Carta a Liliana Bodoc: “Adiós, pero te quedas entre nosotros”

Liliana Bodoc, la Madre de los Confines, escritora comprometida con esta tierra, murió el 6 de febrero. Dejó cientos de historias, enhebradas con amor y poesía, para afrontar tiempos difíciles, para aprender a hermanarnos.

Cultura14/02/2018 Barbi Couto
liliana bodoc uri bordo
Liliana Bodoc Foto: Uri Gordon

chapa_ed_impresa_01

Por: Barbi Couto - Especial La Nueva Mañana

Querida Liliana:

Hace tiempo que no escribo una carta, mucho menos una tan difícil como esta. Quería contarte que hace un par de años viajé a Los Confines por primera vez. Me embarqué en un verano mágico que me devolvió otra, no fue la misma mujer la que conoció a tus entrañables personajes Cucub, la Vieja Kush, Kupuka, Wilkilén entre otros, durante esa primera noche antes de la temporada de lluvias, que la mujer que se despidió de las Tierras Fértiles tres novelas y un libro de cuentos más tarde. Todo en un solo verano. Hacía años que me preguntaba si un libro podría en mi adultez, golpear bien fuerte en las entrañas, escarbar, quebrar y sembrar una semilla, dejar una cicatriz eterna en el corazón y la mente. Si un libro en mi adultez podría moldearme, presentarme un sendero nuevo desde donde volver a reconocerme. Si un libro podría, bien pasados los treinta, conmover y delinear la historia personal y el mundo interior como solo saben hacerlo esos ciertos primeros libros que lo pueden todo, cuando una camina los años de la adolescencia o primera juventud. Convertirse en un mojón, volverse un pilar a cuyas páginas volver una y otra y otra vez para entender el mundo, la vida, la muerte, el amor, el tiempo, a una misma y al compromiso con los demás. Fue un verano, hace solo un par de años, que conocí esos tres libros inigualables: Los días del Venado, Los días de la Sombra, Los días del Fuego, esa enorme saga de Los Confines, y con ellos contestaste mi pregunta. Ese verano creí en la magia, genuina, poderosa, amorosa, por primera vez, como mujer adulta.

Nomás acabado el libro hicimos con mi familia una caja de los recuerdos y desde entonces guardamos allí objetos únicos, recuerdos de historias compartidas, pequeñas cositas que guardan en su materialidad un fragmento de nuestra historia familiar. Historia que es en realidad la memoria de los pueblos, esas memorias chiquitas, de cosas simples pero que constituyen un fragmento de tejido de esta trama universal de la que todos formamos parte. Una caja alrededor de la cual nos podamos sentar, cual fogón, una vez al año, abrirla con el cuidado amoroso de nuestros objetos más preciados, tantear dentro y sacar el primer objeto que aparezca y recordar esa historia. Nos regalaste un ritual Liliana, un ritual de las más remotas épocas, una ronda, una historia, las palabras que resguardan nada más y nada menos que nuestra memoria como humanidad.

En este último par de años, somos muchos los que sentimos que venimos perdiendo un batalla tras otra en una guerra que destruye todos los logros de los últimos años, obligados a elegir bandos en una grieta cotidiana con discusiones que enfrentan a amigos y parientes. Hay algo de guerra citadina que nos desmoviliza, nos desmoraliza, nos desvasta. Entonces nos recluimos a nuestros pequeños refugios, con los nuestros, a encontrarnos, cobijarnos, resguardarnos y encontrar fuerzas para seguir. Los medios no ayudan, sus noticias parecen las mentiras que Drimus, el mago del mal, esparcía y metía por las narices de la gente, las confundía, las enfrentaba, sembraba odio donde alguna vez hubo hermandad. Hay una escena en la lucha entre esos dos tremendos magos, Drimus y Kupuka, que para mí sería tu respuesta a una pregunta mía imaginada: ¿Cómo Liliana, cómo se combate al odio, cómo se elimina la maldad, cómo se destruye lo que nos rompe diariamente sin piedad? ¿cómo, sin convertirse uno mismo en un ser cruel? Y allí Kupuka, viejo, cansado pero luchando más que nadie y más que nunca, decidía que no hay, que no existen posibilidades desde el amor para matar al odio.Y le mandaba entonces perfumes, calideces, olor a pan caliente y a todas las cosas buenas. ¿Sería esa tu respuesta querida Liliana? En estas páginas era mi sueño poder ofrendar palabras tuyas. Las preguntas venían naciendo de tus libros. Desde hace meses que crecían en mi alma los brotes de las que hoy ya son preguntas. Preguntas que aún están anudadas pero que buscaban ser una secuencia de entrevistas a queridos escritores y artistas cuyas palabras quería ofrendar desde estas páginas. Vos, la primera de todas, la que generó las inquietudes que movilizaron esta idea. Por eso te escribo esta carta, en lugar de la entrevista que ya no será.

