Un clima de estupefacción general entre estruendos y silencios

El comportamiento de la sociedad argentina a pocos días de haber elegido nuevo presidente en un orden mundial sin camino de salida a la vista.

Política 24/11/2023 Flavio Colazo
milei festeja © NA
El nuevo presidente, lejos de emitir mensajes tranquilizadores, no ha hecho más que reafirmar todas aquellas medidas atroces que dijo que iba a hacer. Foto: NA

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Especial para La Nueva Mañana

Transcurridos apenas cinco días del balotaje llama la atención la tensa situación expectante que reina en el ambiente general del conjunto de la población de nuestro país.

Curiosamente el arribo del nuevo presidente electo, Javier Milei, no ha traído aparejado un clima festivo ni un sosiego a la tensión nerviosa imperante en la sociedad –mayormente producto de factores económicos como el magro poder adquisitivo de los salarios que se encuentran atrapados en un torbellino inflacionario incesante-  y, por lo contrario, pareciera haber colocado a la mayor parte de la población en un estado de nerviosismo similar al de quien transita de modo obligado hacia un –metafórico- cadalso.

Es que en el transcurso de este breve lapso temporal el nuevo presidente lejos de emitir mensajes tranquilizadores no ha hecho más que reafirmar todas aquellas medidas atroces que dijo que iba a hacer -y que muchos de sus votantes pensaban que no iba a hacer-.Uno de los signos que manifiesta este cuadro de situación emocional de tensión general puede ser el profundo silencio que se percibe dentro del común bullicio cotidiano, un silencio al  cual podría emparentárselo con el que surge cuando se comete un yerro fatídico, algo así como un: “¡Uy, qué hice!”.  

Al mismo tiempo - sin que conmueva prácticamente en lo más mínimo a la sociedad argentina en su conjunto, pero sí al empresariado y la dirigencia política sensata- en el plano internacional los gravísimos conflictos actuales –bélicos, económicos y culturales- atraviesan el planeta todo llegando hasta nuestra región en la cual el arribo de Milei a la presidencia no ha hecho más que sumar un desconcierto altamente preocupante.

Publicidades y películas

Un temor fundado que atraviesa –consciente o inconscientemente- hoy al ciudadano medio argentino es el estar frente a la implementación de un modelo de país que necesariamente   requiere un altísimo porcentaje de exclusión social. El temor es fundado porque el modelo que se propone –de estabilidad macro económica permanente a cualquier costo- es, para ejemplificarlo, el que se impuso desde hace varios años en Perú: estabilidad cambiaria y balance fiscal equilibrado a cambio de un 70% de la población en la pobreza (un tipo de pobreza que aquí sería indigencia).

Entonces, en un modelo de ese tipo, quedando solo un 30% de margen para ubicarse dentro del sector favorecido –o menos perjudicado-, la angustia proviene del ponerse a vislumbrar de qué modo se puede salvar la caída al abismo tenebroso de los condenados.

El asunto es lograr pertenecer -sí o sí- al 30% “exitoso y feliz”. En tal cuadro de situación la ciudadanía pareciera tener que recordar y seguir -a rajatabla-  dos slogans publicitarios: aquel de la tarjeta de crédito, “Pertenecer, tiene sus privilegios”; y el de la bebida energizante en la cual, ante la llegada del león, una gacela le recuerda a otra –amiga- que para escapar del destino fatal no necesita correr más rápido que el rey de la selva sino más rápido que ella.

Elysium 

Esta película del 2013 - recordamos - presenta un futuro pos apocalíptico con un planeta invivible –devastado por el cambio climático y con una sociedad que vive prácticamente en estado de naturaleza (sin ley ni orden alguno más allá del de las corporaciones económicas/industriales)- en el cual un ínfimo porcentaje de gente “acomodada” logra vivir en un mini planeta satelital (Elysium) dotado de absolutamente todos los estándares del confort, la seguridad, la salud y la armonía.

Por supuesto los habitantes de Elysium son los dueños de las corporaciones “terrícolas” –o están fuertemente ligados a ellas (directivos, ejecutivos, etc.). En fin, que la historia de la película concluye cuando Elysium es invadido por “hordas” de terráqueos que procuran el acceso a su sofisticado sistema tecnológico de salud –entre otras cosas-.

Es burdo señalar que cualquier similitud  de Elysium con los countrys actuales no es casualidad –tampoco con los castillos y palacios de otrora-. Hoy -en un mundo que pareciera estar en pleno estado de devastación irreversible, en cual cuesta asomarse a alguna nación (o región) que no esté atravesando algún tipo de proceso trágico- aquellas premisas del bienestar (y/o justicia social) y el vivir armónico en sociedad parecieran circunscribirse a un puñado de países de Europa (principalmente de las regiones centrales y nórdicas)  que asoman como un jardín rodeado de selvas y junglas en estado de convulsión.

Al igual que en Elysium en Europa se intenta contener la invasión de las “hordas extranjeras” (los argentinos aún no entran es dicha categoría) a como dé lugar;  pero desde un tiempo a esta parte –desde la guerra entre Ucrania (y la OTAN) y Rusia, por ejemplo- da la impresión que el sostenimiento del sistema cada vez cuesta más esfuerzo y que – una vez perforado el fondo- para sostener el bote a flote el tarro de achique ya no alcanza.

Góndolas incompletas e inflación (aquí, allá y en todas partes)

Curiosamente el fenómeno de góndolas incompletas en las tiendas de abastecimiento ciudadano–en cuanto a la oferta de productos- ha llegado (quién lo diría) hoy hasta Alemania, tal lo consignan varios medios informativos de aquel país.

Este tipo de desabastecimiento parcial –también presente hoy en Argentina- proviene, en la nación germánica, por un lado del conflicto bélico entre Ucrania (y la OTAN) y Rusia, y por otro del conflicto económico entre EEUU (y la UE) y China. Es que el aparato productivo se ve afectado por el faltante del barato gas ruso y de los componentes industriales chinos.

Sumado esto a un gasto en constante crecimiento para el abastecimiento de  pertrechos a Ucrania (fundamentalmente armamentísticos) la encerrona parece tener solo una salida: terminar los conflictos –al menos, y por ahora, los mencionados-. Claro que esta salida no es ni siquiera contemplada aún por los mandamases supremos (EEUU y sus corporaciones, por ejemplo).

Repercusiones del avance de Israel en Gaza

Este otro conflicto –que es el que se lleva la mayoría de las miradas-, en la medida en que no se detenga, da la impresión que puede arrastrar y trasladar la confrontación bélica -con el efecto de una bomba racimo- hacia el mundo todo y en todos los aspectos. Nos referimos a que puede suscitar – más allá de ataques terroristas – confrontaciones entre ciudadanos de un mismo país por  motivaciones religiosas y culturales (por ejemplo, hace poco en Paris por poco no es atacado un barrio judío por un grupo de manifestantes pro palestina). También la toma de posiciones de unas y otras naciones respecto del conflicto puede dañar seriamente lazos comerciales de suma importancia. La indignación y el rechazo que produjo el aberrante ataque terrorista de Hamas en Israel hoy son superados por los que provoca la masacre que Israel lleva a cabo en la Franja de Gaza, lo cual fuerza a las diferentes naciones –inclusive a EEUU-  a reclamar un cese del accionar militar israelí para logra sostener el ya frágil equilibrio mundial existente. Netanyahu por ahora se ha mostrado inflexible y ha dado muestra de importarle muy poco el fatídico destino global al cual su accionar puede conducir. 

  

 

Edición Impresa Nro.: 338

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