“Hoy hay personas que se alimentan con dietas líquidas y niños pasando hambre”

Así lo manifestó la analista y consultora Mayra Arena en una extensa entrevista con La Nueva Mañana. "Estoy convencida de que los sectores empobrecidos van a caer en cuenta que necesitan de un transporte barato, de hospitales, y de todo aquello de lo que hoy desvalorizan", aseguró.

Política 16/06/2024 Flavio Colazo
Mayra arena © radio nacional
MAYRA ARENA. "Es necesario que nos sacrifiquemos ahora para que el mañana sea mejor. Esa percepción –que no sé hasta cuándo durará- es la que, por ahora, salva al gobierno de Milei". Foto: ©radionacional

Apoyo a Milei.

-¿Cómo podría  explicarse el sostenido apoyo a Milei dentro de los sectores marginales de la población urbana que usted conoce profundamente?

-Podría ser –como dicen varios analistas-  debido a que hace un par de periodos democráticos que Argentina no crece económicamente, y que esto ha causado una profunda decepción económica -o depresión- y sentimiento de frustración en una parte importante de la población. Pero, además, lo que yo sostengo es que esto de la política –y/o desde el Estado- profundizando su rol, y su relación, con los sectores más pobres como benefactor social, es decir ver al pobre solo como un receptáculo de derechos, como un receptáculo de transferencias y programas sociales, fue algo que generó un efecto reaccionario, o sea: yo no quiero que me ayudes tanto, o prefiero que me ayudes pero sin hacer aspavientos, o que me ayudes pero sin joderme. Ahí creo que el mensaje anarquista de Milei prendió, que la embocó –posiblemente por casualidad-, y aparece ahora una suerte de hegemonía cultura  anti-Estado. Así como en 2018 la hegemonía era completamente progresista, hoy eso se revirtió. Yo creo que, más temprano que tarde, va a bajar esa percepción. Pero hoy reina el: “Queremos salir por nuestros medios, sin que el Estado se meta”. Pero insisto en que estoy convencida de que prontamente estos sectores empobrecidos van a caer en cuenta que necesitan de un transporte barato, de hospitales, y de todo aquello de lo que hoy desvalorizan, y que necesitan que el gobierno les solucione estos problemas.

-¿Hasta qué punto influyen -o manipulan- las redes y las demás plataformas de Internet la sostenibilidad del citado apoyo a Milei?

-A mí me parece que las redes –o las demás plataformas- son como los debates presidenciales. Es decir: sirven para agudizar aquello que uno tiene como preconcepto. Quiero decir que si pienso que un tipo es un chanta, o un mentiroso, voy a reafirmar eso, y a la inversa, si alguien me cae bien, consumiendo videos de él, me va a convencer cada vez más. O sea que las redes –para mí- solidifican aquello que teníamos pensado previamente y facilita los pensamientos y sentimientos  extremos –incluso los más peligrosos-. El contexto de las redes  facilita que  se dejen ver ideas y conceptos propios del individuo que en otros contextos no son revelados - de la vida social cotidiana, de reunión, no se dicen porque implican un roce con el otro muy desgastante, porque están completamente deslegitimadas socialmente-, pero como el meme se muestra como “relajado”, y como el like legitima -y hasta envalentona-, el sujeto “se puede pasar dos pueblos” sin que pase nada. En definitiva las redes reafirman las ideas que uno ya traía de antes.

 

Cambios en la moral social.

¿Ha notado cambios en los “principios y valores” hasta hace poco considerados  “eternos” dentro de las comunidades que son objeto de su análisis permanente? Y por la contraria, ¿cuáles son aquellos “principios y valores” que aún permanecen inmodificables?

