A 40 años de discos que marcaron a fuego la historia del rock nacional

La vuelta de la democracia impulsó una primavera en el rock argentino que se vio reflejada en producciones que desataron una época de oro. 1983: el año de los "Raros peinados nuevos".

Ed Impresa25/08/2023 Martín Brizio
Rock Nacional
1983, el año de los "Raros peinados nuevos".Fotos: gentileza.

chapa_ed_impresa_01   

Especial para La Nueva Mañana

1983, EL AÑO DE LOS RAROS PEINADOS NUEVOS

En este 2023 se cumplen 40 años de la edición de varios discos muy relevantes del rock argentino, en el año del despertar democrático. El rock nacional experimentaba un cambio generacional importante, y la influencia de los nuevos géneros europeos y norteamericanos de fines de los setentas y principios de los ochentas tenían su correlato en nuestro medio.

“La moda ha cambiado un poco, Mirta, ya no hay ni un pelo largo, todos parecen soldados” cantaba Juan Carlos Baglietto en la canción de Adrián Abonizio “Mirta, de regreso”. Y sí, la estética de los ochentas ya prescindía de las clásicas “lanas” de los sesentas y setentas y se imponían a nivel mundial nuevos sonidos acompañados de una nueva visual. Comenzaba la era de los videos clips y MTV, los “one hit wonder” (artistas de un solo éxito) estaban a la orden del día, y los sintetizadores, las baterías electrónicas, y los samplers tomaban protagonismo. Depeche Mode, Duran Duran, The Cure, el David Bowie de “Let s Dance”, INXS, The Police y muchísimos más nos familiarizan con términos como “post punk”, “new wave”, “electro pop”, “electro rock”, y varios etcéteras. Géneros más extremos, como el heavy metal y el punk rock, también comienzan a tener sus representantes en nuestras tierras, con Riff, V8 y Los Violadores, editándose en ese año (1983) los álbumes debuts tanto de V8 (“Luchando por el metal”) como el de Los Violadores.

Pero para “los modernos”, los que se animaron a llevar el rock a las discotecas (terreno prohibido para los rockeros más ortodoxos), ese año fue una verdadera explosión. “EL” disco por excelencia de esa movida lo editaría Charly García casi al final del mismo, pero eso será motivo de una crónica aparte. Soda Stereo estaba tomando forma, ya eran conocidos en el under porteño, pero el debut discográfico vendría un año después.

“HUEVOS” - MIGUEL MATEOS/ZAS 

Miguel mateos huevos

Miguel Mateos ya tenía una carrera consolidada al haber debutado con su banda en el año 1981 como teloneros de Queen en nuestro país, editando al año siguiente su primer disco. Pero este fue el real despegue masivo, su segundo disco y ese grito de guerra que rezaba “en la Argentina hacen falta huevos”. Una radiografía de la clase media argentina en letras como “Extra Extra” o la que daba título a la placa, y canciones que se transformaron en himnos como “Un poco de satisfacción” y “Un gato en la ciudad”. Una banda de lujo que incluía a Pablo Guyot en guitarra que después se uniría a la banda de Charly y paralelamente fundaría su propia agrupación G.I.T., y Fernando Lupano en bajo que también dejaría la banda para unirse a las filas de La Torre.

“LA DICHA EN MOVIMIENTO” – LOS TWIST

twist dicha

El disco y la banda que potenció al máximo el concepto de “joda y diversión”. Producido por Charly García y grabado en, literalmente, 29 horas y media, fue un boom en ventas y en difusión. El nombre de la placa fue sacado del manual de “Toxicología de la Policía Federal Argentina” (el padre de Pipo Cipolatti era comisario) donde se definía a la cocaína como: “Raviol. La dicha en movimiento”. Hits automáticos como “Cleopatra, la reina del Nilo” o “El primero te lo regalan, el segundo te lo venden”, y esa oda al sarcasmo y a la ironía para abordar el escabroso tema de los servicios y las torturas clandestinas que fue “Pensé que se trataba de cieguitos”.

“CORPIÑOS EN LA MADRUGADA” – SUMO

Luca Prodan

El debut absoluto de una agrupación bisagra en la historia de nuestro rock. En el año 1983, esta banda inclasificable que escapaba a todas las categorías y a todos los géneros, sacaba su primera producción independiente. Un cantante pelado italiano que cantaba en inglés (en plena ebullición de la era pos Malvinas), y una música que remitía a todo lo que pasaba en la Inglaterra del pos punk, new wave, etc. En plena guerra de Malvinas la baterista de origen inglesa Stephanie Nuttal decide retornar a su país, y ese lugar lo ocupa Alejandro Sokol que se desempeñaba hasta ese entonces como bajista. Diego Arnedo aparece en el bajo, y al poco tiempo se sumaría “Superman” Troglio en la bata para que se consolide la formación que haría historia. “Corpiños en la madrugada” salió en formato cassette, con solo 300 copias que se vendían en los conciertos de la banda, y contenía las canciones que después aparecerían en los tres discos oficiales, incluido “Mejor no hablar de ciertas cosas” con la coautoría del Indio Solari, y “Una noche en New york City “, posteriormente “La rubia tarda”. Dos años después salía el primer disco oficial, “Divididos por la felicidad”, un título que homenajeaba abiertamente a la banda que más había influenciado a Luca Prodan, Joy Division.

“VASOS Y BESOS” – LOS ABUELOS DE LA NADA

Miguel Abuelo

Segundo disco de “Los Abuelos” y con él la consagración definitiva. Desenfado, diversión, y espíritu “Ibiza”, en el marco de una Big Band formada por tremendos y talentosos músicos. El año anterior había visto la luz el disco debut con la producción de (nada menos) Charly García, de hecho casi todos los integrantes formaron parte de su primera banda solista (Bazterrica, Cachorro López, Andrés Calamaro y Daniel Melingo). “Sintonía América”, “Así es el calor”, “Chalamán”, y principalmente el mega hit “Mil horas”,  se transformaron en la postal de esta renovación moderna y bailable de nuestra escena.

“EL AGUJERO INTERIOR” – VIRUS

Federico Moura

Los hermanos Moura fueron un poco los precursores y unos verdaderos adelantados en esto del uso de sintetizadores, samplers, y demás instrumentos por el estilo incorporados a una banda de rock y llevando al sonido a un lado más “bailable”. El precio fue muy alto, a principios de los ochentas eran la agrupación más resistida y combatida de la escena justamente por presentar una propuesta muy adelantada a su época, a un público que le faltaba un par de años de maduración para entender de qué se trataba. Y este disco marcaría la aceptación masiva de la banda. Bastante más rockero que sus antecesores (“Wadu Wadu y “Recrudece”), con la producción del baterista de Riff, Michel Peyronel, “Mi garaje”, “Carolina”, “El Probador” y el tema que Fdaba título al álbum, los hicieron entrar por la puerta grande. Tildados de superficiales y plásticos, fueron tal vez los que más se opusieron durante la dictadura al gobierno militar. “Hay que salir del agujero interior” era una analogía directa a salir del oprobio y la oscuridad del proceso, y la celebración de los años de libertad que iban a venir.

  

Edición Impresa Nro.: 325

Seguí el desarrollo de esta noticia y otras más 
en la edición impresa de La Nueva Mañana
 
Todos los viernes en tu kiosco ]


Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto