Del terror a la esperanza: La Perla cumple 15 años como espacio de la memoria

Es sindicado como el mayor campo de concentración del interior del país durante la última dictadura. Su directora, Julia Soulier, dialogó con LNM sobre los desafíos que implica su resignificación para la promoción de los Derechos Humanos.

Córdoba 25/03/2024 Pablo Javier Rodríguez Pablo Javier Rodríguez
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LA PERLA. Acto de apertura como Espacio de la Memoria. Fotos Gentileza Espacio para la Memoria y la Promoción de los Derechos Humanos La Perla.

Hoy domingo 24 de marzo, el Espacio para la Memoria y promoción de los Derechos Humanos La Perla conmemora 15 años desde su apertura formal. Ubicado a la vera de la ruta 20, entre Córdoba y Carlos Paz, a la altura de Malagueño, este predio ocupó un rol central en el entramado represivo de la última dictadura, convirtiéndose en el mayor centro clandestino de detención, torturas y exterminio del interior del país.

Se estima que entre el 24 de marzo de 1976 y fines de 1978, permanecieron en cautiverio en el lugar cerca de 2.500 personas, muchas de las cuales están desaparecidas.

Desde 2019, el espacio para la memoria es dirigido por Julia Soulier, familiar de desaparecidos, quien en diálogo con La Nueva Mañana destacó como hitos fundamentales de esta década y media de vida, la cesión formal del terreno, en 2007, por parte de Néstor Kirchner, para que en este lugar donde se sembró el terror, se pudiera erigir un espacio de memoria; la realización, año tras año, de un amplio y participativo encuentro de juventudes; y la colaboración permanente que “La Perla” otorga a los juicios por crímenes de lesa humanidad que se realizan en la provincia.

-¿Qué significó que “La Perla” pasara de ser un centro clandestino de detención, torturas y exterminio a un espacio de Memoria y promoción de los Derechos Humanos?

-Significa un hecho muy importante de conquista y un punto de partida para la apropiación del lugar para contar una verdad histórica que con el paso de los años se transformó en una verdad jurídica gracias a los juicios de lesa humanidad. La idea no es quedarse en la historia en sí, sino poder trabajar con las nuevas generaciones sobre qué pasó, por qué pudo pasar, qué contexto había, qué intenciones tenía la dictadura; y poder trasladarnos al presente para ver qué continuidades existen, en pos de seguir defendiendo y conquistando derechos.

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-15 años después, ¿qué pasó con los objetivos iniciales?

-”La Perla”, como cualquier sitio de memoria, es interpelado por el afuera. Con las demandas de las organizaciones, universidades y juventudes, que son las que nos interpelan en el trabajo con los Derechos Humanos, y también con los distintos procesos y marcos sociales y políticos. “La Perla” ha podido crecer y hacer muestras y salas museográficas, resignificando los derechos que la misma lucha social ha ido conquistando. Por ejemplo, los pañuelos verdes. Reconocer la defensa de los derechos en materia de género. Ha sido muy rico el trabajo y muy grande el camino para responder y trabajar con las demandas de organizaciones, universidades, colegios, instituciones en función de la historia de nuestro país y la provincia en estos 15 años.

Una construcción colectiva

En este repaso, vuelve sobre la conquista de derechos en materia de género, álgida lucha de las últimas décadas, para graficar con un ejemplo material y contundente, este cruce entre el pasado y el presente: “Hemos podido hacer una sala que se llama ‘Ellas, ustedes y nosotres’, que habla de las desaparecidas de ‘La Perla’, pero no victimizándolas, sino empoderándolas políticamente. A eso lo pudimos lograr luego del proceso de lucha en las calles de las organizaciones feministas. Pudimos empoderar a esas mujeres desde sus luchas en una sociedad que era muy machista y prejuiciosa. También las sobrevivientes pudieron hacer ese proceso. Al principio estaban muy calladas y con el dolor hacia adentro. Vinieron los juicios, tuvieron la oportunidad de hablar y contar sus pasos por los centros clandestinos de detención; los maltratos, las torturas, las violaciones. Y cuando las convocamos, tuvieron la predisposición para decir ‘esto sí, esto no’. El trabajo de defensa de Derechos Humanos es siempre una construcción colectiva, que tiene que ver con los procesos políticos y sociales”.

-“La Perla” es uno de los espacios de la memoria pioneros del país. ¿Cómo fue para el equipo de trabajo resignificar un lugar que estaba atravesado por algo tan cruento como los crímenes de lesa humanidad?

-Fue, es y será un compromiso muy grande. “La Perla” tiene muchos aspectos, no solamente como centro clandestino de detención, torturas y exterminio, sino también como un lugar de duelo para los familiares. Detrás de cada pañuelo que colgamos, hay mucho trabajo de comprensión, de discusión y de pensar cómo hacemos las cosas, porque el peso que tiene “La Perla”, al ser el centro clandestino de detención, torturas y exterminio más grande del interior del país, tiene muchísimas aristas subjetivas. Si bien tenemos que dar un mensaje sin esconder lo que pasó, también hay que respetar esas subjetividades para que las personas no se sientan ofendidas. Somos muy pocos. Se trabaja entre cuatro o cinco personas, que hablamos, trabajamos, discutimos mucho, nos ponemos en diferentes roles. Con el compromiso y la responsabilidad para que la verdad se transmita desde una mirada fundamentada para la defensa de cada derecho humano. Atentos a las preguntas disparadoras y pedagógicas de cada persona que entra al lugar.

