Dengue: las campañas de información no logran el objetivo de prevención

Así lo manifestó la becaria del Conicet, Carola Soria. La problemática “requiere soluciones de índole colectiva” y no pude limitarse sólo a “campañas de fumigación”, agregó.

Ed Impresa 25/03/2022 Mónica Hernández
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La campaña de prevención comenzó tardíamente y ya en el inicio del otoño los Aedes aegypti han bajado rotundamente.

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La actividad viene desarrollándose con las visitas domiciliarias y la entrega de folletos donde se informan los síntomas que se presentan con estas tres enfermedades, la prevención y las medidas a tomar en las viviendas para evitar los criaderos de mosquitos. 

El doctor Walter Almirón es titular de la materia Entomología de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC y en diálogo con La Nueva Mañana comentó: “Desde la cátedra estudiamos dónde se crían los mosquitos y asociarlos con factores sociales además de las percepciones que tienen los pobladores, sobre todo la preocupación que tiene la gente con respecto al dengue. Después de estos dos años de pandemia se ha visto que vuelven todas estas enfermedades olvidadas”. 

La campaña de prevención comenzó tardíamente y ya en el inicio del otoño los Aedes aegypti han bajado rotundamente. Hace un tiempo también que no se reciben los reportes epidemiológicos como tampoco se sabe nada acerca de los países de la Región, “porque cuando se presentan muchos casos en países limítrofes (Bolivia, Paraguay y Brasil) seguro que pasan para el Nordeste y el Noroeste Argentino”, señaló el catedrático. 

“Tampoco se sabe nada sobre la fiebre amarilla en regiones como San Pablo en Brasil, donde hace unos años se produjeron muchos casos. Todas las campañas se han volcado hacia el Covid, lo cual es un error, pero bueno… así están dadas las cosas. También se ha dado la particularidad de las abundantes lluvias tardías en febrero y marzo, donde normalmente para esta época comienza a bajar la curva de la cantidad de mosquitos además del calor, porque cuando llegan los primeros fríos quedan refugiados, dependiendo de las especies, por supuesto”.
“En el caso del dengue, los vectores ponen los huevos al final del verano y quedan vivos hasta el fin del invierno, activándose cuando vuelven los primeros calores. En tanto, el mosquito común tarda en poner los huevos y el insecto adulto se refugia durante todo el invierno; por ahí, se activan a finales de abril o mayo cuando se pueden presentar algunos días más primaverales, por ejemplo”, contó Almirón.

Entretanto, “estamos procesando los datos que obtuvimos antes del inicio de la cuarentena, no tenemos todavía un porcentaje, no hubo trabajo de campo y nos estamos organizando para retomar la tarea, pues se supone que ya se podrá salir con normalidad. Hasta el comienzo del aislamiento social obligatorio se hizo vigilancia con el personal de Epidemiología, además de encuestas sobre la percepción del tema de la población”, finalizó. 

Percepciones y relevamientos de criaderos

Con respecto al tema, Carola Soria, becaria del Conicet, subrayó: “Si se puede hablar del Covid-19 como una problemática social, entonces habilita pensar al dengue como una cuestión similar que no se limita a campañas de fumigación o estrategias particulares donde una persona individualmente tiene que hacerse cargo, sino que tiene que ver con grandes estructuras del avance de la sociedad sobre el ambiente, por lo cual requiere soluciones de índole colectiva”. 

La problemática no se reduce solo a pensar o conocer los recipientes donde el Aedes aegypti puede poner los huevos y desarrollarse las larvas; “en casi la totalidad de las viviendas que relevamos existían criaderos potenciales (es decir que tenían las características necesarias para contener agua y que el mosquito pueda poner los huevos). Entonces habría que pensar en cómo se encaran las campañas de información que no consiguen dar con el objetivo de prevención, y qué percepciones tienen las personas en sus viviendas acerca de qué es un criadero de Aedes aegypti, o visto por otro lado, qué utilidad se le dan a esos objetos en sus viviendas que lo hacen más que un criadero de mosquitos”, agregó.

“Por ejemplo, añadió, en el último trabajo publicado presentaron los resultados de que fueron criaderos algunas macetas, floreros, adornos, juguetes que habían acumulado agua y que esos objetos tenían un valor para las personas en su vivienda, además de otros sitios no convencionales donde el Aedes aegyptis busca de poner sus huevos respecto de los que se publican en los folletos”.

En tanto, la mayoría de las personas encuestadas dentro del Programa Provincial de Dengue hasta el 2020 reconoció bastante bien aspectos generales de la problemática, sin embargo, los expertos piensan que es necesario ahondar todavía más el conocimiento puntual para combatir el mosquito que habita dentro de las viviendas. 


Qué dice la OMS

Por otra parte, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la pandemia interrumpió las actuaciones “previstas en los programas de control y eliminación de estas enfermedades en las Américas, tales como las masivas campañas de suministro de medicamentos, las encuestas y la búsqueda activa de casos”.
Aunque la mayoría de estas actividades se cancelaron en 2020 y se reanudaron gradualmente en 2021, la OPS (Organización Panamericana de la Salud) advierte que estas interrupciones pueden demorar la eliminación o el control de algunas de estas enfermedades “más allá de los plazos previstos antes de la pandemia del coronavirus”.

Las enfermedades tropicales desatendidas todavía prevalecen principalmente en las zonas rurales, en las de conflicto y en las regiones de difícil acceso, además de proliferar en entornos donde el acceso al agua potable y al saneamiento es escaso, situación agravada por el cambio climático.

Mosquitos transgénicos

Una de las alternativas que se avizora como otra de las posturas de la OMS resulta de una nueva guía para el desarrollo y despliegue de mosquitos transgénicos, es decir aquellos modificados genéticamente (GM), que pueden ayudar a controlar a otros vectores de enfermedades, aunque otra opinión de parte de los científicos alerta sobre la necesidad de una mayor evaluación sobre su seguridad y el uso ético de los mismos.
En principio, estos mosquitos GM se podrían utilizar para combatir enfermedades transmitidas por vectores, por ejemplo malaria y dengue, tecnología utilizada para incluir un gen que transmitirán las hembras del Aedes aegypti a sus descendientes, que “debido a esa modificación genética morirán antes de llegar a la vida adulta,  ayudando a disminuir la población de insectos vectores del virus del dengue, chikungunya y zika. Para la malaria, la modificación genética se ha centrado en reducir la capacidad de la hembra del mosquito Anopheles”, sostienen los expertos de la OMS.  Estos insectos, hasta el momento, se han desplegado en Brasil, Panamá e Islas Caimán, a modo de prueba.

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