La política económica y el acuerdo con el FMI volvió a dividir al Frente de Todos

“Nadie está obligado a defender lo que no comparte”, dijo a La Nueva Mañana una fuente cercana a Máximo Kirchner. El líder de La Cámpora abandonó la presidencia del bloque en Diputados.

Ed Impresa 04/02/2022 Daniel Salazar
Maximo
En el Gobierno aseguran que se puede crecer sin dejar de gastar y achicando el déficit y, a partir de allí, distribuir a los que todavía no vieron la recuperación. (Foto gentileza: @ClariManterola)

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Especial para La Nueva Mañana

Las diferencias entre el kirchnerismo, socio mayoritario de la coalición del Frente de Todos y el presidente Alberto Fernández y los socios menores que lo apoyan, vienen prácticamente desde el inicio de la gestión cuando el Gobierno dio marcha atrás con la intervención y expropiación de la empresa agroalimentaria Vicentín en medio de la pandemia del coronavirus.

No era para menos, tras la estafa que perpetraron los dueños de la empresa santafesina el país se perdía una oportunidad histórica de tener una empresa de alimentos testigo, para moderar los precios en un mercado altamente concentrado en este rubro como el argentino que es el que genera gran parte de la alta inflación que padecen sus ciudadanos y controlar el mercado exportador de granos, a través de YPF agro, como lo es YPF en el mercado petrolero.

Los conflictos entre ambos sectores se profundizaron fuertemente después de la derrota electoral del oficialismo en las elecciones de medio término, con la carta de Cristina Kirchner mediante exigiendo cambios de funcionarios para relanzar el Gobierno y en la que le achacó la derrota a la política de  ajuste fiscal que llevaba adelante el ministro Martín Guzmán que dejaba al  abandono  antes de tiempo a los sectores más vulnerables de la sociedad afectados por la pandemia y de no haber llegado a los sectores medios con los beneficios que aportaba la incipiente recuperación económica que experimentaba la economía.

Y esta semana se ahondó la crisis interna de la coalición de Gobierno con la dimisión de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos.

El acuerdo con el FMI 

El detonante de la renuncia  fue  el proceso  de las negociaciones y el resultado del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

“Esta decisión nace de no compartir la estrategia utilizada y mucho menos los resultados obtenidos en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), llevada adelante exclusivamente por el Gabinete económico y el grupo negociador que responde y cuenta con la absoluta confianza del Presidente de la Nación, a quien nunca dejé de decirle mi visión para no llegar a este resultado”,  expresó en su carta el hijo de la vicepresidenta criticando además que el accionista mayoritario de la coalición nunca fue escuchado.

Para Máximo Kirchner el Gobierno no fue firme en las negociaciones, nunca planteó con rigurosidad que si el préstamo otorgado a Macri fue excepcional también debería serlo la forma de pagarlo y cedió a las imposiciones del organismo internacional.

Las razones pueden encontrarse en lo que se intentó negociar y en lo que finalmente consiguió el Gobierno: 

  • Planteó una quita de capital, pero no lo consiguió. El Fondo Monetario no hace quitas de capital.
  • Canje de deuda por acciones climáticas, no.
  • Condonación parcial, tampoco.
  • Estirar los plazos de pago a 20 años, como plazo excepcional por el otorgamiento del crédito irregular, no.
  • Eliminar las sobretasas que se cobran por acceder a un crédito mayor al permitido, a pesar de que tuvo el aval del G20, tampoco lo obtuvo.
  • Fondos frescos del FMI o de terceros para reforzar las reservas, no.
  • Déficit fiscal cero en 2027, tampoco. Peor aún, a pesar de que el sendero fiscal era la principal diferencia para cerrar el acuerdo como lo planteó el ministro Guzmán en la reunión que mantuvo con los gobernadores, hace menos de un mes,  después accedió a alcanzarlo en 2025 como impuso el Fondo.

