A diez años de “la 125”, el campo no tiene nada para festejar

El enfrentamiento fue en un contexto desfavorable para el sector por el riesgo de fracaso de la cosecha, la presión impositiva y la caída de precios internacionales.

Política 12/03/2018 Miguel Perin
FOTO CORTE DE RUTA 19 Y 158 - ABRIL 2008

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Por: Miguel Perin

El 5 de marzo de 2008, el vicepresidente 1º de la Federación Agraria Argentina, Pablo Orsolini, anunció en la ciudad de San Francisco el inicio de un plan de lucha consistente en bloqueos sorpresivos de los puertos cerealeros de Rosario y zona de influencia. “Vamos a hacer manifestaciones en los puertos más emblemáticos de la zona de Rosario, expresándonos para ver si el gobierno toma algún tipo de medidas”, aseveró el representante de los productores agremiados.
El motivo de la protesta era el pedido de liberación de las exportaciones de trigo. Los productores enfrentaban la imposibilidad de realizar ventas del cereal que tenían en reserva, comprometiendo la capacidad de acopio de la cosecha gruesa que ya estaba en proceso de recolección.
Sobre la suspensión de las ventas al exterior, Pablo Orsolini consideró que “esas son las políticas erráticas que hoy vemos en el gobierno y que están perjudicando tremendamente a los productores, sobre todo los pequeños y medianos que no tienen espaldas financieras”.

“Esta gestión de gobierno tuvo importantes señales al sector no bien asumió, como fueron la quita de retenciones al trigo y al maíz y a la carne, dando un aire de competitividad”.

La política establecida por la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner e implementada por el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y el ministro de Economía, Martín Lousteau, derivó en que el 11 de marzo se dictara la Resolución Nº 125, que estableció un régimen de retenciones móviles para las exportaciones de soja, maíz, girasol y trigo, cuya alícuota estaría en relación al precio internacional de cada grano. Este fue el inicio de un largo conflicto que afectó seriamente la economía del interior del país y generó un feroz enfrentamiento entre el elenco gobernante y el sector productivo.
A diez años de aquel suceso que los potenció como un protagonista del escenario político del país, los productores rurales sienten que no hay nada que festejar.
La severa crisis hídrica por falta de precipitaciones en el corazón de la zona agrícola y el desencanto por el ritmo que impuso el gobierno de Mauricio Macri para aplicar medidas en el sector son las causas de este estado de ánimo.

La sequía pega duro en el campo

Javier Rotondo, presidente de la Sociedad Rural de Río Cuarto, señaló a LA NUEVA MAÑANA que los productores aún no han dimensionado la gravedad de la situación.
“La zona de influencia del departamento Río Cuarto está seriamente complicado por la sequía. Estamos hablando de que hay pérdidas de maíz de primera, que son los maíces que mejor resultado han dado, con un 20 a 30 por ciento, y maíces de segunda con más de un 45 por ciento”, expresó el dirigente ruralista.
“Esto es una situación de una gravedad extrema desde todo punto de vista, no solo desde la rentabilidad del productor sino también de lo que es el movimiento de la rueda económica. Va a haber menos viajes de camión, menos movimiento comercial, va a haber muchas menos hectáreas para trillar. Es un panorama sumamente complicado”, manifestó el titular de la Rural de Río Cuarto.

“Esto es una situación de una gravedad extrema, no solo desde la rentabilidad del productor sino también de lo que es el movimiento de la rueda económica”.

Por su parte, Martín Pavani, titular de la Asociación de Productores Rurales de Marcos Juárez, comentó que en su región “los cultivos de primera han pasado dentro de todo la prueba, al contar con suelo con reserva de agua de las lluvias del año pasado. En soja de primera se advierte fracaso de cosecha, aún en campos con algo de humedad residual. La soja de segunda está muy mal”.
La estimación del daño en los departamentos Unión y Marcos Juárez aún es prematura, pero se advierte que en el maíz podría ir del 10 al 20 por ciento y en soja el porcentaje es sensiblemente mayor, llegando al 60 por ciento en cultivos implantados en diciembre. “A muchos productores los va a tomar mal parados y en una situación muy difícil. A muchos les va a faltar capital para seguir trabajando”, advirtió Pavani.
Pero el efecto más acuciante se da sobre la producción ganadera, ya que se redujo la producción de forraje por las condiciones de falta de humedad y esto implica que los rodeos no tienen ahora ni tendrán en el invierno el volumen de alimento para generar un rendimiento adecuado.

