Turismo en la ciudad: una cata de vinos en un lugar secreto

De la mano de especialistas en tours vitivinícolas, se puede vivir una experiencia distinta y descubrir rincones históricos. La conjugación perfecta entre gastronomía y turismo.

Turismo07/05/2021 Vanina Boco
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Un lugar que data de 1640 y que en su interior guarda un pedazo de la historia de Córdoba.Foto: gentileza.

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Especial para La Nueva Mañana

¿Te imaginás ir a un evento y no saber exactamente dónde se va a realizar? Así, a ciegas nos encontramos un grupo de personas hace algunas semanas en el Centro de la ciudad. La invitación era degustar vinos en un lugar secreto que nos sería revelado al llegar al punto de encuentro.

Esta propuesta tan especial y novedosa es organizada por Laura Gissara (sommelier) y Mariano Saieg (técnico en Turismo) de Córdoba Wine Travel, especialistas en crear este tipo de experiencias y en programar viajes por las distintas bodegas de la provincia.  Bajo el nombre de “Cata Singular”, la idea está pensada junto a Te Cuento Dónde, una cuenta de Instagram dirigida por Laura, que propone mirar la ciudad con ojos nuevos. Esta propuesta está planeada para aquellos amantes de los vinos y para quienes, sin tener formación en el tema, les gusta disfrutar y descubrir buenas etiquetas.

El encuentro

Al confirmar mi participación en el evento, llené un formulario con mis datos y acepté una suerte de “acuerdo de confidencialidad” en el que me comprometí a no revelar el lugar. Así que, como soy fiel a mis promesas, no diré dónde se realizó el encuentro, pero daré algunos detalles.

El lugar de reunión sería el portal del antiguo Rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba, justo frente a la Facultad de Derecho. Había que llegar puntual y hasta me dieron una contraseña. La anfitriona diría: “Todos somos mortales…” y los asistentes debíamos responder: “…hasta el primer beso y la segunda copa”, una frase del gran Eduardo Galeano. Finalmente, en el día y la hora señalada no hizo falta decir nada, rápidamente nos dimos cuenta de por qué estábamos en ese lugar.

El lugar

Nos desplazamos hacia otro sitio, dentro del Centro histórico de la ciudad. Una verdadera joyita que desconocía que estaba ahí, tan a la vista de todos. 

Es un lugar que data de 1640 y que en su interior guarda un pedazo de la historia de Córdoba, tanto en su estructura como en los objetos que son verdaderas piezas de arte. 

La bienvenida la dio la encargada de este sitio, quien nos contó un poco sobre su legado familiar y sobre los datos curiosos de este lugar, entre los que se destacan su sótano y túneles.

Hacia donde dirigía la vista había tapices, candelabros, esculturas, mobiliario que llamaba mi atención y sobre los cuales, la anfitriona sabía cada detalle. ¡Todo un descubrimiento!

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Cada rincón, tiene tapices, candelabros, esculturas,  verdaderas piezas de arte sobre las cuales, la anfitriona sabía cada detalle.

La cata

Laura de Córdoba Wine Travel comenzó con la cata de vinos, que también fue a ciegas. Con las botellas tapadas, nos contó que ella prefiere no condicionar con etiquetas, bodegas, precios o regiones que puedan influir en la degustación de los vinos.

La propuesta fue probar siete vinos de la cepa cabernet franc. Un varietal oriundo de Francia que llegó a la Argentina en el siglo XX y que ocupa el séptimo lugar entre los implantados en el país. Hay unas 1200 hectáreas en las provincias de Mendoza y San Juan, y en Córdoba muy poco.

Según nos contó Laura, esta cepa se caracteriza por tener descriptores de frutos negros como moras, guindas, grosellas y cerezas. También algunas herbáceas como pimiento verde, a veces rojo, tabaco, menta y jarilla.
Ya ubicados en dos sectores del lugar, para preservar la distancia social, fuimos recibiendo en una copa antigua de cristal labrado, el primer vino de la noche, acompañado por una picada con fiambres y quesos varios (todos en platos individuales). 

La propuesta, además de catar, era ponerle un puntaje a cada uno para luego elaborar un ranking de los que más gustaron. Una idea divertida que reunió opiniones variadas. 

Mientras íbamos probando los vinos, Laura nos fue contando de cada uno (sin develar todavía la etiqueta) y del rico y vasto mundo del vino. Desde las copas adecuadas, pasando por los exponentes cordobeses, hasta las particularidades de cada una de las cepas. Una especie de clase magistral y exprés del universo vitivinícola.
Promediando la cata, nos encontramos nuevamente con la anfitriona para hacer un recorrido y seguir conociendo el lugar. Fuimos en grupos reducidos, siempre con tapabocas y respetando la distancia. 

La segunda parte de la cata fue acompañada por empanadas de carne y de verdura y pizzetas. Probamos los últimos cuatro vinos y con sorpresa descubrimos que el vino más votado fue uno de La Pampa. Muchos no sabíamos siquiera que esa provincia tenía viñedos. ¡Un buen dato para tener en cuenta cuando recorramos las góndolas de vinos!

La cata también incluyó etiquetas de bodegas mendocinas y de las cordobesas Terra Camiare y Famiglia Furfaro.
En tiempos en que se hace dificultoso viajar, la posibilidad de vivir una experiencia como esta y sentirte turista en tu propia ciudad son propuestas para no dejar pasar. En un ambiente ameno y cuidado, se puede aprender y disfrutar de un universo tan interesante como el de los vinos. ¡Una experiencia verdaderamente singular y súper recomendada!

Datos útiles: 

cordobawinetravel (Instagram)

  

  

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