Santiago Longo, aire renovado en el mediocampo de Belgrano

El volante juvenil se hace camino en este “Pirata” golpeado y en proceso de recuperación, en un contexto donde las urgencias apremian por sobre el aprendizaje.

Ed Impresa 01/11/2019 Federico Jelic Federico Jelic
Longo © Leo Rivadero00001
(Foto: Leo Rivadero)

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Dentro de este nuevo proceso de reconstrucción en Belgrano hubo algunas saludables apariciones con el sello de la cantera de Villa Esquiú. Aunque claro está que las urgencias y la presión que arrastra el equipo tras el descenso a la Primera Nacional y la inestable campaña, no todos tienen el plazo acorde para amoldarse. La hinchada pide ganar, y los tiempos de los juveniles, lamentablemente, no quedan exentos de la misma responsabilidad que el equipo.

Nacido en Freyre hace 21 años, Santiago Longo es una de las promesas que salieron del cascarón, no en la gestación necesaria pero sí suficiente como para dar la cara en un Alberdi que luce golpeado en su ánimo.

Gerónimo Tomasetti, Juan Salas, Barinaga, Bruno Amione son los otros “canteranos” que maduraron de golpe y salieron a la cancha en esta etapa sin lamentar la escasa cocción de preparación, pero en el caso de Longo, ya parece haberse acreditado un lugar en el mediocampo de un Belgrano plagado de responsabilidades.  Longo asume la obligación sin pedir nada a cambio, solamente empujado por sus ilusiones de futbolista profesional.

Es una emoción todo lo que vengo viviendo. Toda la vida te preparas para crecer y ser futbolista, y ahora que vengo dando  los primeros pasos, es una sensación especial. Estoy muy contento pero la verdad es que también tengo una responsabilidad que demostrar, la camiseta de Belgrano lo exige y estoy apto con este desafío”, espetó Longo en diálogo con La Nueva Mañana, que describe su momento, con todas las sensaciones que embargan a aquel juvenil que ya dejó ese rótulo para convertirse en profesional. Cuando uno menos lo espera. Marca a presión, ubicación para saber dónde puede ir la pelota, olfato en los movimientos sin pelota y toque corto seguro, son algunas de sus virtudes.

“Es como loco todo, con amigos que te vienen a ver a la cancha, familiares, personas que te reconocen en el tiempo y te dan apoyo. Quiero seguir construyendo mi sueño, de a poco, como cuando estaba en las inferiores. En este momento todo lo que pasa sirve para aprender. Todos me preguntan cómo estoy, pero ya sin excusas. Ahora tengo menos privilegios, soy igual a todos”, decoró su idea.

- ¿Qué análisis te queda de este presente de Belgrano?

- En Belgrano nada es fácil. Venimos de una serie de partidos que rescatamos puntos sobre el final y eso marca cómo es la Primera Nacional. Tenemos que tratar de entender que esta categoría es así. Dura, pareja, fuerte, con roce, donde no hay tantos espacios para crear y todos presionan la pelota. Hay que cuidarse más porque la podés pasar mal. Se juega con presión siempre.

- En tu caso, no hubo preámbulos: tuviste que saltar a la cancha sin términos medios.

- Se venía postergando mi debut, pero uno siempre debe estar preparado. Uno busca siempre este momento. Me había tocado entrar siempre pero nunca estar de titular, sentir la arenga, cruzar el túnel... Pasaron dos semanas donde entrenaba con los titulares pero el día del partido el DT elegía a otro. Son las reglas del juego, lo acepto, acá nadie tiene el lugar asegurado.  Pero siempre estuve tranquilo, sabía que mi oportunidad iba a llegar.

- ¿Se siente la presión, a pesar de tu inexperiencia?

- El contexto de Belgrano no es fácil. El hecho del descenso fue un duro golpe y el hincha lo hace notar, la presión es fuerte y el objetivo deportivo no puede ser otro que buscar el ascenso. Este escudo lo exige. Pero yo creo que Belgrano es un club ordenado, está organizado bien y es cuestión de que metamos un par de partidos y vamos a recuperar la confianza en nosotros. Tenemos equipo para luchar hasta el final. Vamos a salir adelante entre todos de esta situación.

- ¿Te sentís cómodo con doble cinco o mejor jugar solo en esa posición?

- Toda mi vida y en las inferiores jugué de volante central en soledad. Pero todo depende del esquema y de la táctica de cada partido, entiendo que en Primera ya no sean tan rígidas las posiciones. En las dos maneas me puedo acomodar. Me tocó estar junto a Hernán Bernardello de doble cinco y me sentí cómodo. Es un referente para nosotros me acomoda, me da indicaciones para no perderme,  me pude adaptar. Tiene mucha experiencia así que me fijo siempre en sus movimientos.

- ¿Te gusta algún perfil en particular para ser volante central?

- Tengo como referencia a Leo Ponzio. Una máquina. Sabe salir adelante en cualquier circunstancia, sabe presionar en bloque, sabe achicar, no se vuelve loco. También me gusta cómo se acomoda Enzo Pérez desde la mitad de la cancha, con presión en la marca y entregando fácil la pelota. Son detalles que uno siempre mira para aprender.

- ¿Y en Belgrano?

- Siempre miro a Bernardello, además es un gran compañero. Y cuando llegué al club, observaba a Guillermo Farré. Los dos son grandes referentes. Farré tiene mucha presencia en cancha, sabe jugar y siempre aparece con pelotas claves, para empezar a jugar o para darle valor agregado.

- ¿Te sentís adaptado a Córdoba?

- Totalmente, ya tengo seis años en Belgrano y en esta ciudad. Llegue con muchas ilusiones y se están cumpliendo. Nunca aflojé nada. Es un club ejemplar. Córdoba es genial, ciudad hermosa, la gente es particular. Yo me muevo más que nada por Nueva Córdoba, cerca de mis amigos del pueblo, de mi gente. Muy poca gente me reconoce, por suerte, porque siento que aún no demostré todo lo que puedo dar. El otro día salía de la cancha y algunos hinchas me pedían una foto. Eso me pone contento, es un estímulo, uno se motiva, solo que quiero empezar a retribuirles la confianza.

- ¿Ya estás mentalizado en eso de que no sos más un pibe y que no tendrás más un escudo con eso?

- En Belgrano no hay pibes o veteranos. Si ganamos, ganamos todos y si perdemos, perdemos todos. Nadie se salva en las derrotas. No hay privilegios para nadie. No hay tiempo para madurar, cuando el pibe de la pensión y de las inferiores sale a la cancha tiene la misma obligación que el resto. Se madura de golpe, no hay tiempo para esperar.

 

 

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