Aplican tecnologías alternativas para tratamiento de aguas residuales

Se trata de un sistema tecnológico no tradicional basado en un reactor aeróbico de cultivo microbiano fijo conformado por discos plásticos no biodegradables.

Córdoba08/11/2017 Mónica Hernández
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La Planta de Tratamiento posee el sistema de biodiscos, lo cual le proporciona una perfecta aireación.

Estos sistemas se presentan como un reto para las futuras generaciones y para el medio ambiente aplicando el uso de tecnologías sustentables destinadas al tratamiento y reutilización de aguas residuales, que posibiliten la combinación para mejorar su eficiencia.
El crecimiento poblacional mundial ha incrementado el uso del agua, situación que lleva a preservar las fuentes del recurso hídrico agravado por la escasez y la contaminación en algunas regiones del planeta.
Toda actividad humana produce la generación de líquidos residuales, lo que genera problemas asociados a la falta de tratamientos adecuados que causan deterioro en la calidad de las fuentes del recurso afectando el medio ambiente y la salud de las poblaciones. Se optimiza el reuso del líquido tratado para la disminución del gasto de agua potable con este tipo de biorreactores. Estos tienen la ventaja de la gran durabilidad y no dañan al ecosistema.

El equipo dirigido por la profesora Adriana Welter (conformado por profesionales de las facultades de Ingeniería y de Ciencias Químicas de la Universidad Católica) realiza de lunes a viernes a partir de las 15.30 visitas a la Planta de Tratamiento de Líquidos Residuales, ubicada detrás de la Facultad de Ingeniería del Campus de la UCC, debajo de un árbol añoso. Allí se pueden ver los tres sistemas de depuración. Son tres módulos independientes: el lombrifiltro; el MBBR (por sus siglas en inglés es la tecnología de biorreactores de lecho móvil) y el RBC (que son los biodiscos). “Sobre estos se están realizando investigaciones para poder llegar a determinar cuáles se pueden combinar para que sean más eficientes, cuál combinación es más conveniente, estos se van a relacionar entre sí para ponerlos a prueba y luego los vamos a relacionar en serie. El equipo comenzó a desarrollar el proyecto en 2012 y este año pusimos en funcionamiento nuestra planta”, sostuvo Maribel Martínez, una de las integrantes del grupo de trabajo.
Asimismo, se produce una alta biodegradación de materia orgánica y disminución de los nutrientes. El líquido percolado (es el que resulta del proceso de la putrefacción) se puede reciclar.
La biorremediación a través de esta tecnología disminuye significativamente la carga contaminante, recupera el recurso de manera parcial y permite la reutilización del mismo.
“El objetivo del equipo Biodiscos es encontrar, dilucidar y diseñar más y mejores estrategias para la redisposición de agua limpia. Esto es logrado por esta tecnología con otras diferentes para alcanzar mayor eficacia y eficiencia en el tratamiento de efluentes. Los resultados de nuestras investigaciones consiguen una calidad de agua apta para diferentes usos: como el riego de espacios verdes o posterior potabilización para consumo animal y/o humano. También, nuestro rol se basa en llegar a la combinación apropiada de tecnologías a través de una ecuación que minimice inversiones, costos operativos y de mantenimiento, según las necesidades de un determinado sistema. Todo ello con la finalidad de favorecer la armonía entre el hombre, sus necesidades y el medio ambiente”, sostienen los profesionales desde su proyecto de investigación.
Resulta una alternativa económica, versátil, sustentable y muy eficiente para el mejoramiento de efluentes domésticos o industriales orgánicos, y tienen una muy buena relación costo-beneficio con un beneficio medioambiental positivo.

“Tenemos los tres biodiscos, donde básicamente lo que estamos tratando es agua medianamente limpia, y que tienen una perfecta aireación para la fase de la oxigenación. Es agua de una cámara donde desagota el líquido utilizado en la cantina de la Facultad de Ingeniería, ubicada en el subsuelo. Detrás tenemos otro sistema que es el de biodiscos y también el sistema RBC (sistemas de contactores biológicos rotativos) y MBBR (por sus siglas en inglés: tecnología de biorreactores de lecho móvil) el otro de biofiltro, donde ese gran recipiente redondo o tanque plástico contiene lombrices que procesan directamente el agua de la cámara. Queremos trabajar primero en forma individual y después los vamos a combinar. Con los datos técnicos de cada una de las etapas, luego procedemos a ponerlos en serie y así realizar una comparación de costos y rendimientos de los tres sistemas, que ese es un poco la idea del grupo de investigación”, dijo Jorge Castillo, el ingeniero del equipo.

