Javier Correa: “En ese Instituto, un juvenil tenía que ser como Messi para jugar”

Javier Correa debutó con 16 años en la “Gloria” pero nunca llegó a consolidarse y finalmente quedó libre. Hoy con 24 años es una de las figuras del Godoy Cruz que está haciendo historia en la Copa Libertadores.

Deportes 21/06/2017 Federico Jelic
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Fueron tiempos donde los profetas en su tierra nunca lograron estabilidad. Y por eso, cuando en otras latitudes lo disfrutan, la sensación ambigua es inevitable. Pero cada momentos es diferente, no siempre coincide la armonía entre clubes y jugadores, solo que ver a un hijo pródigo de Alta Córdoba festejando goles en cantidad con otra camiseta, en este caso la de Godoy Cruz, al menos llama la atención. Javier Correa es uno de los argumentos por el cual el elenco mendocino se anima a soñar en la Copa Libertadores, ya con el pasaje a octavos de final, siendo el primer equipo argentina en lograr en esta edición.
“Las cosas se dieron muy rápido. En Godoy Cruz encontré regularidad, me encuentro más aplomado, más completo, me estoy sintiendo bien, tengo ganas de seguir creciendo. Estoy más calmo, con confianza, sabiendo que soy tenido en cuenta y puedo aportarle al equipo”, fue el discurso casi de memoria de Correa, aunque con el correr de la entrevista se fue soltando para conocer su otro costado.

-¿Te vino bien salir de Córdoba?
-Quizás sí, era un momento conflictivo del club, del entorno y mío en particular también. Se dio todo muy rápido, y cuando uno se estanca es cuando entra a dejar de calmarse. Creo que pude demostrar mis cualidades ahora, no logré explotar antes por diversas razones. Cometí todo tipo de errores de juventud.

-¿A qué te referís?
-La experiencia me indica que todo me sirvió de aprendizaje, no me lo reclamo. A veces uno por ser nuevo en esto toma decisiones sin tanta meditación. Me equivoqué. Siento que recién ahora maduré como persona y como jugador.

-¿Por qué pensás que en Instituto no lograste demostrar?
- Prácticamente no tuve oportunidades pero no lo lamento. Eso ya fue, ya pasó. Es algo que forma parte del pasado. Me sirvió para aprender, para crecer, para tener otra mirada ahora de más grande. Yo disfruto mi momento. Creo que pude salir adelante. Quiero que me conozcan porque juego a la pelota y lo estoy logrando.

Debut adolescente

Correa debutó con el DT Marcelo Bonetto con apenas 16 años, en 2009, contra Ferro. En su primera jugada, estrelló su remante en el travesaño en un mano a mano. Ese equipo peleó hasta el final por llegar a la Promoción, situación que al final le fue esquiva.
“Tenía mucha ilusión y no me gustó entrar y salir a los dos partidos. A nadie le gusta. Pero estoy agradecido. Ahora la cabeza es otra, uno madura con el tiempo. Ahora tengo mi familia, y sé que esto de ser futbolista es una responsabilidad. Me cuido. Cuando me tocó debutar era muy pibe. Todo fue aprendizaje. Anduve por todos lados, el hecho de irte y mirar las cosas a la distancia también te da otro punto de vista”, confesó.

- Ferro fue el gran salto...
-Es cierto, me fue muy bien ahí. Rosario Central también me dio mucho en mi carrera, otros conceptos, otra forma de encarar los partidos. De todos los lugares donde estuve saco algo de positivo. Uno aprende de esa manera, con la experiencia. No hay otra.

-¿Por qué pensás que no lo pudiste plasmar en Instituto?
-Es que en Instituto no había tiempo para nada. Los proyectos iban en otro sentido. La verdad no tengo los mejores recuerdos deportivos en mi club. En lo futbolístico no me fue bien que  digamos. Me fui mal, quedé en libertad de acción porque reclamaba jugar,  no era muy tenido en cuenta. Me quedó esa sed de revancha de poder volver en el futuro y demostrar lo que soy en el equipo que soy hincha. Yo igual estoy muy agradecido porque Instituto me formó como jugador.

-¿Seguís la campaña del equipo?
-Sí, siempre, para colmo comparto equipo ahora  con el “negro” Maxi (Correa). Nos juntamos a ver los partidos cuando se puede y alentamos como locos. Somos fanáticos, nos “calentamos” hasta cuando empata (risas). Ya van a venir mejores momentos, a la gente le digo que hay que apoyar, hacerse socia del club  y así no le vamos a deber nada a nadie.

-¿Tenés relación con alguien de Instituto, algún compañero?
-Con pocos la verdad, más que nada con los pibes del club, como “Wanchope” Ábila, Jonathan Gallardo, Alejandro Rébola. Después no hablé más con nadie. Nunca llamo ni me llamaron. Cambié de página, nunca más me crucé con algún dirigente, por ejemplo.

-Se te nota un poco dolido...
-Es que no se dieron las cosas. En ese Instituto, había que ser como (Lionel) Messi para que te tengan en cuenta. Me pasó con varios técnicos. Jugabas un partido, al otro ibas al banco. Cuando agarrabas algo de continuidad, te “frizaban” por seis meses si no la metías o si te quejabas. Yo creo que tampoco mi comportamiento era el adecuado en ese momento. Era más inmaduro, más temperamental. Pero a todos los juveniles les cuesta tener regularidad, eso es ley. Yo me volvía loco.

-¿En qué has madurado?
-En carácter. A controlarme más. A responder con trabajo, haciendo el doble de esfuerzo cuando las cosas no salen como uno pretende. Pero algún día voy a volver a Instituto y voy a explotar, estoy seguro. Voy a buscar mi revancha. No me fui con el mejor sabor, es una cuenta pendiente.

-¿Se pega mucho en la Copa Libertadores?
-No tanto. Es pareja. Los rivales te dejan jugar, pero también hay roce. Estamos muy metidos con ese objetivo, estamos haciendo historia internacional en Godoy Cruz, vamos a seguir con la misma concentración para llegar lo más lejos posible.

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