Camino al verano, preocupa la falta de agua en localidades turísticas

Alta Gracia y Carlos Paz decretaron sendas emergencias hídricas para regularizar el suministro de agua potable, frente a bajantes históricas de los ríos Anisacate y San Antonio. Desespera la espera de copiosas lluvias y pronosticadores anticipan temperaturas extremas para el verano.

Córdoba 17/11/2023 Pablo Javier Rodríguez Pablo Javier Rodríguez
Bajante del Río Anisacate (Twitter Mariano Vera Ternasky) 02
El Río Anisacate muestra una bajante inédita, afirman desde la cooperativa que provee a Alta Gracia. Foto: gentileza

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En los primeros días de noviembre, generó preocupación la histórica bajante de ríos que alimentan a numerosas comunidades serranas, que además son importantes destinos turísticos.

El lunes 13, la Municipalidad de Carlos Paz decretó un “alerta roja en el servicio de agua potable”, ante la disminución de presión en algunos barrios, producto de una bajante histórica del río San Antonio. La Subsecretaría de Agua y Saneamiento local adjudicó esta situación a “las altas temperaturas, la escasez de precipitaciones y los altos niveles de consumo registrados”.

La medida dispuso la restricción del uso del vital elemento en “todas las actividades que no sean exclusivas de consumo humano” y también puso al servicio de la comunidad tres números telefónicos para realizar denuncias: 103, 105 y 424480.

En declaraciones a Carlos Paz TV, el subsecretario de Agua y Saneamiento, Roberto Cotti, destacó que habría mejorado la prestación del servicio “por las operaciones que se hicieron en la red y la incorporación de sifones hidráulicos en el dique Cuesta Blanca, lo que permitió una recuperación mayor del sistema”.

Empero, el servicio no se ha normalizado del todo y las imágenes del río despiertan preocupación para el presente y el futuro próximo, de cara a la temporada estival, cuando el turismo copa la ciudad del “Cu-Cú”.

“Hace falta que llueva mucho”

Paralelamente, tras casi una semana de cortes programados y alternados del servicio de agua, el Concejo Deliberante de Alta Gracia aprobó por mayoría la declaración de Emergencia Hídrica en la ciudad, que fue enviada desde el Departamento Ejecutivo y contempla la conformación de un comité amplio para abordar la problemática, presidido por el intendente.

Además, sostiene la prohibición del uso del agua para lavado de vehículos, llenado de piletas, baldeo o riego en vía pública; solicitando su uso sólo para fines prioritarios, como consumo e higiene. Y también, como Carlos Paz, asigna una línea telefónica de atención las 24 horas para receptar denuncias (3547631719); y eleva la base de las multas a 100UF (unidades de falta) para quienes no acaten las restricciones.

“Hace falta que llueva mucho, que llueva arriba, que las napas se vuelvan a llenar. Que las vertientes, los arroyos y sobre todo los ríos que nutren al Anisacate vuelvan a tener el cauce que supieron tener”, afirmó el intendente Marcos Torres, en la conferencia de prensa que convocó para anunciar la emergencia hídrica y la implementación de medidores domiciliarios.

Ennio Mazzini, presidente de la cooperativa que provee a Alta Gracia del servicio de agua potable, Cosag, se refirió a esta crisis como una “situación muy atípica” y graficó que desde que se puso en funcionamiento la planta de toma de agua, sobre el Anisacate, hace 80 años, en 1943, “el río siempre tuvo subidas y bajadas, que a veces causan inconvenientes, pero nunca de esta magnitud”.

Paralelamente a lo que viven Carlos Paz y Alta Gracia, como principales polos urbanos de Paravachasca y Punilla, respectivamente, otras localidades turísticas están sufriendo similares dramáticas situaciones y tomando medidas parecidas: Cosquín, Santa María de Punilla y Potrero de Garay.

Mirada socioambiental

La sequía, el calentamiento global, los incendios forestales, las inundaciones se comunican a menudo como tragedias aisladas, generadas por una humanidad descontrolada o personas puntuales, con desequilibrios varios, que no miden las consecuencias de sus actos o son negligentes. 

Sin embargo, consultado por La Nueva Mañana, Diego Aranda, integrante de la Asamblea Paravachasca, aportó una mirada crítica sobre la crisis hídrica, desde una perspectiva socioambiental.

En primer lugar, mencionó a “la expansión del desarrollo inmobiliario” como un elemento a considerar a la hora de pensar la problemática del agua. Afirmó que en algunas localidades del Valle de Paravachasca, este fenómeno se da sin ordenamiento territorial alguno y que, en otros casos, “no se ha respetado cómo se expande la mancha urbana en relación con las zonas altas del monte nativo”.

En particular, advierte que el avance inmobiliario “está acompañado de una expansión exponencial de piletas domiciliarias de gran tamaño”, que genera, a su vez, un reparto desigual del agua: mientras algunas familias sacian sus necesidades de esparcimiento, barrios enteros no cuentan con el servicio mínimo.

“Sin monte no hay agua”

A ello, le suma Aranda “la afectación de la cuenca hídrica y las zonas más altas de monte nativo en relación a los incendios forestales de los últimos años”. Explica que el desmonte impide que el mismo bosque nativo genere sus circuitos de regeneración y administración del agua. Por eso, desde la Asamblea dicen que “sin monte no hay agua”.

“No menos importante nos parece lo que venimos anunciando con la traza de la Autovía Ruta 5”, indica finalmente Aranda, respecto de la obra que conecta Alta Gracia con Villas Ciudad de América. Y completa: “Desde febrero de 2022, cuando arrancó la obra, los cuatro arroyos tributarios del río Anisacate están siendo obstruidos. Lo hemos denunciado y visibilizado. Y los camiones cisternas que son utilizados en la obra, extraen agua del río Anisacate y de los arroyos”. 

Peligro extremo

El observatorio astronómico europeo Copernicus, meses atrás, a partir del registro de temperaturas del verano boreal (junio, julio y agosto), advirtió que 2023 podría ser el año más cálido de la historia. 

“Los tres meses que acabamos de vivir son los más cálidos desde hace alrededor de 120.000 años, es decir, desde el principio de la historia de la humanidad”, señaló oportunamente Samantha Burgess, jefa adjunta del servicio de cambio climático (C3S) de Copernicus.

Paralelamente, en pleno invierno del Hemisferio Sur, en agosto se registraron inéditas temperaturas de calor extremo en la Argentina; en un escenario plagado de numerosos incendios forestales a lo largo y a lo ancho del país.

Y a poco más de un mes para el inicio formal del verano, parece empezar a cumplirse el pronóstico de Cindy Fernández, del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), que advirtió a Télam que la temporada estival vendría con temperaturas por encima de lo normal para el Litoral argentino, Córdoba, La Pampa y la provincia de Buenos Aires.

El desafío para las localidades afectadas por esta crisis hídrica es complejo: resolver el problema inmediato de la falta de agua (que depende tanto de medidas locales como de condiciones globales); instrumentar estrategias para generar hábitos de consumo responsables; y planificar un desarrollo sustentable y equitativo. 
Y en el cortísimo plazo, llegar con los servicios normalizados para aprovechar las mieles del turismo estival, que en los últimos años viene generando importantes réditos, tanto para los estados como para los privados.  

  

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