“Si bien tenemos que dar un mensaje sin esconder lo que pasó, también hay que respetar esas subjetividades para que las personas no se sientan ofendidas”.

-¿Cómo observan este presente en el que desde las altas esferas formales del Estado se reivindica el terrorismo de Estado o, en el mejor de los casos, se lo niega?

-De la misma forma que cuando empezamos, que no estaba tan naturalizado el debate por el terrorismo de Estado y había mucha tensión con la puesta en marcha de los primeros juicios. Había mucho personal militar que no había sido tocado por la Justicia. Actualmente, hay un presidente que habla de estas cosas, pero siempre ha habido negacionismo. Siempre estuvo la discusión de los 30.000. En “La Perla” les preguntamos a los chicos si el hecho de que fueran 30.000, 8.000 u 800 justifica que en la Argentina haya habido un genocidio por pensar políticamente de diferente manera. Tratamos de hacer ver a los jóvenes que la discusión no está en el número y que con eso nos quieren distraer. Siempre la cuestión de la dictadura hace tanto ruido y hace pasar a los desaparecidos como culpables. Desde acá no hacemos política partidaria ni queremos trabajarles la cabeza a los chicos. Desde el año pasado tenemos cursos enteros de adolescentes que entre ellos se cuestionan por el voto a Milei. Los discursos negacionistas son la continuidad de determinadas prácticas que instaló la misma dictadura y que quedaron anquilosadas. Es importante entender que si Argentina hubiera sido un pueblo que miraba para otro lado o que no se animaba a juzgar a sus genocidas, como lo hicimos nosotros, no hubiésemos podido sostener 40 años de democracia.

En “La Perla” les preguntamos a los chicos si el hecho de que fueran 30.000, 8.000 u 800 justifica que en la Argentina haya habido un genocidio por pensar políticamente de diferente manera.

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-¿Sienten que con este contexto corre riesgo el espacio para la memoria?

-Hemos tenido situaciones muy incómodas y de mucha tensión a nivel nacional, pero tengo que reconocer que siempre la Provincia, tanto con (Juan) Schiaretti como con (Martín) Llaryora, apuesta a la promoción de Derechos Humanos y a los sitios de memoria, y nos permiten trabajar libremente. Si me preguntás si estamos en riesgo a nivel nacional, yo te digo que sí, con el presidente y la vicepresidenta que tenemos. Pero también confiamos en la sociedad. El claro ejemplo fue la marcha del 2x1 en 2017. Eso fue un antes y un después para medir la maduración de la sociedad argentina. El presidente (Mauricio Macri) le quiso dar el beneficio del 2x1 a los genocidas que estaban presos y automáticamente salió toda la gente. No fue como en las marchas del 24 de marzo, que se organiza y se corta la calle, que va la Municipalidad para que los autos vayan por otro lado. En este caso, la gente salió sola a las calles. Eso fue un claro mensaje de maduración. Fue una forma de decir que a partir de la dictadura, hay límites que no vamos a permitir más.

“Reconocer que siempre la Provincia, tanto con (Juan) Schiaretti como con (Martín) Llaryora, apuesta a la promoción de Derechos Humanos y a los sitios de memoria, y nos permiten trabajar libremente”.

-¿Cuál es la importancia que tiene la continuidad de los juicios de lesa humanidad y sostener la marcha del 24 de marzo todos los años?

-Argentina es un faro mundial por habernos animado y permitido juzgar a nuestros propios genocidas en nuestro país. Se ha transformado en una verdad jurídica, con pruebas, testigos. La Justicia llegó tarde, pero llegó y muchos genocidas están con una, dos y hasta cinco cadenas perpetuas. La marcha del 24 en sus inicios fue instalada por los organismos de Derechos Humanos, que tienen una trayectoria impecable de 48 años. Las viejas encararon la lucha con amor y nunca buscaron venganza. Así nos enseñaron a caminar las calles, a reclamar por nuestros derechos y a darles a los genocidas los derechos judiciales que los nuestros no tuvieron. La marcha del 24 significa la confirmación del “Nunca más” en la sociedad argentina, que quiere seguir viviendo en democracia. Tenés los organismos, tenés los centros de estudiantes, tenés artistas, tenés organizaciones sociales, tenés sindicatos; pero a su vez, lo que a mí me emociona muchísimo es que tenés a la ciudadanía que se para en las veredas a ver pasar la marcha y aplaudir.

“La marcha del 24 significa la confirmación del “Nunca más” en la sociedad argentina, que quiere seguir viviendo en democracia”.

-¿Cómo se piensa hacia el futuro el trabajo en el espacio para la memoria La Perla?

-Los sitios de memoria de todo el país estamos interpelados por cómo llegar a las nuevas generaciones. Estamos muy comprometidos con tratar de ver cómo actualizar las visitas guiadas, qué nuevos disparadores se pueden trabajar. El mensaje es seguir luchando por los derechos que nos faltan, muchos de los cuales todavía no son reconocidos como política de Estado.

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