Intelectuales se posicionaron en contra de "la normalización del brutalismo y la destrucción del Estado"

El "Llamado a las fuerzas de la tierra", firmado entre otros por Claudia Piñeiro, Cristina Banegas, Martín Caparrós y Mauricio Kartún, alerta sobre "la radicalidad destructiva y perversa" del experimento de extrema derecha en la Argentina.

País09/04/2025Redacción La Nueva MañanaRedacción La Nueva Mañana
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"Nada bueno puede salir de este proyecto político e ideológico reaccionario", expresan.Fotos: gentileza

Trabajadoras y trabajadores de la educación, la cultura, la ciencia, entre otras ramas de la intelectualidad, emitieron un "Llamado a las fuerzas de la tierra" para construir una "agenda política integral y federal que exprese un compromiso con los derechos, la justicia social, el respeto a las diversas identidades, la igualdad de oportunidades, la autonomía externa y la democracia". 

Entre las primeras firmas con las que cuenta el documento, que sigue sumando adhesiones, se encuentran las de Claudia Piñeiro, Cristina Banegas, Martín Caparrós, Albertina Carri, Griselda Gambaro, Eduardo Gruner, Mauricio Kartun y Juan Carlos Kreimer.

El texto parte de un crítico diagnóstico del presente: "Atravesamos tiempos de descomposición política, social, ética y cultural, sacudidos por una crisis climática acelerada y una tecno-plutocracia que nunca pensamos o imaginamos que podríamos vivir".

Agrega el documento "lejos de ser la excepción, en este escenario mundial tan convulsionado, la radicalidad destructiva y perversa a gran escala que asume el experimento de extrema derecha en la Argentina ha hecho sonar todas las alarmas".

"Nada bueno puede salir de este proyecto político e ideológico reaccionario, mucho menos en beneficio de los sectores más vulnerables o de los jóvenes", alerta el texto.

Para este numeroso y reconocido cúmulo de intelectuales, "los derechos básicos que supimos conseguir esforzadamente, sobre todo a partir de 1983, luego de una terrible dictadura cívico-militar, están siendo socavados y derogados, con un discurso que los desacredita y desprecia, mientras las desigualdades sociales se multiplican".

Puntualiza a continuación el texto que "la política de despojo de derechos es sistemática y abarcativa".

Y señalando críticamente al Gobierno nacional, detalla: "Decide la interrupción del suministro de medicamentos a pacientes con cáncer y otras enfermedades graves; se cierran o vacían hospitales públicos psiquiátricos; se cuestiona públicamente y se pretende derogar la figura del femicidio; se persigue -cuando no se prohíbe – a periodistas, a artistas, en especial y no casualmente a las mujeres. Se debilita, tergiversando sus fines, la enseñanza de la Educación sexual integral. El Presidente llama 'pedófilos' a quienes eligen convivir con personas del mismo sexo. Se modifica ilegalmente la Ley de Identidad de Género desprotegiendo a las infancias y adolescencias de la comunidad travesti trans no binaria, mientras se niega el derecho a la existencia de este colectivo. También se demoniza al Conicet y a las universidades públicas, reconocidas internacionalmente. El gobierno busca desinstalar la política de la memoria respecto de la última dictadura cívico-militar, con un discurso oficial que se coloca del lado de los represores".

A continuación, el documento hace referencia a la "política de supresión de libertades" que, entre sus postales más evidentes, puede advertirse cada miércoles en las convocatorias de jubilados que se movilizan frente al "Congreso Nacional militarizado".

A lo largo del detallado texto, se cuestionan los recortes en políticas de Estado vinculados a mujeres y disidencias, agricultura familiar, discapacidad, pueblos originarios, derechos humanos, ciencia y tecnología, organismos vinculados a la cultura, mantenimiento de la infraestructura vial.

Particularmente, critican también la política represiva del Gobierno nacional: "Es la instalación de un clima de miedo que incline a la sociedad al oscurantismo, al pánico moral y al disciplinamiento social. Quieren que bajemos la cabeza, que nos desanimemos, que obedezcamos, que nos callemos, que nos volvamos sumisos y cómplices. En nombre de una falsa libertad, vienen a destruir la libertad de todos y todas".

En ese sentido, enfático plantea el texto que "nunca, en tiempos de  régimen democrático, la Argentina estuvo tan cerca de un gobierno autocrático y de un Estado de excepción como ahora".

En el marco de lo denunciado, las y los firmantes del documento consideran que "es la sociedad movilizada la que debe colocar límites políticos y éticos a esta ofensiva autoritaria".

"Nos oponemos a la normalización del brutalismo y la destrucción del Estado, a la confiscación de la libertad y de los derechos básicos. Nos oponemos a la narrativa infame que apela insistentemente a las fuerzas divinas. Así, nos dicen, estamos en las manos de Dios. No sabemos de qué Dios, ni tampoco qué Fuerzas del Cielo, a menos que apelen al Dios dinero, a las finanzas y a las fuerzas asimétricas del mercado. Pero para quienes todavía conservamos una mirada laica de la política, y sostenemos que lo social sólo se explica por lo social y no por la intervención de fuerzas divinas, solo existen las fuerzas de la tierra", alude al cierre el documento, explicando su título y remitiendo con esta figura a "potentes movimientos sociales y corrientes culturales, en el campo de los derechos humanos, sociales, territoriales, sindicales, de género, ambientales".

Desde ese lugar, convocan a "la tarea de construcción de una agenda política propositiva e integral, que exprese un compromiso con los derechos y la democracia, por y con nuestros jubilados y jubiladas, por y con nuestros jóvenes; un pacto intergeneracional que forje solidaridad colectiva y regenere el tejido social. Hacemos un llamado a las fuerzas de la tierra: por la libertad, por el pluralismo, por los derechos básicos, por un reparto justo de la riqueza, por la igualdad, por la democracia".

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