La última alegría que vivió un fanático de la Selección argentina de Fútbol

La historia de Dionisio González conmovió a los cordobeses. Con sus 84 años, vibró en la clínica donde estaba internado la final del Mundial. Cuatro días después, falleció.

Ed Impresa 20/01/2023 Marcos J. Villalobo Marcos J. Villalobo
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Padre e hijo palpitaron la final de Qatar 2022 en la Clínica Richieri de Córdoba, el 18 de diciembre de 2022. Foto: gentileza.

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Nunca será sólo fútbol. Las emociones traspasan deportes, situaciones y tiempo. Vivir, de eso se trata. Vivir momentos eternos, emociones únicas, esperadas, con seres queridos, olvidando el tiempo. Tiempo, tiempo que a veces duele, y que corre más rápido que Usain Bolt. Pero esta es una historia donde el tiempo es protagonista, donde los segundos, los minutos, las horas, los días son fundamentales. También, a veces, esos instantes se viven por siempre. Como la atajada del “Dibu” Martínez o como el penal de Gonzalo Montiel.

Es la historia de Dionisio Omero González, sí Omero sin “h”. Es la historia de Ariel González, “Tutuca”. Es la historia de padres e hijos, de cualquier argentino futbolero, pero con un condimento que nos eriza la piel, porque transcurre en la Clínica Richieri de Córdoba el 18 de diciembre de 2022... es la historia de la última alegría de este fanático del fútbol a sus 84 años, cuatro días antes de fallecer.

Dionisio estuvo doce días internado. Tenía cáncer. Su pronóstico era malo. Apenas ingresó, a la familia le dijeron que era sólo cuestión de horas. Tenía muy comprometido el hígado, los pulmones, los intestinos. Estaba en fase final. Por esos días el Mundial ya estaba en marcha, la Selección nacional transitaba los cuartos de final de la Copa del Mundo de Qatar... y Dionisio quería ver el Mundial. Es que el fútbol para Dionisio y “Tutuca” siempre fue especial, los unía. Fanáticos de Boca, de Diego Armando Maradona, de Juan Román Riquelme y de Lionel Andrés Messi; pero, también, desde hacía poco tiempo, tremendos admiradores de Emiliano “Dibu” Martínez. Y el arquero les tenía preparada una emoción eterna. El destino siempre nos regala esas situaciones inesperadas, con sonrisas en medio del desierto.

En la clínica sufrieron y festejaron en el partido ante Países Bajos, también celebraron y disfrutaron frente a Croacia. Y llegó la final: y Dionisio llegó a ese día. Lo esperó tantos años y el sueño de la tercera antes de partir era posible.

“En la clínica vimos la final, desde el primer día que llegó él ya estaba en fase final. Imaginate, nosotros re-contra-futboleros y no sabíamos si iba a llegar a este partido. Y llegó. Lo vimos junto a mi hermana Claudia”, le relata “Tucuca” a LA NUEVA MAÑANA.

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Nunca será sólo fútbol. Nunca será sólo una atajada. Nunca será sólo una Copa. Nunca será, para Ariel y Claudia, sólo un papá.

Y “Tutuca” cuenta: “El pronóstico era malo. Por eso la atajada del Dibu fue, fue, fue... la agonía misma. Nosotros decíamos que por lo menos esta alegría, que se fuera con esta alegría. Sabíamos que era terminal, que no iba a volver de la clínica, aunque uno siempre espera el milagro. Veíamos que sufría. Andaba con morfina y no notaba tanto los dolores, pero sufría. Por eso ese momento fue la agonía. Cuando agarró la pelota el francés, en ese momento, cuando fue patear yo dije es gol, pero lo atajó y sentimos todos que no se escapaba, que mi viejo iba a tener su alegría. Esta es nuestra, dijimos, porque en los penales le teníamos mucha fe al Dibu”.

Le tuvieron fe, Dionisio, Ariel y Claudia. Y acertaron. Y festejaron. En una celebración íntima y eterna. Porque nunca será sólo fútbol.

Lúcido

“Mi viejo había pedido que para la final no le pusieran morfina, que se la quería aguantar, quería vivir el partido. Quería estar lúcido. Es que las últimas dosis eran fuertes, pero no se quería perder la final. Se la aguantó. En los penales con mi hermana estábamos con la palangana en mano, porque mi viejo estaba con nauseas, pero eran los nervios. Cuando terminó festejamos ahí. Fue su última alegría, por eso fue tan emotivo”, dice emocionado “Tutuca”.

Dionisio fue tintorero y fue futbolero. Dionisio era folclorista y le gustaban las peñas. Dionisio fue papá, abuelo, esposo y vecino, y fanático de Boca. Dionisio era santiagueño y se hizo hincha de Belgrano. Dionisio vivió en barrio Santa Isabel Segunda Sección y era admirador de su hijo “Tutuca”, al que ayudó a pelearle a la esclerosis múltiple, al que motivó con la música y con el que decían: “Viste lo que ataja el ‘Dibu’, el temple que tiene”. 
Tiempo. ¿Tiempo? Dionisio le jugó su partido al tiempo y pudo vivir la final del Mundial: se despidió campeón del mundo.

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