvimos seis meses averiguando cómo hacer para llegar. Nadie nos decía nada. Cuando llegamos nos encontramos con una casa humilde, ubicada en un predio de media hectárea más o menos y cercado para que las vacas no se le metieran.  Desde la ruta habrá habido 500 metros. Cuestión que salió Paulino, nos preguntó qué deseábamos, nos tuvo charlando media hora y nos mandó de vuelta. Después fuimos una segunda vez y lo mismo. Hasta que a la tercera nos atendieron como si fuéramos amigos de toda la vida. Todos eran conversadores pero Ada era la que dirigía la batuta. Nosotros les pedimos que nos ayudaran con los huesos y las cervicales que nos molestaban mucho y aunque nos dijeron que habían cerrado el hospital de campaña, nos atendieron igual. A partir de ese momento nos hicimos amigos y durante cuatro años nos vimos unas 20 veces. Íbamos a tomar mate, a llevarles alimentos porque era lo único que nos aceptaban. Charlábamos. Era gente muy amable, muy pacífica”.

Cuando habla del mate, Antonio hace una pausa. La pieza, hecha completamente en plata, había sido un obsequio que recibieron las hermanas. Y al igual que los cigarrillos, siempre estaba en la mesa de las hermanas. Sin embargo, fue lo único que se esfumó el día en que desaparecieron. Como una clave, como todo en este caso, los investigadores descifran el significado de cada pieza de este rompecabezas. Al igual que los tres palos cruzados que estaban en la puerta de la casa, que hicieron aullar de miedo a los perros rastreadores que llevó la Policía.

Cada uno de los tres hermanos tenía una función específica. Paulino recorría la cola de autos y decía este sí, éste no, aquel no puede, ese sí.  Ana veía las imágenes que se le presentaban como en una pantalla de televisión. Y Ada era la líder, la que curaba a los pacientes. El proceso de cirugía astral, como se le llama a este tipo de sanación, era siempre el mismo: Ada se concentraba, cerraba los ojos, respiraba profundo y cuando abría los ojos quien hablaba a través de ella era un médico alemán. Según Antonio tenía la voz suave y era muy educado. Él y su hermana Nena buscaron el nombre con el que se identificaba al saludarlos y resultó que coincidía con el de un médico alemán que trabaja en Unicef.

-¿Alguna vez hablaron sobre cómo fue que se convirtieron en médicas del espacio?

-Ada nos contó que todo empezó cuando 21 años atrás estuvieron presos 70 días en Río Cuarto por ‘punto estratégico’. Mencionó ese término muchas veces pero nunca pudimos entender qué significaba. De bien que estaban en el campo los arrestaron. Marta, otra hermana, se había ido de la casa. Cuando llega la policía estaban ellos, la mamá que fallece un tiempo después y otro hermano que como tenía familia lo dejaban salir a Río Tercero y en una de esas salidas lo encuentran ahorcado. Según Ada fue ahí en la cárcel cuando ellos vieron por primera vez a los médicos del espacio que les dijeron que podían sacarlos de ahí pero con la condición de que trabajaran para ellos sin salir jamás de la casa. Ellos aceptan y cuando vuelven había una división del ejército cuidándoles todas las pertenencias. No les faltaba ni un fósforo. Y ahí comienzan a curar. Ellas decían que estaban presas bajo la tutela de Gendarmería Nacional, pero cuando desaparecieron la fiscalía encontró en la casa la documentación legal de una mina de oro. Nosotros estamos seguros que los túneles que hay en el campo eran para la explotación de esta mina.

-Ustedes estuvieron con ellas el día que Paulino murió. ¿Cómo fue ese momento?

Nosotros fuimos a visitarlos como cualquier otro día y cuando llegamos estaban las dos al lado de la cama de Paulino que había muerto hacía un par de horas. Lo habían tomado con suma naturalidad. En un momento Ana lagrimeó y Ada le dijo que ni se le ocurriera llorar.  Después me dice ‘hay que ponerse en contacto con gendarmería’, pero yo no tenía ningún teléfono. En lo único que pensaba era en que Íbamos a ir todos presos porque cuando muere una persona vos no podés pasar más de tres horas y no avisar. ¿Y si ese cuerpo iba a una morgue, a una autopsia y lo veían todo morado, negro, con el proceso de meses que tenía? ¿Qué iban a decir los médicos? Que era abandono de persona. Y eso te lleva a la cárcel. ¿Cómo explicaban Ada y Ana que estaban presas en su propia casa? Había que denunciar esa muerte.

