En juego está el futuro de un territorio estratégico para España, con una superficie similar a la de Bélgica, con un 16% de su población y un 19% de su Producto Interior Bruto. Y desde Madrid, no piensan quedarse con los brazos cruzados.
“Si este señor declara unilateralmente la independencia, habrá que tomar medidas”, advirtió el lunes la vicepresidenta del gobierno central Soraya Sáenz de Santamaría.
Sobre la mesa está la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que prevé la suspensión del autogobierno de Cataluña, restaurado tras la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), o incluso decretar un estado de emergencia en la región.
En el referendo del 1 de octubre, marcado por la violencia policial para impedir el voto en determinados colegios, sólo un 43% de los 5,3 millones de electores potenciales participaron, un 90% a favor de la secesión. Muchos contrarios a la independencia, que el domingo se manifestaron por cientos de miles el domingo en Barcelona, optaron por abstenerse en esa consulta que consideraban ilegítima y sin garantías de neutralidad.