La propuesta del Gobierno para reducir gradualmente el déficit fiscal empezaba con 3,3% en 2022 y alcanzaba el equilibrio en 2027 y el FMI exigió una reducción mayor para este año (2,5%) y lograr el déficit 0 en 2025.

En aquella oportunidad el titular de Economía explicó que el déficit 0 en 2025 implicaba un ajuste real. “Lo que pide el FMI es diferente de lo que hemos presentado, y la diferencia entre lo que plantea el Fondo y lo que planteamos desde el Gobierno argentino consiste en diferenciar un programa que con alta probabilidad detendría el crecimiento, y que es esencialmente un programa de ajuste real, versus un programa que le dé continuidad a este proceso de recuperación fuerte que estamos viviendo”.

Máximo Kirchner, en su renuncia a la presidencia del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados, argumentó justamente que lo acordado por Guzmán lleva a un ajuste que considera inaceptable.

En el Gobierno  aseguran que se puede crecer sin dejar de gastar y achicando el déficit y, a partir de allí distribuir a los que todavía no vieron la recuperación; y el sector kirchnerista que asegura que es imposible pensar en recortes cuando, luego de la crisis del macrismo y la pandemia, hay sectores que necesitan una inyección de recursos sin dilaciones,  algo que no podría hacerse en el marco del acuerdo con el FMI. 

El único logro retórico que esgrime el Gobierno es que el FMI reconoció que la inflación es multicausal, que no es solamente por efectos monetarios, pero igualmente le exigen que la asistencia monetaria al Tesoro en 2024 este cerca de cero “para converger a una situación donde no haya más financiamiento monetario”, dijo Guzmán.

También el Gobierno alega como positivo que el organismo multilateral no le pidió reforma laboral, aunque en la Argentina la precarización de hecho es cada vez mayor bajo la ausencia del Ministerio de Trabajo, ni una reforma  previsional, pero la jubilación mínima cada vez se aleja más de la canasta básica, mientras  los salarios del sector privado y público registrado caen por cuarto año consecutivo. Tampoco le exigió reformas estructurales y se mantendrán los gastos en obras públicas y apuestan a que la solidez de la teoría del crecimiento permita en el futuro afrontar los pagos al Fondo Monetario Internacional.

El Congreso   

La crisis en el Frente de Todos, no solo tensiona el inicio del periodo de sesiones extraordinarias que comenzó ayer sino que abre una expectativa sobre la posición que tomaran los diputados de La Cámpora y otros tantos de espacios aliados, como el Frente Patria Grande, que se referencia en Juan Grabois, y la Corriente Clasista Combativa (CCC), a la hora de discutir el acuerdo con el FMI cuando llegue al Congreso.

No obstante, una fuente cercana al jefe de la Cámpora  le dijo a La Nueva Mañana que “nadie está obligado a defender lo que no comparte”, en referencia de la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de diputados y descartó que vaya a ver una fractura del bloque: “Estamos lejos de eso”, afirmó.

Aunque esos diputados buscarán influir en la redacción del memorando de entendimiento con el FMI consignó la fuente, en consonancia con lo que había confirmado Leopoldo Moreau a la prensa que buscarán introducir modificaciones para aliviar el impacto de lo que, a su entender, puede provocar lo firmado por el Gobierno.

En tanto, el Gobierno buscará blindar el paso del acuerdo con el  FMI por el Congreso. La Casa Rosada no quiere modificar los acuerdos sobre todo los relacionados con el déficit y mucho menos, los que recortan la asistencia del BCRA al Tesoro, precisó a este medio una fuente gubernamental y señaló que esa será la compleja tarea del nuevo jefe de bloque del Frente de Todos, el diputado rosarino Germán Martínez.

Por su parte, en el Senado reina la inquietud entre el silencio de Cristina Kirchner y las dudas sobre cuál será el impacto que tendrá en la bancada que preside el formoseño José Mayans el portazo de Máximo Kirchner.

 

 

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