Siete Vicios Tangueros: pecados capitales en compás de música urbana

Primera presentación pública de la obra conceptual de Damián Torres y Dante Ascaino sobre los 7 pecados capitales. Música y poesía urbana.

Ed Impresa22/07/2022 Flavio Colazo
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Especial para La Nueva Mañana

La obra Pecados Capitales: Siete Vicios Tangueros es un trabajo que combina música y poesía urbana dentro del marco de la vida citadina argentina. La obra será estrenada el sábado 23 de julio en la Sala Mayor del Teatro del Libertador con entrada libre y gratuita, las cuales podrán ser retiradas en las boleterías del teatro antes de la función de estreno. 

Nacimiento de una obra en tiempos pandémicos

Más allá de la paronimia entre Pandemonium (lugar que habitan los demonios) y Pandemia (mal que afecta a todo el pueblo) los 7 Vicios Tangueros -presentes en la obra que será estrenada el sábado 23 de julio- fueron concebidos en nuestra ciudad en plena pandemia de Covid-19, tal lo declaran sus autores, Damián Torres y Dante Ascaino. Fue durante abril del 2021  que el reconocido bandoneonista cordobés acuñó la idea de realizar una obra conceptual basada en los 7 pecados capitales  y en atención al proyecto le sugirió al letrista Dante Ascaino que escribiera una serie de textos correspondientes, cada uno de los mismos, a cada pecado capital para luego musicalizarlos. Habiendo Ascaino accedido rápidamente a contribuir con los textos para la obra, el proyecto fue presentado al Istituto Italiano di Cultura que inmediatamente decidió apoyar a la realización de la obra; así comenzaron los 7 vicios tangueros a ponerse en marcha.

Las milongas del averno argento

La obra, vale aclararlo, no fue concebida como un espectáculo visual -más allá de que en la presentación de estreno contará con el apoyo del Teatro de Sombras-,  sino que fue concebida para ser escuchada. Son 14 las piezas de la obra de Torres y Ascaino, entre las cuales hay canciones y piezas instrumentales. Según los autores le hicieron saber a La Nueva Mañana fue el letrista quien produjo y entregó primeramente –por expreso pedido del bandoneonista- los textos para que el músico les diera forma definitiva. A los textos, según nos hizo saber  Torres, él decidió agregarles– además de la música para construir cada canción- algunas composiciones puramente  instrumentales que en algunos casos son una introducción, en otros un interludio y en otros un epílogo. Las intenciones respecto al tenor de la obra -y de cada pieza- fueron de diversa índole. Primeramente  los creadores se propusieron -por el lado musical- lograr una obra conceptual grande en la cual el quinteto participe como agrupación solista junto a un combo más grande que lo sostenga  -en este caso las cuerdas de la Orquesta Sinfónica de Córdoba y el Coro de Cámara-, la idea, según sus palabras,  fue armar una obra para el quinteto y un cantor (Gustavo Visentín). Respecto al tema de los 7 pecados capitales dice Torres haberlo escogido por su universalidad, “ya que el tango siempre se ocupó de los temas existenciales/universales que atañen al hombre urbano…; e intentamos que las composiciones tengan un tinte de  poesía tanguera con reminiscencias que pueden llevar a la Divina Comedia de Dante Alighieri”; también nos preocupamos de que “los temas están compuestos de tal modo que si en alguna presentación decidimos tocar uno solo de ellos este no necesite del contexto de los demás para poder ser interpretado”. Por su parte el letrista Ascaino nos señaló que contó con total libertad a la hora de escoger las formas y contenidos de sus textos y que –increíblemente, para extraños y para él mismo- produjo la totalidad de los escritos en apenas veinte días, “cuando Torres me puso al tanto del trabajo pensé que tomaría meses y/o años”. Se destaca en los textos -en cuanto al léxico- la minúscula participación de terminología lunfarda; este aspecto logra una universalización del pecador dejando de lado las estigmatizaciones que pudieran surgir por el empleo de determinado tipo de lenguaje valorizado prejuiciosamente por algunos sectores sociales. Otro aspecto que llama la atención en los textos de Ascaino es la ausencia de referencias geográficas –ni marcas léxicas, o registros típicos de pronunciación- a ninguna metrópoli argentina en particular, su textos bien aplican para Buenos Aires, Rosario o Córdoba sin distinción alguna. Una última particularidad de la construcciones textuales de Ascaino para esta obra es que cada texto cuenta con un acróstico realizado a partir de cada letra que es contenida dentro de la palabra que denomina a cada pecado, por ejemplo: para la Ira, Inmensa ciudad, Refugio de la ira, Alma de tango; o para la Gula, Gordo es también el tiempo, dijo el poeta; Un hambre infinita se devora Los días, los años y las vidas. Almorzará con nosotros, seremos el menú.

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El tango y el octavo pecado

Ya en el Adán Buenosayres -la gran novela de Leopoldo Marechal- en la rapsodia titulada: Viaje a la oscura ciudad de Cacodelphia, el poeta argentino, cual Dante y Virgilio en La Divina Comedia, nos permitió asomarnos a un posible infierno criollo urbano desde la mirada porteña,  y luego la película de Leonardo Favio “Nazareno Cruz y el lobo” se nos dejó vislumbrar el infierno criollo de tierra adentro: la Salamanca, y ahora, en este momento actual, los cordobeses Torres y Ascaino nos invitan a presenciar  su visión del tránsito de los pecados capitales en la superficie de las urbes argentinas. Según relataron a este medio los autores, en un primer momento, pensaron en convocar  la presencia de otros géneros musicales nacionales en la obra, pero, casualidad o no, decidieron circunscribirla al tango; decimos “casualidad o no” porque – y de esto nos hicieron constar Torres y Ascaino que no tenían conocimiento previo -antes de que el Papa Gregorio Magno redujera a siete el número de pecados capitales, estos eran ocho; el octavo pecado, aquel que fue desplazado, era la Tristeza manifestada en modo de Melancolía. Tremendamente paradójico resulta que -desconociendo esta información según sus propios dichos-  los autores de Los 7 pecados capitales: Siete Vicios Tangueros hayan escogido finalmente circunscribir la obra un solo género: el tango, expresión de nuestra música popular nacional que, a nuestro entender, se encuentra imbuido por este “pecaminoso” modo para transitar su tipo de manifestación artística.  

LNM - Edición Impresa 268

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