Belem, la chica que hace historia en el arbitraje

Bevilacqua ya entró en los libros futboleros como la primera mujer que arbitró un clásico riocuartense. Su historia con el deporte habla de romper fronteras y prejuicios.

Deportes 08/03/2018 Marcos J. Villalobo Marcos J. Villalobo
BELEM BEVILACQUA 03

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Por: Marcos Villalobo

Un clásico siempre mueve emociones, en cualquier lugar, en cualquier contexto. No importa si es por los puntos o un amistoso: es un clásico; y en Río Cuarto no es la excepción. En las últimas horas en los cientos de bares del “Imperio del sur” se hablaba de lo que pasó la semana pasada en el enfrentamiento entre Estudiantes y Atenas. Cruzando la plaza Roca un grupo de pibes se hacen bromas sobre el partido.
Pero en todos los protagonistas de esas tertulias hay coincidencia en lo particular, y es que por primera vez este tradicional partido fue dirigido por una mujer. Un hecho que fue celebrado por la comunidad futbolera de la zona.
Ella está feliz por el acontecimiento. Abrir puertas, abrir caminos. Belem Bevilacqua lo está logrando desde aquella ciudad de la provincia de Córdoba. Pero también, como buen profesional que es, se recrimina algunos momentos del juego. “Me equivoqué en un par de jugadas”, admite. Y rápidamente, como en su vida, expresa “pero todo sirve para aprender”.

¿Y quién es esta árbitra?

BELEM en las Olimpiadas especiales

A Belem siempre le gustó el fútbol, pero había cosas que no entendía. Y quería saber más, tener mayores herramientas para comprender este juego que tanto apasiona. Estaba cursando el último año del colegio secundario y como siempre el “aprender” estaba insertado en ella, comenzó a realizar el curso de arbitraje en el fútbol. Jamás imaginó todo lo que esa decisión derivaría en su vida. Y así lo narra cuando dialoga con LA NUEVA MAÑANA y expresa: “Nunca pensé que iba a llegar tan lejos. No me imaginé estar en este rol antes de serlo. Empecé el curso simplemente porque me gustaba el fútbol, era fanática del fútbol, y no conocía las reglas del juego. Empecé con ese objetivo. Después comenzaron a abrirse oportunidades lindas, de capacitación a alto nivel y fui creciendo de a poco”.

Tenía 17 años cuando comenzó con el tema del arbitraje. Atrás quedaron esos días de niña donde le gustaba hacer patín artístico. Atrás quedaron las fiestas de fin de curso habituales en los secundarios, y se puso de lleno en este nuevo ambiente.

“Empecé a los 17 años, estaba en el último año del secundario, con 18 años ya había hecho el ingreso a la universidad, y luego, siguiendo la carrera universitaria, hice el curso de árbitro pre-nacional la preparatoria para entrar a eliminatorias de AFA, me eligieron para hacer el curso nacional, es más me quisieron mandar un año antes, pero tenía 20 años y no podía. A los 19 debuté en Primera división y en el 2016 me recibí de árbitro nacional”, describe Bevilacqua.

Estudiar una carrera universitaria, dijo. Y se recibió. Lo curioso es que no está relacionado al arbitraje. Lo maravilloso, es el rol social que cumple. Es docente. ¿Y qué tipo de docencia? “Soy profesora en educación especial. Trabajamos con personas que tienen discapacidad. Trabajo en varias instituciones, con diferentes edades. Por ejemplo, trabajo en estimulación temprana con una bebé, trabajo con adultos mayores y también con niños, en integraciones en escuela. Además, sigo con la carrera de licenciatura, que está más ligada con la parte de la investigación, lo hago en la Universidad Nacional de Río Cuarto”, explica.
Ella es Belem Bevilacqua, la mujer que abre puertas en el arbitraje para mujeres en la provincia de Córdoba.


“Yo lo decidí así”

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Ser árbitro no es nada fácil. Y para una mujer, en un ambiente tan machista como el fútbol, la empresa es más complicada. Le consultamos a Belem Bevilacqua sobre este rol tan particular que cumple.
“Es un deporte que surgió creado por hombres y el arbitraje también, y de a poco la mujer se ha ido incorporando, como en todos los ámbitos de la vida. También hoy lo legal ampara y ayuda en eso. En mi caso trato de no hacer tanta historia con eso, cuando más historia haces con los insultos es peor”, reflexiona.
Pero sí le ha tocado vivir situaciones ingratas. Y narra una de ellas: “En Río Cuarto con un periodista ocurrió que se pasó un poco de nivel de crítica, y se metió con la figura femenina más que con lo arbitral y, bueno, hubo un juicio. Pero más para dejar un mensaje. Se decidió desde la Asociación mandar una carta documento y hacerle un juicio directamente. Desde ahí que varios empezaron a respetar, pero reitero que trato de no hacer historias con eso. Respeto a muerte la figura de la mujer, y lucho contra eso. Hay que luchar, más que decir que “respeten”, sino hay que hacerse respetar.

- ¿Cómo tomó tu familia esta decisión de que quieras ser una árbitra?
- Fue difícil para ellos, porque yo era chica. Tenían miedo de que no termine el secundario por hacer el curso. Continué, y cuando vieron que se me daban diferentes oportunidades empezaron a confiar más... Yo lo decidí así.

- ¿Cuáles son tus sueños en esta profesión?
- En su momento era recibirme de árbitro provincial, después fue ser árbitro nacional... y lo que queda por delante es ser árbitro internacional. Es muy difícil, más siendo del interior, pero ojalá estos pasitos que estoy dando desde acá puedan ser puntapié para hacer algo más grande. El año pasado y este pude dirigir tanto en el Federal C como en el Federal B, y me fue bien en todos los partidos.


El clásico en frases

“Fue muy importante ser parte del clásico, fue muy lindo desde el momento que me dieron la noticia. Y más cuando me mencionaron que iba a hacer historia, siendo la primera mujer que iba a dirigir un clásico de Río Cuarto. Estuvo muy bueno”.

“El trato con los jugadores fue bueno, fueron muy respetuosos, ya nos conocemos de la Liga. Nos hemos ido formando juntos, los he dirigido en inferiores, en reserva y también en Primera A de la Liga, en el Federal”.

“Hubo una jugada que me reclaman penal. Algunos medios dijeron que no fue y otros que sí. Algunos compañeros en la cancha me dijeron que sí, otros que no. Fue una jugada que me agarró mal parada, me pude haber equivocado como no. Si me equivoqué pido disculpas, por suerte no fue una jugada que definía el partido. Tal vez fueron más polémicas otras dos jugadas”.

“Desde siempre trato que no se marque la diferencia de que me traten mejor por ser mujer. Que se trate con respeto más allá del género. Hubo reclamos, obviamente, porque hubo equivocaciones, somos seres humanos y nos equivocamos”.

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