Productores no pagarían anticipo de Ganancias

Las medidas paliativas para esta crisis se dan en dos niveles. En el provincial, si bien no es la mejor alternativa, la declaración de emergencia es la más viable y se confía en que sea inminente. “Necesitamos que esto rápidamente se lleve adelante”, reclamó Rotondo. Esto permitirá postergar el pago de tributos y refinanciar deudas bancarias. Pero, Rotondo alertó que también hay una realidad, el 70 por ciento de los campos agrícolas son arrendados, o sea que el beneficio del diferimiento impositivo será para el dueño de la tierra y no para el que la trabaja. En el plano nacional, reabierto el diálogo entre el actual gobierno y la representación de los productores se espera una definición para este sector estratégico para el desarrollo económico. “Estamos planteando la necesidad de que la banca pública refinancie a tasas lógicas a aquellos productores que tienen sus compromisos de pago y toma de créditos para la campaña. Y a su vez pensar en el no pago de los anticipos del Impuesto a las Ganancias porque están cobrando sobre ganancias que el productor no va a tener”, advirtió.

Diez años después de la “guerra del campo”

Las tensas jornadas del 2008 marcaron a fuego el desarrollo de los acontecimientos en la historia reciente del país. Pero para el sector agropecuario el presente no es muy halagüeño. “Hay dos situaciones muy distintas, el cambio de la relación con el gobierno es muy satisfactorio. Pero hoy hay áreas, las más alejadas de los puertos que no soportan la presión fiscal”, comparó Pavani, en su condición de referente de los productores del sudeste cordobés.
“Cambió el contexto internacional, en 2008 estábamos hablando de una soja a 500 ó 600 dólares y hoy estamos por debajo de los 400 dólares. La situación del productor está mucho más compleja porque hay mucho menos precio internacional, la inflación que vine de arrastre del gobierno anterior es muy alta y el ajuste de tarifas y costos pega mucho”, remarcó.

“La situación del productor es compleja porque hay mucho menos precio internacional, la inflación que vine de arrastre del gobierno anterior es muy alta y el ajuste de tarifas y costos pega mucho”.

En tanto que el presidente de la Rural de Río Cuarto indicó: “realmente tenemos poco para festejar, sí es un motivo de reflexión pero creo que en definitiva lo que se debe destacar es la dignidad de un sector que dijo basta, más allá de lo político o lo coyuntural económico, sino desde lo ideológico, sobre una concepción que tenía el anterior gobierno sobre el sector agropecuario aparentemente equivocada”.
“Se demostró que el sector agropecuario no era la oligarquía de la que hablaba la presidenta sino de un sector vasto, muy multifacético, que a lo largo y ancho del país, porque si bien fue la lucha por las retenciones móviles a la soja, se trasladó más allá, a todo el abanico enorme de actividades que tiene el sector. En realidad se fue contra un modo de vida, no entendiendo un estilo de vida”, subrayó el presidente de la Rural riocuartense, que en 2008 estuvo en las rutas participando de las medidas de protesta.
“Yo siempre digo que el gobierno anterior pensó en el campo como una mina, solo para extraer y no como un sector activo de la economía del interior. Las políticas populistas siempre tienden a políticas de sometimiento y a no entender los ejes productivos”, sentenció Javier Rotondo.

Un daño profundo

“Hubo un costo muy importante para el sector que fue un atraso, una pérdida de posibilidades de mercado y de generar divisas genuinas y trabajo genuino en la Argentina. Me parece que fue un precio muy alto pero dejó la enseñanza de que en Argentina se debe dialogar. La política del sometimiento y el descrédito, de intentar someter al que piensa distinto no existe más y en la Argentina tenemos que dialogar”, apuntó Rotondo.
“Esta gestión de gobierno tuvo importantes señales al sector no bien asumió, como fueron la quita de retenciones al trigo y al maíz y a la carne, dando un aire de competitividad, valoramos el enorme diálogo. El gobierno tiene un estilo de entender, de escuchar, pero tiene una coyuntura de país muy complicada. Argentina tiene que pensar que tenemos 10 millones de pobres y esto es lo acuciante. Es hora que depongamos intereses sectoriales en pos del bien común”, observó.
“En el sector tenemos enormes problemas de competitividad, de presión tributaria.
Todavía no hemos visto el resultado como hubiésemos querido pero somos conscientes que el gobierno está intentando recomponer la situación, con aciertos y errores.
Es tiempo de proponer y no de protestar”, enfatizó Rotondo.

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