Echevarría: “Milei y Llaryora están alineados en un mismo plan devastador, brutal y represivo”

La Nueva Mañana dialogó en exclusiva con la legisladora cordobesa de izquierda Luciana Echevarría. “Es claro que el reseteo del país direccionado a instalar las políticas neoliberales más radicales que encarna Milei es en general acompañado por Llaryora”, aseguró.

Córdoba 23/03/2024 FLAVIO COLAZO
Luciana Echevarría
EN LA MISMA LÍNEA. La legisladora de izquierda Luciana Echevarría emparentó los gobiernos de Martín Llaryora y Javier Milei. Foto: LNM archivo

La Izquierda y el legislativo cordobés.

-En tanto legisladora de Córdoba, ¿cuáles son las principales características que observa de la actual administración provincial? ¿Hay algunas medidas de las que proponen Llaryora y su gabinete que la Izquierda estaría dispuesta a acompañar?

-Nosotros notamos que en estos primeros 100 días de gobierno, Llaryora mostró el verdadero carácter de su administración, que no es nada menos que sostenidos ataques a la docencia y a los trabajadores –que, en general, abundaron-. Arrancó aumentando los aportes personales y al APROSS de todos los empleados públicos, y entre fiestas, despidió a 600 estatales y trató de vagos al personal de salud; extendió el diferimiento a la mayor parte de los jubilados; metió una ley de seguridad mucho más represiva que otorga más poder a la Policía y crea un aparato parapolicial armado. Esto como paso inicial de su administración. Además, y al margen de las “peleas” por las retenciones, es un hecho que este gobierno provincial se alineó con Milei, y que -más allá de las diferencias en cuanto a las formas- tienen un fuerte acuerdo en el contenido central de las políticas, tanto del DNU, como de la Ley Ómnibus y del propio Protocolo Represivo de Bullrich. Es claro que el reseteo del país direccionado a instalar las políticas neoliberales más radicales que encarna Milei a través de reformas estructurales como la reforma laboral, previsional y tributaria, las cuales son un golpe absoluto a los trabajadores del país y que son -en general- acompañadas por Llaryora, quien alienta la política de “déficit cero” -basada en un ajuste brutal a los jubilados, prestaciones sociales y sectores populares en general-, aunque él agrega que debe ir acompañada de un plan productivo – el cual no es otra cosa que un mayor beneficio a las corporaciones empresarias-. Eso lo sabemos bien en nuestra provincia, donde todas las leyes de incentivo están dirigida a otorgar exenciones impositivas -y otros privilegios- a los empresarios industriales, del biocombustible, de la economía del conocimiento, de los Call Center y, claro, a los sojeros, quienes directamente manejan a su antojo un Fondo millonario. Todo este plan a nivel nacional es tan brutal que requiere de métodos más duros, de un régimen mucho más autoritario, lo vemos en el endurecimiento de la represión y también en la vocación de gobernar por decreto. En eso Llaryora también se parece bastante. Veamos el caso de la Legislatura: como no puede controlarla -como antes, porque los números no le dan- lo que hace es abrirla sólo cuando le conviene; esta es otra forma de ejercer su autoritarismo. Entonces, así, en este contexto, es difícil acompañar alguna política de este gobierno.

“Es claro que el reseteo del país direccionado a instalar las políticas neoliberales más radicales que encarna Milei, a través de reformas estructurales como la reforma laboral, previsional y tributaria, son -en general- acompañadas por Llaryora”.

 

“La educación pública: blanco predilecto de las administraciones gubernamentales”.

 Usted es una política vinculada al sector educativo de Córdoba. ¿Cuáles son los principales señalamientos que le hace a las administraciones local y nacional en relación a la compleja problemática que atraviesa el sector?

-En cuanto a educación se refiere – y si bien el ataque que estamos viviendo a nivel nacional y provincial es global- no hay dudas que el sector de la educación pública está siendo un blanco predilecto delas administraciones gubernamentales actuales. Y no es casual, porque saben que -aun cuando está deteriorada por años de vaciamiento y desinversión- su potencial como elemento social transformador sigue siendo enorme. 

¿Cómo evalúa la relación de los gobiernos con el sector de la docencia contenida dentro de la educación pública?

-Milei sacó de un plumazo una conquista que tuvimos durante décadas por la lucha de la carpa blanca, que es el Fonid; y el de Llaryora es el gobierno que menos proporción del presupuesto destinó a educación en 10 años; si a eso le sumamos que está ensañado con los docentes -a quienes les ofreció una paritaria miserable que contempla aumentos por la mitad de la inflación e impuso por decreto condiciones laborales que recortan derechos adquiridos- vemos cuál es el lugar de la educación pública para este gobierno. Y todo esto sucede mientras seguimos siendo una de las provincias que más plata destina a la educación privada; que también va en consonancia con Milei –quien congeló el presupuesto educativo, pero otorga ayudas para las familias que envían a sus hijos a escuelas privadas-. No es que no hay plata, ni que el Estado está ausente, es que las políticas y el dinero van dirigidos con claridad al beneficio de un sector exclusivamente: los privados.

Y a nivel universitario, ¿cómo analiza la situación de incertidumbre que atraviesan las universidades nacionales?

-En ese marco -como profesional formada en la universidad pública y hoy docente de la FCC- creo que nuestra comunidad educativa universitaria tiene potencial y tradición de lucha para enfrentar esta asfixia presupuestaria a la que nos está sometiendo el gobierno nacional. Los docentes arrancamos con paros activos, y los no docentes también; y ya se empezaron a desarrollar asambleas inter facultades, y a pesar de la política del rectorado -que razona con la lógica de que como “no hay plata” hay que imponerse un autoajuste- se está comenzando una lucha que puede ser muy importante y como hemos visto en otros momentos de la historia de nuestro país, puede torcerle el brazo al gobierno.

“No es que no hay plata, ni que el Estado está ausente, es que las políticas y el dinero van dirigidos con claridad al beneficio de un sector exclusivamente: los privados”.

 

 La Izquierda y su estrategia de coyuntura.

-¿De qué modo piensa que la Izquierda confrontar con la actual administración nacional en las medidas que pretende llevar adelante? 

-Creo que hoy más que nunca queda claro que el espacio político que está decidido a enfrentar en serio al gobierno reaccionario de Milei -y toda su política- es la izquierda, y esto no es meramente declamativo, al contrario, se basa en la experiencia de este corto período de tiempo, que LLA lleva en el poder, donde fuimos los primeros en convocar a marchar el 20 de diciembre -aun cuando algunos sectores nos acusaban de vanguardistas-, y en esa marcha no sólo derrotamos el protocolo de Bullrich sino que además habilitamos la expresión de una bronca contenida que salió ese día y el siguiente en masivos cacerolazos, incluso acá en Córdoba que fue duramente reprimido por Llaryora. Luego participamos activamente de la convocatoria de la CGT el 27, que pretendían que fuera simplemente una exigencia a la Justicia y terminó convirtiéndose en una exigencia de Paro Nacional que finalmente tuvieron que convocar para el 24 de enero, ahí también con la columna independiente pudimos plantear la necesidad de continuidad. Después estuvimos poniendo el cuerpo y enfrentando la represión frente al Congreso durante todo el tratamiento de la Ley Ómnibus. 

¿Es posible que la Izquierda forme algún tipo de alianza estratégica con otros espacios (UxP, por ejemplo) en aras de poner freno a LLA y sus políticas?

