La producción agroindustrial enciende las alarmas por las retenciones libertarias

Las retenciones a la producción exponen la falta de un plan productivo del presidente anarco capitalista. Es de esperar que caiga la producción de aceite de soja, biodiesel y la harina producida con la oleaginosa, productos de un complejo exportador que el año pasado explicaron el 30% de las divisas que entraron al país.

Economía 14/01/2024 Facundo Piai
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"Las retenciones en los productos que incorporan valor agregado es pegarse un tiro en el pie”, indicó Carlos Haeberle, representante de la Aceitera General Deheza. Foto: gentileza

El Gobierno libertario en clave recaudatoria. Aumenta retenciones que impactan en la producción. El aceite de soja, una de las principales exportaciones del país, demandará 10 millones de toneladas de soja menos que se terminarán exportando como materia prima. Los ajustes en retenciones que quieren aplicar desincentivan al agregado de valor y primarizan las exportaciones. 

“Una buena cosecha y nos salvamos todos”, reza un dicho popular tan antiguo como la escarapela. Este año, a diferencia del anterior en donde la sequía hizo estragos, la cosecha será robusta, precisamente. Sin embargo, desde el principal complejo exportador del país tienen serias dudas de que vaya a tratarse de un año relevante para la producción agroindustrial. Algo insólito luego de una devaluación del tipo de cambió superior al 100 por ciento que, naturalmente, beneficia a los exportadores. Pero la crítica es clara, la ausencia de políticas productivas y un rosario de errores no forzados repercutirán en la actividad y las exportaciones.

Aumenta la presión impositiva y desde el sector esperan medidas productivas

El aumento de las retenciones a las exportaciones agroindustriales aplicado por el Gobierno libertario que buscan reducir el déficit fiscal tiene efectos en el principal generador de divisas. En el equipo económico se impuso el espíritu fiscalista. Hay que recaudar, es el mantra que repiten en los pasillos del Palacio de Hacienda junto al hit del verano: “No hay plata”. Lo cierto es que el ímpetu fiscalista, de no responder a un plan integral, puede conseguir lo contrario de lo que se propone. 

Por caso, cuando la nueva administración sube retenciones a los derivados de la soja poniendo al tributo en línea con lo que paga la materia prima (el poroto de soja), está encareciendo los costos de la agroindustria. Consecuentemente, es de esperar que caiga la producción de aceite de soja, biodiesel o la harina producida con la oleaginosa. Los principales productos de un complejo exportador que el año pasado explicaron el 30% de las divisas que entraron al país.

Esto significa que de caer la exportación de los principales productos despachados al mundo las arcas del Estado se pierden la posibilidad de recaudar más por esa vía. Pero eso no es todo. Si las exportaciones caen se debilita el fortalecimiento de las reservas del Banco Central, condición necesaria más no suficiente, para estabilizar los precios internos, entre otras menudencias. 

En un mundo donde prevalece el proteccionismo, sin “medidas que defiendan parcialmente a la industria local se pierde competitividad y quedamos en una situación desfavorable”.

La suba de retenciones hará caer las exportaciones en u$s5.000 millones

“Las retenciones en los productos que incorporan valor agregado es pegarse un tiro en el pie”. La frase pertenece a Carlos Haeberle, representante de la Aceitera General Deheza, una de las principales exportadoras de soja del país. En diálogo La Nueva Mañana, Haeberle enfatizó que estas medidas hacen que se inutilice “capacidad de producción”. Tal es así que por “estar navegando por aguas turbulentas”, se estima que el impacto de las medidas para la performance exportadora del país sea de “entre 4 mil y 5 mil millones de dólares”.

La agroindustria argentina compite en el mercado internacional con dos potencias agroalimentarias de gran magnitud: Brasil y los Estados Unidos. Estos últimos “tienen una gran batería de políticas de apoyo para el agro, mientras que Brasil no tiene retenciones para la exportación de alimentos”; en efecto, el aumento de la presión impositiva en el país dificulta el aumento de las exportaciones que es lo que la economía argentina necesita. A esto hay que sumarle que muchos de los principales demandantes de alimentos del mundo tienen altos aranceles a las importaciones. 

Con lo cual, en un mundo en donde prevalece el proteccionismo, sin “medidas que defiendan parcialmente a la industria local, se pierde competitividad y quedamos en una situación desfavorable”. Para nuestro entrevistado, Argentina va a contramano del mundo, cuando todos buscan generar valor agregado a las materias primas. Por caso, “China tiene un arancel de importación de 3% para el poroto, 6% para la harina y 9% para el aceite. Lo cual es una protección gigantesca a su industria local”. 

Consecuentemente, lo que se exporta desde el principal complejo exportador del país al gran mercado chino es principalmente la oleaginosa sin procesar. La potencia asiática tiene que alimentar y mantener empleados a los más de mil millones que habitan allí. En consecuencia, busca transformar la proteína vegetal en proteína animal en su territorio, importando también alimentos más industrializados. Los más competitivos del mercado global. 

Carlos Haeberle: “Las retenciones en los productos que incorporan valor agregado es pegarse un tiro en el pie”.

Tensiones tan evitables como innecesarias con un socio comercial de peso

A propósito del mercado asiático, en la última semana sonó con fuerza lo que se presenta hasta el momento como una amenaza diplomática de Shanghái para con la administración libertaria. Una administración que descalificó al mandatario chino Xi Jinping, rechazó el acuerdo con los BRICS y coquetea con Taiwán. China amenaza con dejar de comerciar con Argentina. El incremento de la compra de granos brasileros enciende las alarmas y hay trascendidos de que buscará suplir la carne argentina con un incremento de las compras a Australia y Uruguay.

“Es un problema muy serio si se cumpliera la amenaza. El 77% de las exportaciones de carne del último mes fueron a China. Para nosotros sería un problema muy grave”, reconoció el presidente de la Cámara de la Industria de la Carne, Miguel Schiariti, al ser consultado por LNM. Aunque aclaró que dentro del sector creen que se trata de intimidaciones que difícilmente se lleven a la práctica. 

Por su parte, el presidente de Georgalos, Miguel Zonnaras, muy vinculado al comercio exterior, aclaró que en lo inmediato no se percibe una merma en los despachos, pero no descarta que pueda haber efectos en los flujos comerciales. Lo cual no afectaría a todas las exportaciones por igual. Además, precisó que “en la medida que más primarizada es la oferta, más importante es la necesidad que la influencia geopolítica; y cuando más valor agregado tengan los bienes exportados, más incidencia tiene el factor político que la necesidad”. 

Schiaretti: “Es un problema muy serio si se cumpliera la amenaza (que el gigante asiático deje de comprar carne argentina); el 77% de las exportaciones de carne del último mes fueron a China”.

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