Estudian experiencias en migraciones de estudiantes universitarios

Sandra María Gómez, magister en Tecnología Educativa, en diálogo con LNM contó que abordó el impacto en las subjetividades de los alumnos que se mudan temporalmente. El informe es parte del trabajo que realiza un equipo de investigación de la Universidad Católica de Córdoba.

Ed Impresa 25/02/2022 Mónica Hernández
Pabellon argentina ©unc
(Foto gentileza: UNC)

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Se sabe que un gran porcentaje de alumnos universitarios proviene del interior del país y menor de extranjeros, lo que se fue incrementando. “Lo que veíamos en las universidades es como una vacancia en lo que es programas de acompañamiento a lo que supone el proceso de adaptación, por lo que sabemos, según nuestras investigaciones, que en algunos casos se vuelven a sus lugares de origen porque extrañan muchísimo o no se pueden sostener, por cuestiones personales, y hay elementos claves que influyen, por ejemplo: extraña mucho y no le va tan bien en la carrera, cuando los exámenes o evaluaciones terminan de definir el regreso”, comentó Gómez.

Por otra parte, el equipo de investigación que acompaña a Gómez realiza el trabajo en dos líneas: una es sobre estudiantes extranjeros que llegan de distintos países de Latinoamérica (Chile, Colombia, Bolivia y Perú, entre otros) y la otra sobre los alumnos provenientes del interior de la provincia de Córdoba, a su vez una de la Universidad Nacional (UNC) y otra de la Universidad Católica de Córdoba (UCC).

Asimismo, se realizó un estudio exploratorio en Las Varillas, donde entrevistaron a familiares (padre o madre) y a chicos de sexto año, y muchos de los que querían emigrar para estudiar no querían hacerlo hacia Villa María sino a Córdoba, “entonces la definición es que mucho tiene que ver con el lugar elegido. Muchos pisan Buenos Aires o quienes provienen de la Patagonia, después optan por La Plata o Córdoba, por el funcionamiento de las ciudades en el tema seguridad, cercanía de la facultad, medios de transporte, entre otros, ítems que las familias contemplan al momento del desarraigo”, sostuvo la especialista.

En el 2015, según relevamiento en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, del total de la población estudiantil, el 26% era del interior de Córdoba, el 14% de otras provincias y solo el 2% de otros países. Estas cifras, a su vez, son semejantes en la UCC y en la Siglo 21, por lo que Córdoba es un destino atractivo, con un tamaño manejable y con todo lo que representa en el sistema de enseñanza superior la UNC, especialmente, además del prestigio de la UCC, y con el movimiento hacia las privadas, o también quienes no pueden ingresar en la Nacional por el cupo, como es el caso de Medicina.

En el tema de maestrías, doctorados, etcétera, quienes cursan los posgrados no viven en Córdoba, sino que como estos trayectos generalmente se dictan los sábados, viajan en el día y retornan a sus poblaciones de origen.

Comenzar los estudios superiores, un desafío

Dar inicio a la carrera universitaria supone un proceso migratorio ineludible. Las experiencias migratorias y los efectos que ello produce es un desplazamiento que es voluntario, cuyo objetivo es venir a hacer una carrera a Córdoba. En general las opciones de quienes vienen del interior del país, de la provincia o del extranjero, son hacia la Universidad pública, por la gratuidad, algunos también optan por las privadas pero fundamentalmente los extranjeros que vienen a Argentina a estudiar porque la universidad es gratuita y con ingreso irrestricto, favorecidos también por la Ley de Migraciones, o sea no tienen restricciones para inscribirse como sí en sus países de origen”, aclaró.

El tema del desarraigo 

“Tenemos un equipo bastante grande porque hay tres instituciones que participan (UNC, UCC y Siglo 21) y en cada una dirijo un proyecto de investigación. De alguna manera las tres instituciones nos cruzamos y, a su vez, tres integrantes trabajan en la Universidad Provincial (UPC), y el trayecto formativo tiene que ver con las ciencias de la educación, con la psicopedagogía, la filosofía, fundamentalmente, y en otro momento también participó gente que provenía del arte, de Trabajo Social y sus trayectos formativos, de la sociopedagogía y la preocupación central son esas experiencias migratorias y ahí trabajamos tres dimensiones para pensar cómo viven los y las jóvenes y la llegada a Córdoba, la permanencia, pero fundamentalmente, como dos grandes desafíos, con todo lo que implica comenzar una carrera universitaria y adaptarse a la nueva ciudad, donde en cada uno es diferente, porque los migrantes de Traslasierra o de pueblos o ciudades más chicas durante el primer año vuelven regularmente, por tanto extrañan pero se sostienen mejor y a quienes son de Ushuaia o de Río Gallegos se les hace más difícil el primer año o en el caso de los extranjeros sucede lo mismo”, acotó la especialista.

Sin embargo, el primer año también puede llegar a ser definitorio en algunos puntos y por lo general en diciembre se inscriben y se establecen en la ciudad en febrero o marzo con todo el entusiasmo y luego van apareciendo una serie de crisis, no en todos pero bastante regular. La primera se puede dar en las vacaciones de julio porque retornando a sus hogares después les cuesta regresar para terminar el año, y en otros casos, extrañan poco y disfrutan de esa especie de independencia y de autonomía en la ciudad, en especial en el barrio de Nueva Córdoba, y allí hay una “especie de aceptación del desarraigo”, sostuvo.

En tanto, la crisis más grande es cuando se produce el retorno largo, al volver a sus hogares en las vacaciones de verano y también hay casos en que les cuesta bastante el retorno y retomar ya en el segundo año de la carrera, “y lo que hemos encontrado es que a medida que ellos se van arraigando, van encontrando sus espacios además de disfrutar de tomar sus decisiones, tienen sus tiempos y, por ejemplo, el hecho de lavar la ropa cuando ellos quieren o lo mismo con la limpieza, es decir todas esas decisiones que toman ellos mismos y después de un cierto período al volver a sus casas, lo disfrutan pero deben adaptarse nuevamente a la lógica de lo que era su hogar, aceptar las reglas, a esa organización de tiempo y espacio, y por el contrario no ven la hora de volver a sus departamentos o residencias estudiantiles, en otros casos”.

La idea de migrar

Hacia el final de la carrera la gran parte de los estudiantes o se queda en Córdoba o busca otro destino, y unos pocos regresan a su lugar de origen, es parte de esta época la idea de migrar, de seguir conociendo o de realizar algún estudio de posgrado en el exterior, pero en general la idea es no volver a su lugar de origen. “Podría mencionar solo dos casos: uno que estudió por mandato parental y cuando se recibió volvió a su lugar de origen y colgó el título, dedicándose a otra cosa; el otro porque su familia tenía una cadena de farmacias y continuó con el negocio. En general, en estos casos en las familias hay un proyecto económico, y se vuelven porque después de terminar la carrera se viene el segundo desafío: el laboral”, añadió.

Asimismo, muchos de los estudiantes universitarios estudia y trabaja, no tanto en los primeros años y sí después para lograr la independencia económica, lo que se da según la universidad porque “no son las mismas características de la población de la Siglo 21 y de la Católica, en términos de condiciones objetivas, económicas y demás con las que los chicos llegan que aquellos de la Nacional, en general, pues la búsqueda de la gratuidad no solo tiene que ver con la gratuidad misma, sino con qué recursos económicos cuentan para sostenerse: casa, comida, transporte, etcétera, para lo cual no es tan fácil, ¿no?”, finalizó la especialista. 

 

 

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