Ada estaba convencida que tenían que pedir autorización a Gendarmería para cualquier movimiento. Las llamadas fueron y vinieron de un lugar a otro. El único teléfono fijo de Gendarmería funcionaba de 8 de la mañana a una de la tarde y ya eran las 8 de la noche. Mientras tanto el cuerpo de Paulino seguía inerte y la tensión se acrecentaba.

 Antonio recuerda el diálogo que mantuvo con Ada cuando la desesperación comenzó a invadirlo: “Pero escúchame Ada, ¿esto tiene que ser decidido únicamente por Gendarmería? Y me dice que sí, que ahí la policía no podía ir. ¿Pero cómo que no puede venir? ¡Si en todos los casos interviene la policía! Ahí decido llamar a un amigo ex policía y juntos vamos a una comisaría, nos mandan a otra por la jurisdicción, llegamos a Río Tercero, empiezan a venir comisarios, empiezan a venir ambulancias. Era una locura, ya eran las 3 de la mañana y Ada y Ana tranquilas como agua de tanque”.

-¿De qué muere Paulino?

Paulino me contaba que la única forma de salvarse era con una amputación. Decía algo de un disparo químico que le habían dado seis meses antes. Hablaba de energía nuclear y cuando vos le veías las piernas tenía todo negro hasta la cadera y después le fue subiendo hasta el estómago. Parece que cuando eso se origina es como una gangrena y que la única posibilidad es amputar, pero ellos no podían salir. No hubo autopsia. Y si la hubiese habido, Ada y Ana estarían presas por abandono de persona. Paulino decía que la medicina convencional nunca iba a entender lo que es un disparo químico.  Esto está todo orquestado matemáticamente para no llegar nunca a la punta del ovillo. Todos cumplimos una determinada función. ¿Por qué tuvimos que llegar nosotros y Paulino morirse justo en ese momento? Fue Ada la que me lo respondió. Me dijo ‘porque ustedes son los únicos que pueden ayudarnos a que no vayamos presas, a que no nos internen’. Al comienzo no entendía nada pero después me di cuenta que tenía razón, que podían ir presas por abandono de persona.

***

Luego de la desaparición de las hermanas Azategui, Antonio y Nena continuaron yendo a la casa de El Quebracho con la esperanza de encontrar alguna pista sobre el paradero de sus amigas. De esa forma se convirtieron en testigos de la investigación y presenciaron las tareas que bomberos, baqueanos,  grupos de rastreo y salvamento llevaron a cabo. También vieron los drones sobrevolar el campo y a los perros especiales huir espantados al acercarse al triángulo de palos ubicado frente a la casa. Pero nada sorprendió tanto a Antonio como cuando al trepar el Cerro Corona, ubicado dentro del campo, encontró las dos gorras que las hermanas solían usar, una heladera conservadora azul que faltaba de la casa, pelo humano en unas bolsas y una cruz. Antonio insiste en qué la única foto que circula de las hermanas fue tomada de manera "forzada y claramente se ve que han sido golpeadas, como si las hubiesen secuestrado". Además, agrega que Ada y Ana jamás permitían que se les tomasen fotos, a no ser por algunas que ellos, debido a la cercanía con la familia, pudieron obtener. 

PELO HUMANO 2 EN CERRO CORONA

-Yo no toqué nada pero le saqué foto a todo. De hecho la cruz la vi después en las fotos, en el momento no me di cuenta. Es un cerro al que sube mucha gente pero las gorras eran de ellas. 

 En la cámara de Antonio, como en una secuencia macabra y misteriosa, se suceden una a una las imágenes que él describe. La fecha, octubre de 2015. Apenas unos días después de que Ada y Ana desaparecieran. Hoy continúan desaparecidas. La causa judicial a cargo de Andrea Hidalgo descansa en un cajón de la fiscalía. Mientras, desde una de sus paredes, el cuadro de Quinquela Martin pareciera guardar secretos de familia.

CONSERVADORA CERRO CORONA

-Es como si alguien, o ellas mismas, hubiesen querido simular que se fueron por su propia voluntad. Sino cómo se explica que los perros de la policia hayan desenterrado 20 kilos de carne en el camino que va al cerro. Esa carne era la que ellas tenían en el freezer. Acá en la zona hay muchas mentalistas, y todas nos indican que Ada y Ana están vivas.

GORRAS DE ANA Y ADA

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