Creo que te pondrías feliz de las decenas y centenas de historias breves que brotaron en las redes por estos días. En una suerte de consuelo colectivo que nos hermana. La querida Lu Gregorczuk, escritora y editora de fantasía, una bruja hermosa cordobesa de las palabras te despedía con una historia parecida a la mía, ella también pasó un verano en Los Confines (pero ella sí, a sus dieciséis tuvo la suerte de hacer ese viaje tanto antes que yo) y contaba: “Ese verano me metí en el mundo de los Confines, empecé a decirle a todo el mundo ‘le patea el culo a Tolkien, es nuestro Señor de los Anillos’ y lo recomendaba en cuanto me pedían algo para leer. Con el tiempo, la escritura visceral de “La Bodoc” se me hizo propia, me influyó mucho y hasta el día de hoy me sigue causando maravilla, amor, horror y otras sensaciones que van más allá de la magia que tienen los libros. Las palabras de Liliana, toda ella, es tan real, tan visceral, tan tierra, tan nuestra, que es imposible que se haya muerto. Liliana está viva en esa poesía que es prosa, que es denuncia, que es caricia y hierro, que es verdad, pero es fantasía y belleza y horror, es mundo nuestro e imaginado”. Leo en el muro del cuentacuentos Marcelo Guerrero que te encantó ese proyecto hermoso que prepara desde hace meses, el de contar las historias de Los Confines. En algún punto de marzo podremos reunirnos en una rueda de hermanos en la librería En un lugar de la mancha a abrazarte en tus historias, querida Liliana. Te hubiera gustado estar ahí. Y lo estarás, en cada uno de nosotros.

Tengo un libro al que hace días que estoy aferrada: “Venado, el arte de los confines”, ese proyecto que encaraste con el maravilloso ilustrador Gonzalo Kenny para sacarte las ganas de hacer un libro a cuatro manos, de manera independiente, para explorar con la humildad de los pequeños, un libro álbum que nos permitiera a todos volver a viajar a las Tierras Fértiles con ilustraciones increíbles, con textos tuyos nuevos. Recuerdo que no pude esperar que el libro llegara a Córdoba, pregunté quién viajaba a la presentación en el ComicCon y una amiga le pidió a su mamá y a su hermana que me trajeran el libro, la dedicatoria de tu puño y letra dice “Para Barbi, la traficante de libros cordobesa. Hay abrazos en los que cabe el mundo”. Y es verdad. lloro y abrazo el libro querida Liliana. Y en el abrazo cabe un mundo, abrazo a Cucub y la música, a Kupuka, la magia, a Wilkilén y el amor, abrazo a la querida Kieja Kush y con ella de paso abrazo también un poco a mi abuela que ya partió con la hermana Sombra, y te abrazo también a vos, querida Liliana, madre de Los Confines, te abrazo fuerte. Te vamos a extrañar.

“Adiós, pero te quedas entre nosotros.
Adiós, pero sigues en casa.
Adiós, pero ya iré contigo”.

---------------------------------------------------

Hoy lloramos la muerte sorpresiva de una autora a quien admiramos. Pero recorren las redes sus propias palabras para brindarnos consuelo. Liliana Bodoc nació en Santa Fe, pero creció y vivió muchos años en Mendoza. Su primer libro publicado fue “Los días del Venado” primera parte de La Saga de los Confines en el año 2000. Murió a los 59 años el pasado 6 de febrero y dejó libros, conferencias, discursos, videos. De cada línea y cada historia que tiene su firma brota una fuerza contundente, anclada en algún lugar entre la música, la poesía y la verdad. Cualquier orden es bueno para empezar a leerla. Aquí va un listado completo de su obra para no perderse nada.

2000 - La saga de los confines - Libro 1: Los días del venado
2002 - La saga de los confines - Libro 2: Los días de la sombra. Premio Calidoscopio de Venezuela (2003)
2003 - Diciembre Súper Álbum. Mención Destacados de Alija 2002-2003
2004 - Sucedió en colores
2004 - La saga de los confines - Libro 3: Los días del fuego
2007 - Memorias impuras. Los padres
2007 - Reyes y pájaros
2007 - La mejor luna
2008 - El espejo africano. Premio Barco de Vapor 2008.
2008 - Cuando San Pedro viajó en tren
2008 - El mapa imposible
2009 - Presagio de Carnaval
2010 - El rastro de la canela
2011 - Amigos por el viento
2011 - El mapa imposible
2012 - La entrevista
2012 - Relatos de los confines - Oficio de búhos
2013 - El perro del peregrino
2013 - Memorias impuras (versión completa: Los Padres y Los Huérfanos)
2015 - Tiempo de dragones 1: La profecía imperfecta
2015 - Elementales - Libro 1: Ondinas
2015 - Elementales - Libro 2: Salamandras
2016 - Elementales - Libro 3: Silfos
2016 - Elementales - Libro 4: Nomos
2016 - Simi Titi
2016 - Aprendiz de dragón
2017 - Un mar para Emilia
2017 - Tiempo de dragones 2: El elegido en su soledad
2017 - “El Arte de los Confines: VENADO” (Libro álbum en coautoría con el ilustrador Gonzalo Kenny)
2017 - Elisa, La Rosa Inesperada

 

Edición Impresa

Seguí el desarrollo de esta noticia y otras más,
en la edición impresa de La Nueva Mañana
 
Todos los lunes en tu kiosco ]


Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto