Luego de los anuncios de esta semana se produjeron reacciones compulsivas desde la oposición buscando entorpecer la administración y enrarecer la campaña.
Ed Impresa 15/09/2023 Flavio Colazo
Especial para La Nueva Mañana
ANÁLISIS
Ahora sí ha empezado la campaña, podría decirse. Desde hace una semana el oficialismo –específicamente Massa- tomó la iniciativa de un modo enfático e impactante, lo que ha provocado una serie de reacciones intempestivas por parte de los principales opositores (LLA y JxC- y HxNP). Muchas de estas reacciones no se sabe muy bien –ni hacia adentro de estos espacios- cómo repercutirán respecto a la conquista de votos. En tanto los centros del poder real –de aquí, de allá y de todas partes- también han actuado en defensa de sus intereses (contrapuestos totalmente a los de nuestro país), y en esa línea activaron una serie de acciones -perjudiciales para Argentina- tendientes a conmover a la opinión pública. Con estos aditivos la campaña electoral ha cobrado un vigor–al menos en el ámbito dirigencial político- muy diferente al de una semana atrás.
Quizá recordando el reciente consejo de Lula: “Dejá de conseguir dólares, conseguí votos”- el ministro/candidato Sergio Massa decidió esta semana copar la escena de un modo enérgico, con un accionar concreto y con un discurso a futuro serio -y propositivo-. En cuanto a las acciones concretas primero satisfizo a los sectores con empleos de alta remuneración -en un reclamo de larguísima data- anulando (prácticamente por completo) el impuesto a las ganancias; más tarde presentó una serie de mejoras para las pymes; y luego anunció una batería de medidas de amplio alcance destinadas a la totalidad de los sectores sociales. Todas las medidas anunciadas –durante esta semana- resultan tendientes a mejorar de modo inmediato el poder adquisitivo de la ciudadanía. Es temprano para evaluar de qué modo impactará esto en el ciudadano de a pié al momento de votar, pero es prácticamente imposible pensar que repercutirá desfavorablemente. Mejor que prometer es hacer. Tal vez así haya reflexionado Massa en estos días, y en consecuencia decidió hacer primero y decir después.
En el campo de la batalla electoral la reacción de los rabiosos embanderados opositores –autodefinidos anti kirchneristas (Milei-LLA, Bullrich-JxC y Schiaretti-HxNP)- ha sido la de intentar obturar al máximo la implementación de cualquiera –sino todas- de las medidas que ha presentado Massa en favor de los sectores sociales que no son los de su predilección –o sea los sectores más poderosos y acaudalados de Argentina-. Así como ya se habían pronunciado en contra de la suma fija de 60 mil pesos, ahora se niegan a apoyar –entre otras- una medida que ellos mismos reclamaban estentóreamente: la quita del impuesto a las ganancias. A la quita del impuesto la misma oposición pidió que se hiciera sin esperar las elecciones. Atendida la petición inmediatamente se opusieron. Caso palmario fue el de José Luis Espert, quien en 4 días pasó de reclamar la inmediatez -de la quita impositiva- a proclamarse en contra. Similar comportamiento tuvo Schiaretti. Mientras tanto los formadores de precio continuaron gatillando –sobre todo en alimentos- con sus remarcadoras, y AEA (Asociación Empresaria Argentina) lanzó un comunicado plagado de quejas -en momentos en que dichas empresas baten récords de ganancias- . Haciendo lo suyo la Corte Suprema -de manera cuasi delictiva- mostró musculo y poder al echar intempestivamente a una jueza de prestigio (Ana María Figueroa) a pedido de los grandes medios hegemónicos. Una mancha más al tigre –mancha tras mancha, será pantera negra en poco tiempo-.
Como todo tiene que ver con todo no es casual que a la malherida (y aborrecida por los grandes poderes) administración nacional actual - toda vez que parece haber encontrado en Massa una posibilidad real de permanecer a cargo del ejecutivo- se la ataque con ferocidad desde todos los frentes. Así, en consonancia con las maniobras internas tendientes a obturar por completo una continuidad del oficialismo para el periodo 2023-2027, desde allá lejos, a distancia, disparan con todo lo que encuentran. Desde EEUU viajó un fallo judicial -escandaloso, absurdo y burdo- a favor de los fondos buitres Burford Capital -en contra de Argentina por la nacionalización de YPF- por 16 mil millones de dólares. Más acá, desde Paraguay – un país que exporta soja en volúmenes inexplicables (merced al contrabando desde Argentina y Brasil)-, llueven reclamos airados pidiendo el cese del peaje argentino por el uso de la -mal llamada- Hidrovía. En la escalada de tensiones, según Argentina, la nación guaraní ha llegado el jueves 7 -en una actitud irresponsable- a abrir unilateralmente las compuertas de Yacyretá generando serios inconvenientes a Argentina al provocar un fuerte desbalance en la producción de energía. Este episodio –sumado a la convocatoria al embajador argentino (Oscar Peppo) a casa de gobierno en Asunción- ha elevado fuertemente la tensión diplomática entre ambos países. Viendo el estado interno desde afuera tiran –aunque sea al voleo-; si pegan, mejor; sino, que más da.
Volviendo al escenario local, cuando los trabajadores, producto de las propuestas de Milei y/o Bullrich, se encuentran en medio de un estado amenazante -de posibles cambios bruscos perjudiciales en extremo respecto a las condiciones del vínculo trabajador/empleador-, sorprendió a muchos el comportamiento de algunos dirigentes sindicales en relación al líder de LLA. Primeramente llamó la atención de la reunión de Gerardo Martínez (Secretario General de Uocra) con el candidato libertario para “ir a tantear el terreno”. Pero lo del líder sindical gastronómico Luis Barrionuevo fue de un “marxismo” extremo. Es que, a poco tiempo de apoyar abiertamente la candidatura presidencial de Wado De Pedro, ahora ha decidido pasarse a las filas de Milei. Sobre el libertario ha predicho –Barrionuevo- que ganará en primera vuelta, y que el sindicalismo deberá darle gobernabilidad. Las perspectivas -sobre el vínculo trabajador/empleador- entre De Pedro y Milei son tan antagónicas que no hay explicación –sensata- alguna que pueda dar. Quizás la imperecedera expresión de Groucho Marx sintetice el cambiante andar del sindicalista: “Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”.
Algo que resulta incomprensible es el apoyo que encuentra Milei (¿o Villarruel?) dentro de las FFAA. Las recientes declaraciones de la posible canciller de un gobierno de LLA, Diana Mondino, – afianzadas y respaldadas por Milei- afirmando que se respetarían los “derechos” de los isleños malvinenses -en concordancia con la posición del Reino Unido- han disparado una serie de repudios masivos por parte de diversas entidades destacando, por supuesto, la de los excombatientes. Pero el discurso libertario de alineamiento ciego con el invasor británico no es nuevo. Ya en reiteradas ocasiones Milei ha dicho admirar profundamente a Margaret Tacher –artífice de la muerte de los combatientes argentinos-. ¿Será que a los hombres de nuestras FFAA les importa más el suculento aumento de presupuesto prometido por LLA, o la reivindicación del nefasto Proceso de Reorganización Nacional, que el desprecio hacia los caídos y la entrega de la soberanía nacional? Tal vez, por evitar el espanto, sea mejor no averiguar la respuesta a este último interrogante.
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