-La defección del peronismo en este momento genera mucha confusión en su base. En primer lugar porque tienen una enorme responsabilidad en que hayamos llegado a esta situación -porque su política del “mal menor” fue de frustración en frustración-. Primero Scioli  -actual funcionario Mileísta-,  luego Alberto, y más tarde Massa, hicieron que mucha gente se decepcionara. Y al posicionarse con un discurso progresista, confundieron a un importante sector que, frente a la bronca por sus políticas, terminó mirando a la derecha. Este fenómeno no es sólo local, pasa en Latinoamérica y en el mundo entero. Y ahora que nos gobierna la ultraderecha, están muy lejos de ser una herramienta útil para combatirla. Se dedican a rosquear, a especular electoralmente y permanentemente intentan desmovilizar apelando al miedo. Nada más equivocado en este momento político donde la clave pasa por la movilización, como lo demostramos el 24 de enero que con más de un millón de personas en las calles hicimos tambalear todo el plan de Milei que terminó retirando su Ley Ómnibus. Yo creo que, entonces, desde la izquierda tenemos una enorme responsabilidad: poder ser el canal y el lugar de organización y participación para esos miles que quieren salir a luchar y enfrentar a este gobierno, y nuestra tarea es más grande que sólo ser una herramienta eficaz en la resistencia –lo cual lo somos, porque estamos en cada lucha y acompañamos cada conflicto-. Pero hoy se impone dar un paso para convertirse en la alternativa política para toda esta gente, que no sólo podamos decir qué no queremos, sino también formular un programa claro de lo que hace falta hacer en este país. Y para eso es imprescindible abrir el FITU para que los simpatizantes, el activismo independiente y la izquierda social tengan un lugar donde participar y decidir, y no sólo puedan votarnos cada dos o cuatro años. 

“Desde la izquierda tenemos una enorme responsabilidad: poder ser el canal y el lugar de organización y participación para esos miles que quieren salir a luchar y enfrentar a este gobierno”.

 

24 de marzo.

-¿Cómo transita la izquierda estos momentos en los cuales gobierna una administración nacional muy afín a la dictadura cívico-militar? Y en tal sentido, y notando que recientemente el gobernador Llaryora se refirió a la “necesidad de preservar la memoria”, y reconoció la importancia de asumir la cifra de 30 mil detenidos desaparecidos, ¿desde la Izquierda perciben una diferencia respecto del posicionamiento de la Provincia y la actual administración nacional?

-En primer lugar creemos importante señalar que este no es un 24 de marzo más -por múltiples motivos-: por primera vez en nuestra historia, desde la recuperación de la democracia, nos gobiernan negacionistas que avalan a los genocidas. Hay un giro represivo muy importante y se quiere avanzar con la miseria planificada -que ya denunciaba Rodolfo Walsh en su histórica carta de marzo del 77-, es decir, llevar al extremo el plan económico de la dictadura. 

 -Este va a ser el primer año en que el 24 habrá una sola marcha unificada. ¿Cuán relevante es esto para la Izquierda y por qué?

Tomando en cuenta el marco actual, desde nuestra organización -y muchas otras nucleadas en el Encuentro Memoria Verdad y Justicia-, vimos necesario la unificación de las marchas: la de los organismos oficialistas y la de los independientes. Sin que eso significara anular nuestras diferencias. Es decir: bregamos por la posibilidad de hacer una marcha única donde luego cada espacio, a través de sus documentos, pudiera expresar sus posicionamientos políticos. Realizamos enormes esfuerzos en todo el país -y en Córdoba también- para que así fuera. Lamentablemente en Córdoba no hubo disposición de los organismos alienados con el gobierno provincial para que eso suceda, porque se pretendía que la unidad fuera uniformidad acrítica y que nosotros marchemos sin poder expresar que este gobierno provincial apoya en esencia a Milei y remarcar que -más allá que públicamente diga que son 30 mil- luego avala en los hechos la represión y la persecución de hoy; e incluso la ejecuta. Porque no se puede olvidar que hay luchadores y sindicalistas imputados por luchar en nuestra provincia -entre ellos mi compañero Agustín Nazar-. Hay un punto que es imprescindible señalar –una y otra vez-, y es que: los DDHH no son piezas de museo ni una reivindicación del pasado. De hecho el reciente atentado político a una militante de H.I.J.O.S resignifica por completo la necesidad urgente de luchar hoy y de posicionarse muy fuerte contra este gobierno, y no sólo con frases, debe ser, sobre todo, con hechos. Las direcciones políticas y sindicales tienen una responsabilidad trascendental, sabemos que con un paro general y un plan de lucha sostenido podemos hacer tambalear definitivamente el plan del “liberfacho” (Milei). Desde la izquierda venimos trabajando incansablemente para esa perspectiva. 

 

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