Matías Sosa, el guiso de la madre y el auto para el padre

El prometedor atacante de Talleres cuenta sus sensaciones, valorando el acompañamiento familiar. Y anuncia que espera comprarle un vehículo para el hogar como retribución al aguante.

Ed Impresa02/07/2021Federico JelicFederico Jelic
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“Añoro jugar con el Kempes lleno. Es algo que solo vi en televisión, que me contaron mis compañeros, pero por la pandemia no pude disfrutar de ese espectáculo”.

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Los sueños hacen su camino al andar, más allá de las ilusiones naturales de aquellos cuya vocación fue siempre patear una pelota y jugar al fútbol. Y en ese sentido, las prioridades y la gratitud forman parte de las bases de muchos jugadores, con la familia de pilares fundamentales, como es el caso del delantero de Talleres, Matías Sosa, quien en plena pandemia arribó desde Burzaco a Córdoba como una apuesta y tuvo que adaptarse a las particularidades y normalidades que implicaba la cuarentena, lejos de sus seres queridos.

Con esos obstáculos, el juvenil de 19 años ya disputó tres partidos en Primera y apunta a consolidarse en barrio Jardín.  Sin embargo, en cada párrafo del diálogo, Sosa nombra a su hogar. La necesidad del contacto y el afecto, las ganas de compartir el hogar y las llamadas de todos los días para sentirlos cerca. 

El jugador nacido en Burzaco, de anterior paso por Temperley, dialogó con La Nueva Mañana y sostuvo: “Este año espero sumar más minutos de juego y poder lograr regularidad en Talleres. Por suerte ya superé la lesión, algo que me tenía bajoneado. Me veo bien, espero ser considerado más tiempo por el Cacique Medina”.

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“Añoro jugar con el Kempes lleno. Es algo que solo vi en televisión, que me contaron mis compañeros, pero por la pandemia no pude disfrutar de ese espectáculo”. (Fotos: Prensa Talleres)

- ¿Cuál es tu posición natural? 

- De extremo, principalmente por izquierda, aunque puedo hacerlo por derecha. Creo que en ese lugar saco más provecho. De todas maneras, el “Cacique” me pide que sea media punta o enganche. Y le tengo que hacer caso y convencerme. Él en estas cosas sabe más que yo... jajaja...

- ¿Cuál fue su sugerencia?  

-Que no me retrase tanto, que no arranque desde mitad de cancha, que si juego más cerca del área voy a marcar diferencias. Con mi velocidad y fuerza me puedo destacar. Me reta seguido, para que no me abra tanto y pueda encarar desde el centro. Yo trato de hacerle caso y acomodarme a lo que me dice. 

- ¿Cómo viviste tu debut? 

-Con mucha alegría, jugué tres partidos, imagínate que de la Primera Nacional de repente pasé a jugar torneos internacionales. Estuve contra Vélez y después ante Bragantino y Emelec en Ecuador. Es un gran cambio, impensado, y uno a veces no tiene tiempo para ponerse a dimensionar lo que sucede. Hay que estar atento siempre, adaptarse, no hay plazos, puede ser mañana o ayer.  Y te juro que eso no preocupa, el rival. Uno quiere salir a la cancha a jugar, siempre. Sea por la Copa, por la Sudamericana o por el torneo local.  

- A esos logros uno los puede compartir con la familia, como para tener un desahogo… 

- Y sí, imagínate que mi tiempo libre estoy más con el teléfono que con otra cosa. Play Station no tengo. No veo series, me aburren. Me pierdo el hilo porque me olvido de seguirlas. No soy de ver películas, pero cada tanto me copo con alguna. Por eso espero mi cumple en agosto para poder festejar con ellos, aunque sea un ratito. 

Talleres negocia con Temperley la adquisición del 80 por ciento del pase de Matías Sosa en una cifra cercana al medio millón de dólares. Al llegar a Talleres sufrió una lesión en el quinto metacarpiano del pie, que le limitó entrenar y ser tenido en cuenta. Ya está en su plenitud física.

- Tenés sentimiento de gratitud para tu familia, por lo que se puede ver… 

- Y sí, más vale, si gracias a ellos estoy acá. Vos sabés que yo siempre dije que iba a ser jugador profesional para ayudar a mi familia. Siempre, lo tenía marcado, te juro que nací con una pelota. Mi vieja es ama de casa, mi hermano está en la secundaria y mi viejo trabaja de seguridad en una fábrica. Por eso si se da la compra de mi pase, los primeros “mangos” van para mi viejo, me encantaría comprarle un autito para que se muevan en su vida diaria y de paso que me vengan a visitarme más seguido. 

- Es una gran muestra de amor… 

- Pero sí, en serio, mi viejo se movía en colectivo, en bici, después juntó unos ahorros y ahora anda en una moto, y con estos fríos, no te puedo describir cómo se iba abrigado al trabajo. Sale a las 5 de la mañana. El auto sería una solución para él y para mi vieja, para que vivan tranquilos. Apenas junte algo de plata, vamos a comprar un autito, uno humilde o lo que se pueda, para que no vaya más en moto al trabajo. 

Familia Sosa
“Me gusta seguir a Lautaro Martínez y a Neymar. Lautaro es potencia pura. Neymar tiene una gambeta tremenda, tiene cada movimiento que te saca de lugar. Espero alguna vez me salga una de esas que tira cuando lo salen a marcar con todo”.

- ¿Y de tu madre extrañás algo en particular? 

- Todo... Por eso espero que venga en agosto y me haga su guiso de arroz que tanto me gusta. Le sale exquisita. O unos fideos con tuco, una delicia que me hace seguido.  

- ¿Viven en una zona vulnerable? 

- Hoy casi no hay zonas seguras. Mi barrio de noche es jodido. La inseguridad está en todas partes. Igual, el auto va a ayudar a estar menos en la calle, por eso es la prioridad. 

La confianza, las comidas y los sueños 

Sosa llegó procedente de Temperley a préstamo. Por estas hora hay negociaciones para que Talleres adquiera el 80 por ciento del pase. Luego de superar su lesión, ahora no hay excusas, por eso la preparación física y mental transita para lograr el objetivo de ser teniendo en cuenta.

“Tengo muchas ganas de demostrar por qué estoy en Talleres. Acá la preparación es muy integral, el predio es impresionante, hay un profesional que nos hace un seguimiento y eso a uno lo pone en compromiso. Con las comidas me estoy cuidando, ¡No sabés lo terrible que es el Cacique con eso! Está encima de uno todo el tiempo”, describió Sosa. 

“El hincha de Talleres es fiel, muy compinche, muy exigente, pero va siempre a la cancha. Me imagino entrando a jugar con cancha llena y no sé, me dan ganas de correr como nunca”. 

Y entre risas, el atacante agregó: “Con las comidas es tremendo. La alimentación es toda combinada, necesito pollo, pescado, algo de ensalada, por el momento no me están recetando pastas, es que tengo que aflojar los pliegues anatómicos. ¿Viste cómo estoy aprendiendo del tema?”. 

- ¿Te llevás bien con la idiosincrasia cordobesa? 

- La verdad me encanta. Al principio me daba la sensación de que se toman todos mucha confianza de entrada, y yo que soy tímido y  no entendía nada. Me costaba. Después me fui dando cuenta que es así lo cotidiano acá, un día estás charlando con alguien y al otro día ya estás comiendo y hablando de la vida. Hay camaradería. Me acostumbré. Los cordobeses se levantan activos, te piden cosas, favores, siempre pum para arriba. Te sacan un chiste de la nada.

- Y en Temperley, ¿cómo eras? 

-Mucho más resguardado, hasta que me dejaron entrar, me dieron confianza y bueno, pude cambiar. Y puedo ser bravo. Por algo me dicen “turro”, ojo… jajaja... 

- ¿Es muy diferente la forma de jugar de la Primera Nacional a Primera? 

-Y sí, acá se necesita mucha intensidad, presión a la pelota, eso no se negocia para el “Cacique”. En cada entrenamiento la vara de la exigencia es altísima. Son al palo, en doble turno, no importa si hace frío, calor, nieve o lluvia, la actitud de correr y mostrarse con la pelota y sin, es vital. En Temperley es distinto, sin tanta presión alta, importa el manejo de la pelota, pero si no, nadie se pone colorado si hay que patear la pelota para arriba. La divisional tiene menos espacios, más roces, pero igual es muy exigente. Acá en Talleres no se rifa la pelota, te vas afuera...

- ¿Con qué clase de jugador se va a encontrar el hincha de Talleres cuando Sosa ingrese a la cancha? 

- Con un futbolista intenso que le gusta encarar mano a mano cuando tiene pelota dominada. Que le gusta correr, recuperar el balón, que va de frente y no se achica. Y que va a dejar la vida en la cancha para ganar. No soy de calentarme si me provocan, tampoco soy “mala leche” pero voy a todas las pelotas con la firmeza de ganarla. Voy a dejar hasta la última gota de sudor para que Talleres gane.

  

  

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