Los biorreactores constan de tres partes: la cámara, que es la fase sumergida; los discos, que constituyen el soporte del cultivo, y la biopelícula en la cual se adhieren las bacterias, que resulta la responsable de la depuración y/o remoción de los residuos, específicamente los orgánicos. Además, tienen un costo aceptable, gran eficiencia, pues el tamaño se adapta al caudal del líquido que se ha generado, son fáciles de trasladar, de poner en marcha y con bajo mantenimiento. Por otra parte, no requieren la incorporación de sustancias químicas y presentan bajo consumo energético. En esta planta se analizan los efluentes que provienen de los baños y de la cocina, que son los clásicos de toda vivienda. El estudio se realiza tanto sobre los líquidos que entran a la cámara como los que salen del decantador de sólidos, especialmente ver la acción de los detergentes comunes biodegradables. Este proceso tiene una eficiencia del 80% y combinados los sistemas se puede llegar a más del 90%.
En cuanto a la sustentabilidad, producen escasa cantidad de iodos, ruidos y olores. Se los puede controlar por vía remota a través de mensajes de texto (SMS).
“La parte de abajo de los biodiscos puede estar enterrada, es decir que no interrumpen para nada la estética del paisaje. ¿Qué volumen de agua pueden tratar? Es el volumen que se estaría utilizando en una casa. Este equipo que tenemos nosotros aquí es para 10 habitantes, más o menos dos familias, con un uso normal de efluentes cloacales. Después tenemos otro módulo un poco más grande, para tratar el doble, veinte o treinta habitantes, más o menos”, sostuvo Welter, directora del proyecto.

En cuanto a por qué se los denomina biodiscos, “lo de bio es debido a la biopelícula que se estaría generando y allí es donde se van a adherir las bacterias que van a digerir esa materia orgánica. Esas bacterias se pueden sembrar para que arranque más rápido, pero no necesariamente es así. Tienen algo especial aunque esto no es estratégico. Hay que darles tiempo. Los discos deben tener un mantenimiento, tienen que recibir mínimamente una limpieza cada 6 meses o un año. El agua viene de la cámara séptica. No es que sea un sistema mejor que el otro, sino que son diferentes y pueden ser más grandes. Depende de la carga orgánica”, sostuvo Castillo.
Por otra parte, Welter añadió: “Como ya dijeron mis compañeros, se puede presentar un sistema con cualquiera de los tres o combinados. Y un sistema de estas características te lo aprueba la Municipalidad, en esos estamos trabajando. Estas investigaciones son muy buenas y aportan un servicio. El armado de una planta de estas características cuesta alrededor de $ 1.000.000. Para todo esto han colaborado Adec (Agencia para el Desarrollo Económico de Ciudad de Córdoba), la Cámara Argentina de la Construcción, el BID y la UCC, también”.

“El lombrifiltro resulta fantástico. ¿Cómo lo mimetizamos? Por ejemplo en un country, tomando ocho casas, se les hizo una carcasa imitando la estructura de las viviendas y adentro tiene ese lombrifiltro. Entonces, con el agua que se recupera riegan todo el predio y lavan los autos. Lo mismo que hacemos en este predio del Campus universitario. Este es un filtro percolador que no es más que una estructura dividida en capas, las que tienen diferente granulometría: abajo tiene gravas (piedritas); después arena y aserrín. Este último y el líquido residual llegan al biofiltro y es “aspersado”, o sea rociado desde arriba y de esta manera el 95% de la materia orgánica que lleva ese líquido residual queda retenido en el aserrín. Así las lombrices se mueven en el aserrín y consumen muchísima materia orgánica. De toda su masa corporal, ingieren el 100%, utilizan para vivir solo el 20% y el 80% restante lo transforman en humus, mejor fertilizante natural, imposible. Con este sistema el filtro no se permeabiliza, pues esas lombrices crean canales que aseguran la permeabilidad”, sostuvo la profesional.
El líquido se recupera a través de 8 aspersores. Entonces se cierran cinco de ellos y se dejan tres, hacia donde emigran las lombrices. “Son maravillosas, viven cinco años y no contraen enfermedades y además producen humus, qué más se les puede pedir…”, agregaron entusiasmados.
Definitivamente son los modelos a seguir, sobre todo por los arquitectos e ingenieros de la UCC, quienes se plantean la necesidad de revalorizar los espacios que se usan para determinadas estructuras. Por ello, con estos modelos de investigaciones se está buscando la manera de poner células fotovoltaicas, entre otras, en los techos de las cocheras, que de alguna manera plantea el hecho del gasto del techado pero se recupera en energía que se utiliza en iluminación, por ejemplo.

Palabras clave
Biodiscos; Líquido residual; Biorremediación; Reutilización; Combinación de tecnologías.

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