- Yo creo que los valores y principios de una comunidad son mucho más estables de lo que se piensa. Lo que va variando –para mí- y mutando es la opinión de la gente sobre lo que creen que el Estado –o el mercado- debería hacer con respectos a los problemas representados en esos principios y valores a los que menciona. Quien cree –desde siempre- que se sale adelante trabajando lo sigue haciendo, y es muy probable que dentro de 10 años lo siga creyendo, los principios y valores suelen ser muy estables. Aquellos que antes votaron a CFK y hoy votaron a Milei suelen tener el principio de que -en la Presidencia de la Nación- alguien carismático y con carácter fuerte es mucho más importante que alguien dialoguista o moderado. Lo que cambia es quien encarna ese principio - el partido o la figura- que lo representa, y quien piensa que es el individuo indicado para modificar sus condiciones de vida. Lo que sí ha cambiado es el pensamiento –y esto por cierto “virtuosismo” comunicacional de Milei- de cuánto influye o no la presencia del Estado para favorecer o perjudicar dichas condiciones de vida. Hoy creo que Milei ha logrado sembrar una semilla –que prendió- de liberalismo en el pensamiento y sentimiento popular implantado la idea que quizás si el estado se corriera,  y dejara actuar al libre mercado –y cobrara menos impuestos-, la cosa mejoraría y se podría salir adelante más rápido. A los demás principios y valores presentes en los individuos -que conformaran  la comunidad- los veo más estables.  

-En una época en que tiende a naturalizarse absolutamente todo, ¿qué cosas han dejado de provocar asco y espanto que a usted le llamen la atención? 

-Primero quiero decir que estas “naturalizaciones”  brotan desde el imperio del “sálvese quien pueda”. Ahora, entre la “naturalizaciones” que observo más recurrentes en las comunidades  empobrecidas están las estafas entre miembros del propio barrio; la falta de pago de los fiados en los almacenes –gente que tiene que cambiar su recorrido para no pasar por donde quedó debiendo-; el trabajo de explotación entre los individuos de la misma comunidad -por ejemplo la ocupación de ser cajeros de casas de apuestas virtuales-; el “prestamismo usurario” de dinero –formal e informal-; y entre las clases medias/bajas  -no en las más pauperizadas- noto que se ha naturalizado mucho la prostitución virtual, la venta de contenido erótico, que es una forma de trabajo sexual más segura –y sin el intercambio físico directo, con el cuerpo de otra persona, pero sí con la exposición del propio-. Y por supuesto todos los curros de estafas piramidales. Todo esto viene a enturbiar la convivencia  social. También, en algunos otros lugares, o comunidades, podrán estar surgiendo  redes económicas para dar soluciones a la economía cotidiana desde proyectos de carácter comunitario – como trueques, fomentos o rifas- en que las familias colaboran entre ellas.

Culpas y castigos.

-¿Considera que hoy está presente una cultura de “dolores satisfactorios” en los sectores más marginados de la sociedad urbana? 

-Yo creo  que hay una diferencia entre la pobreza de hoy y la recientemente pasada- siendo que la de hoy es mucho más profunda- y es que la de hoy se percibe con un sentido sacrificial, es decir que tiene un propósito: es necesario que nos sacrifiquemos  ahora para que el mañana sea mejor. Esa percepción –que no sé hasta cuándo durará- es la que, por ahora, salva al gobierno de Milei.

Antes los desfavorecidos del mundo cargaban las culpas de su situación a Rockefeller, o al FMI o a algunos otros sectores del poder económico. Hoy a Elon Musk, Carlos Slim, u otros, nadie los tiene en el radar como los responsables de la tremenda desigualdad causal de los padecimientos de los marginados del sistema. ¿A qué le atribuye esta nueva forma de percepción?  ¿Hoy el pobre se carga a sí mismo la culpa de su situación o a quiénes se la endilga?

- En cuanto al alejamiento de la culpabilidad de los ricos y poderosos por el mal pasar personal –o familiar- hay que decir que esta culpa se trasladó hacia los sujetos próximos –o prójimos- en cuanto a la vinculación socioeconómica cotidiana. Es decir al vecino –favorecido por algún plan social-, al comerciante del barrio que me aumenta los precios, al patrón que no aumenta el salario, o a los funcionarios encargados de ciertos centros dependientes de las administraciones centrales –escolares, hospitalarias, comunales, municipales, etc.-  que “pagan el pato” porque la gente ya no asocia la disfuncionalidad en la asistencia a los grandes factores de poder económico.  Si hay una ventaja que tiene este gobierno es que la gente ha transferido la culpa de sus pesares al que tiene cerca, el “problema” está siempre cerca de mi eje, alrededor de uno. Y el Gobierno, que se ha percatado de cuanto ha penetrado esta percepción, saca máximo provecho de esto.

