Ser mujer aumenta un 64% la posibilidad de ser pobre en la Argentina

Pertenecer a pueblos originarios o afrodescendientes eleva un 170% esta probabilidad, según datos del Programa de Investigación Regional Comparativa de la UNC.

Ed Impresa15/09/2023 Aldana Varas
pobreza mujer  2
El efecto del género y el origen étnico en la reproducción de la pobreza se puede constatar estadísticamente. Foto: ilustrativa

chapa_ed_impresa_01   

Especial para La Nueva Mañana

DESIGUALDAD SOCIAL

El efecto del género y el origen étnico en la reproducción de la pobreza se puede constatar estadísticamente. Las mujeres tienen un 64% más de probabilidades de ser pobres en comparación con los varones, y la población de pueblos originarios un 170% en relación con las personas de origen europeo.

¿Influye el color de piel, etnia, género, nacionalidad en nuestra posición económica? La respuesta es sí (lamentablemente). Numerosos informes reflejan que existe una segmentación vinculada directamente a estas cualidades. Escapa de nuestras propias lógicas pensar que este tipo de variables serían puestas en la mesa al momento de pensar en la funcionalidad para un puesto laboral. Sin embargo, hay un sector de la sociedad que utiliza una modalidad de contratación prejuiciosa y estigmatizante. Para ratificar esto, el Programa de Investigación Regional Comparativa junto a investigadores e investigadoras de la UNC trabajaron en un estudio nacional para analizar las causas estructurales de la pobreza y medir cuánto incide la clase social, etnia, género, región de residencia, entre otras en la posibilidad de pertenecer a un segmento desfavorecido económicamente. 

Colonizados

En las conclusiones, expusieron que la posición que las personas ocupan en la sociedad al nacer, incide en la posibilidad de ser pobre. Estadísticamente, en cuanto al género y al origen étnico, las mujeres tienen 65% más probabilidad de vivir en la pobreza que los varones y la población que se autorreconoce de pueblos originarios tiene 170% más probabilidades de ser pobres en comparación con las personas de origen europeo.

“La pobreza tiene rostro de mujer y también tiene un color”

Ahora bien, ¿qué sucede con las mujeres de pueblos originarios? Paola Bonavitta es especialista en estudios de género y pobreza, investigadora de la UNC y del Conicet. En diálogo con La Nueva Mañana explicó que “La pobreza tiene rostro de mujer y también tiene un color. Cuando además de ser mujer, soy campesina, indígena o afrodescendiente empeoran las circunstancias. Van empeorando mis accesos sobre todo en sociedades coloniales como la nuestra”. Para fundamentar mejor esta opresión, la especialista cita el concepto de interseccionalidad que, a rasgos generales, alude a la interacción entre las categorías biológicas, sociales con la desigualdad. “En los feminismos negros desde los inicios se viene hablando de este concepto como una de las opresiones que viven algunas personas de acuerdo a su género, etnia, nivel de estudio, sexualidad”.
En relación al sector laboral, aquellas personas que trabajan bajo la modalidad informal registran una propensión significativamente mayor a vivir en la pobreza, un 92%. La zona de residencia también es un factor que puede influir en la posibilidad de vivir en un hogar pobre. 

Paola Bonavitta
Paola Bonavitta

A nivel mundial, 7 de cada 10 personas en situación de pobreza son mujeres

Cada año, el Observatorio de las violencias y desigualdades por razones de género del Ministerio de Mujeres, géneros y diversidad de la nación publica un informe sobre la participación de las mujeres en el trabajo, su ingreso y la producción. Con datos relevados de 2022, afirmaron que las mujeres ganan en promedio un 28,1% menos que los varones, que la tasa de desocupación es del 7,8% para mujeres y del 6,1% para varones y que las mujeres están más expuestas a trabajos informales que vulneran sus derechos laborales. 

Las desigualdades de género condicionan el pleno ejercicio laboral. Existen brechas para el acceso y la permanencia en los puestos de trabajo, en los ingresos, en las jerarquías ocupacionales y en la posibilidad de acceder a un empleo remunerado. Esto debido a estereotipos de género. 

La subocupación horaria es de 13,3% para mujeres, esto explica que no solo enfrentan mayores dificultades para conseguir trabajo, sino también para trabajar una jornada completa. Aquí destacamos también que la tasa de informalidad para mujeres es del 39,3% y para varones del 36,6%. Esto significa estar expuestos a trabajos precarios sin acceso a seguridad social ni a derechos laborales.

En la toma de decisiones o puestos de dirección también hay desigualdad. Solo el 5,1% de las mujeres acceden a cargos de jefatura, mientras que el 8,4% de los varones ocupan este tipo de puestos.

“Hay que aplicar estrategias para que la feminización de la pobreza se frene”

Aplicar una medición con perspectiva de género es fundamental para entender con mayor especificidad la complejidad de la problemática. Desde hace pocos años, en nuestro país se implementó esta diferenciación según el género porque no es lo mismo ser un varón pobre que ser una mujer pobre. Esta información que nos brindan los informes, nos guían para la implementación de políticas públicas. “Hay que aplicar estrategias para que la feminización de la pobreza se frene. Un ejemplo que es interesante es el de los créditos bancarios porque están pensados para familias o personas asalariadas. Pero una mujer asalariada generalmente no recibe igual salario que un varón y probablemente esa mujer además tenga a su cargo hijos e hijas o familiares. Si los bancarios tuvieran en cuenta eso, generarían créditos accesibles para ellas”.

pobreza mujer


En la UNC las mujeres tienen mejores promedios y formación, pero generalmente los puestos de trabajo los lideran varones

El título universitario sigue disminuyendo la posibilidad de pobreza. No es lo mismo contar con ese título o no. “No obstante, las universidades son poco inclusivas para mujeres en situación de pobreza. Trabajando y/o maternando se le dificulta llevar el ritmo de estudio que se exige. En las facultades no hay ni siquiera espacios para que las madres puedan amamantar. Algunos docentes no permiten que ingresen con niñes a las aulas. Todo esto es excluyente y dificulta el egreso”, dijo Paola y agregó que “en las universidades egresan más mujeres que varones y el doble de mujeres en estudios de posgrado. Tienen mejores promedios, mayor formación pero los puestos de trabajo están liderados por varones”. Todo es insuficiente, por más capacitación que tengas, se sigue reproduciendo la desigualdad de género. 

  

Edición Impresa Nro.: 328

Seguí el desarrollo de esta noticia y otras más 
en la edición impresa de La Nueva Mañana
 
Todos los viernes en tu kiosco ]


Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto