Astrónomos argentinos del Conicet participaron del descubrimiento de un inusual tipo de estrella

Se trata de la estrella enana blanca con más variaciones de brillo detectadas hasta el momento. Se conocen apenas ocho estrellas de este tipo en toda la galaxia. El hallazgo se produjo a partir de una observación del Gran Telescopio Canarias.

País15/05/2025Redacción La Nueva MañanaRedacción La Nueva Mañana
Estrella enana blanca (gentileza)
El trabajo fue realizado junto a colegas norteamericanos y españoles y publicado en The Astrophysical Journal Letters.Recreación artística de una enana blanca: Giuseppe Parisi

A partir de una observación del Gran Telescopio Canarias, uno de los más potentes del mundo, dos científicos del Conicet, en el Instituto de Astrofísica de La Plata (IALP - Conicet - UNLP) encabezaron una investigación que descubrió la estrella enana blanca con más variaciones de brillo detectadas hasta el momento. 

El trabajo fue realizado en colaboración con colegas norteamericanos y españoles y publicado en The Astrophysical Journal Letters, la revista especializada más importante a nivel internacional.

Desde el Conicet destacaron que se conocen apenas ocho estrellas de este tipo en toda la galaxia. "Teniendo en cuenta que los números en términos astronómicos son siempre inconmensurables, esta cifra las hace verdaderamente especiales", destaca un informe difundido oficialmente. 

Y detalla: "Son las enanas blancas ultramasivas pulsantes, estrellas en su etapa final de vida que, como característica particular, albergan una masa enorme condensada en un tamaño relativamente pequeño, y además tienen un brillo cuya intensidad oscila periódicamente"

La nueva estrella se llama WD J0135+5722 y fue hallada en la misma región que habita el resto de enanas blancas de su tipo.

Es cerca de nuestro planeta, dentro de la zona que se conoce como vecindad solar”, señala Alejandro Córsico, uno de los autores del trabajo, y lo explica: “En particular, esta estrella está ubicada a una distancia de 50 pársecs, la unidad de medida utilizada en astronomía, lo cual equivale a unos 160 años luz de la Tierra”.

Que aparezca allí no es azaroso; precisamente es esa cercanía la que permite su detección, ya que si fuera más lejana no podría verse siquiera, como en este caso, a través de un potente telescopio. Aunque es muy masiva –su masa es equivalente a 1,10 la del Sol– no es gigantesca, sino todo lo contrario, y eso responde a una condición particular de este tipo de cuerpos.

“La relación masa-radio es a la inversa que en las estrellas normales que, cuanta más masa tienen, mayor es el radio que abarcan. En cambio, en las enanas blancas, a más cantidad de masa, más compactas y pequeñas son, y eso las hace muy difíciles de detectar”, detalla el especialista. Pero el hallazgo de la nueva estrella tiene, además, otro elemento que la destaca: el número de pulsaciones detectadas, más del doble de lo máximo que hasta ahora se había observado. Las pulsaciones son vibraciones que se producen por lapsos de algunos minutos en el interior de ciertas enanas blancas debido a ciertos desequilibrios térmicos, y que producen variaciones en su brillo.

“Nuestras interpretaciones de las imágenes y datos captados nos permitieron detectar 19 modos o períodos de pulsación, mientras que en otras enanas blancas nunca se habían encontrado más de ocho”, relata Francisco De Gerónimo, investigador del Conicet en el IALP y primer autor de la publicación científica. ¿Y por qué importa la cantidad de pulsaciones? “Porque cada oscilación del brillo nos brinda información muy valiosa acerca de la composición de una región en particular de la estrella, entonces, cuantas más pulsaciones localizamos, más datos obtenemos y eso nos permite ir descifrando la estructura interna de la estrella, cómo están formadas sus distintas capas, su núcleo, y con esto podemos ir hacia atrás e inferir su origen y evolución”, añade el experto.

La detección de pulsaciones de esta estrella está enmarcada en un ambicioso proyecto internacional y se realizó a través de observaciones del Gran Telescopio Canarias (GTC), un poderoso instrumento óptico ubicado en las Islas Canarias, España, que tiene uno de los espejos reflectarios más grandes del mundo, con 10,4 metros de diámetro.

Esta tarea estuvo a cargo de investigadores españoles que les facilitaron las imágenes y datos a los argentinos. A su vez, colegas norteamericanos ya habían detectado a la estrella con solo dos de sus pulsaciones desde el Observatorio Apache Point (Nuevo México, EE.UU.) y, gracias a la colaboración internacional vigente, habían dado aviso para afinar la búsqueda con un telescopio más grande. “Es un claro ejemplo de que la Argentina puede participar de descubrimientos importantes si se asocia con otros países con mayores recursos: nosotros aportamos los cálculos teóricos para modelar la estrella”, apunta De Gerónimo.

Mientras ya trabajan en la próxima publicación científica, donde presentarán un modelo más preciso de la composición de la estrella a través de la información de las pulsaciones, los expertos argentinos continúan analizando las observaciones de los colegas extranjeros, ya que aspiran a encontrar más cantidad de enanas blancas ultramasivas. También planean incluir datos obtenidos por el Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito (TESS, por sus siglas en inglés), un telescopio satelital de la NASA que orbita el cielo desde 2018 y que les mostrará a WD J0135+5722 y sus pulsaciones desde una perspectiva completamente diferente.

El hecho de aparecer en una revista internacional tan reconocida abre nuevas puertas a los investigadores locales que, gracias a futuras nuevas redes de colaboración que ya se están gestando, podrán perfeccionar el modelo teórico trazado y hacer de esta manera un importante aporte al terreno de la investigación astronómica mundial.

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