En la entrevista que usted me concedió a días de asumir Milei expresó: “Creo que los pobres seguirán como siempre, su vida trascurrirá más o menos igual que hasta ahora siempre bajo los paraguas protectores de los sistemas de contención que vienen desde el Estado, la Iglesia y de otras instituciones”. ¿En qué medida piensa que su análisis fue acertado?

-En gran parte sigo estando de acuerdo -conmigo misma-, pero yo no calculé dos cosas: primero es que la comida más sencilla iba a ser tan cara, y segundo que el Gobierno iba a desatender el abastecimiento de los alimentos de este tipo a los sectores empobrecidos. Porque los sectores más empobrecidos siempre han contado con una suerte de paraguas del Estado, de la Iglesia o de otras instituciones que siempre le han hecho llegar a esos sectores cosas como harinas, aceites, carbohidratos, arroz y/o fideos; pero ahora el Gobierno los ha dejado de entregar. Y pasa que antes, esos alimentos, si el estado no los entregaba, eran de fácil accesibilidad económica, pero hoy son caros y la  gente no puede acceder a ellos. Esto no lo hizo ni Macri. Esta decisión tan cruel no tiene antecedentes cercanos. Hoy hay gente pasándose a dietas liquidas y niños pasando hambre. Esto hace mucho rato que no se veía.

 

Asistencia social en la nueva administración

¿Qué es lo que analiza respecto a la demonización y persecución de los movimientos sociales que ha desatado el gobierno de Milei? 

-Es tan escabroso este punto que todo lo quiero expresar al  respecto, en virtud del padecimiento de quienes están sufriendo el desabastecimiento y el abandono -como consecuencias de las políticas aplicadas en el tema-, es que lo que se está haciendo desde el gobierno es, por ser suave, un gran “desacierto” moral.

 Educación pública y seguridad.

-¿Piensa usted que en los sectores marginales hay una preocupación real por el destino de la educación pública? 

-En relación a la educación, que parecería tener una hegemonía transversal -a todas las clases o todos los sectores-; bueno, lo que yo noto es que en las familias pobres en donde -hasta hace unas décadas- el niño iba a la escuela sin discusión alguna, fuera como fuera, y donde  la familia hacía todo lo necesario para que el chico asistiera porque  “sabía” que ahí estaba en juego “su futuro”, en donde la educación era parte fundamental de las obligaciones del niño -y de la familia-, donde la asistencia cotidiana al establecimiento educativo era primordial, porque: “era así”, y punto. Esas familias hoy – hablando a grandes rasgos, por supuesto- no ejercen un “rigorismo” sobre la asistencia cotidiana del niño a clases. Ya no se considera la presencialidad –y el no ausentismo- como algo tan importante. Entonces hoy hay muchos chicos que van a la escuela 2, 3 o 4 veces por semana, con un ausentismo -“muuuy” frecuente- que entorpece el desarrollo de cualquier método educativo. Eso –más allá de preocuparme- para mí habla de un desgaste no solo con esa legitimidad sino incluso de ese aspecto sacro que tenía la escolaridad, esa cosa sacralidad que no se discutía, y que era un tránsito común a todas las  clases sociales; eso yo hoy no lo veo firme.

-¿Cómo piensa que evolucionará el tema inseguridad en las comunidades marginales a partir de la nueva administración nacional?

-Va a haber una agudización de los hechos de inseguridad porque como en toda crisis económica -mezclada con desigualdad, con falta de oportunidades, con promesas incumplidas, crecimiento de la marginalidad, consumos problemáticos y rotura de los lazos familiares y sociales- el avance incesante de la pauperización en gran parte de la población es un caldo fenomenal de cultivo para la acentuación de las de las formas delincuenciales existentes y para el nacimiento de otras nuevas formas de criminalidad.

 

 

 

 

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