Los subsidios energéticos están bajo la lupa y se anticipa un fuerte debate

Especial para La Nueva Mañana

Dentro del Gobierno se discute el (pre)acuerdo con el Fondo y el presupuesto para el 2022, en donde el balance del año pasado adquiere centralidad. De acuerdo al Resultado Fiscal publicado por Economía, el 2021 cerró con un déficit primario acumulado en torno al 3 por ciento del PBI. El reporte del ministerio a cargo del economista Martín Guzmán informa que, de todos los gastos, los subsidios económicos representaron una de las mayores erogaciones del Estado. La partida de recursos asignada para subsidiar la tarifa de los servicios y el transporte, entre otras funciones, llegó a representar el 2,5% del PBI, aproximadamente. 

Por tanto, frente a un FMI que exige un déficit fiscal de 2,5% del producto para este año, los subsidios económicos son mirados con lupa, y dentro de ellos, los energéticos que representan el 80% de esa erogación. Desde el organismo multilateral de crédito reconocieron que, para cumplir con las metas fiscales, mejorar las finanzas públicas y comprimir el financiamiento monetario, Argentina debe “reducir los subsidios a la energía de manera progresiva”. En este punto, reasignar los subsidios de acuerdo al nivel de consumo e ingresos de los usuarios se torna clave. 

Si bien se trata de un objetivo presente en la agenda del Gobierno nacional desde antes de las negociaciones con el organismo que preside la búlgara Kristalina Georgieva, en él se manifiestan los desacuerdos de la alianza gobernante. Los subsidios son un tema sensible, el año pasado generó rispideces entre el ministro de Economía y el subsecretario de Energía Eléctrica. Una facción del Gobierno rehúye de actualizar las tarifas por el efecto que pueden tener en el consumo y los precios internos, mientras que otra propone una aplicación más “inteligente” de los subsidios para apoyar a quienes “realmente” lo necesiten.

Así las cosas, en un contexto en el que el costo de la producción de electricidad y gas aumenta, incrementando también las importaciones de energía para abastecer una demanda en ascenso, desde la Secretaría de Energía dieron a conocer el esquema de tarifas para el 2022. Dentro de los lineamientos generales del plan al que pudo acceder La Nueva Mañana se destaca un aumento del 20% en la tarifa eléctrica a nivel nacional. Según consigna el informe, esta sería la única suba para todo el año. Además, se implementaría la segmentación del subsidio en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires), “en una primera etapa”.

De esta manera, cerca de once barrios porteños, parte de dos municipios del conurbano y 466 countries, enfrentarán el costo pleno de la electricidad. Se trata de barrios o zonas con alto valor inmobiliario como todo Puerto Madero y gran parte de: Recoleta, Palermo, Belgrano y Núñez. A lo que se le suma las zonas más pudientes de: Colegiales, Villa Urquiza, Retiro, Saavedra, Villa Devoto y Caballito. Se trata del 10% del total de residentes del AMBA; es decir, unos 487 mil usuarios residenciales. Esta categoría explica el 40% de la demanda de energía, en todo el país, el resto se reparte entre comercios e industria. Dentro de estos últimos, a los sectores con “elevada rentabilidad” también le quitarían el subsidio en el AMBA.

Al momento no hay mayor información sobre la quita progresiva de subsidios, su aplicación, ni las estimaciones sobre los recursos fiscales que ahorraría el Estado. Tratándose de un sector clave al representar la factura eléctrica el 66% de los subsidios energéticos, según informes de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP). En lo que respecta al gas natural, tampoco hay mayores precisiones. Desde la Secretaría de Energía informaron que actualizarían una parte del valor del hidrocarburo que impactaría en aumentos del 20% en las boletas de los usuarios a partir de marzo. Según reportes oficiales, el Estado absorbe con recursos fiscales, en promedio, el 70% de una demanda total estimada en u$s 2.573 millones. 

A todo esto, dos hechos agregan incertidumbre a los objetivos fiscales trazados por el Gobierno. Por un lado, gobernadores del norte solicitan una tarifa eléctrica diferencial para quienes residen en las zonas más cálidas del país. La iniciativa tomó envergadura luego de que el año pasado más de 2 millones de usuarios se sumaran al régimen de Zona Fría, percibiendo descuentos de hasta un 50% en su factura. De lograrlo, obliga al Gobierno nacional a incrementar los subsidios para la energía eléctrica dificultando el ahorro fiscal en estudio.

Por otro lado, la bajante del nivel de la cuenca de los ríos Paraná-Plata pone en jaque a la producción de energía. Es el caso de la planta hidroeléctrica de Yacyretá que trabaja al 50% de su capacidad, como de diferentes centrales térmicas que tienen problemas operativos. De este modo, la crisis hídrica obliga a aumentar la importación de combustibles para la generación. De acuerdo al portal especializado en energía Econo Journal, la empresa mixta Cammesa que planifica y administra el mercado de energía, aumentó la importación de gasoil. Se trata de 18 cargamentos que arribarán entre este mes y el próximo por un valor de 550 millones de dólares, “como mínimo”. Más dólares destinados al sector que encarecen la energía y dificultan la tarea de alivianar la demanda de recursos fiscales del sector energético.

Los más optimistas del Gobierno confían en que el aumento del nivel de actividad tenga su efecto sobre los niveles de déficit deseados. Ocurre que, como la recaudación grava la actividad, una expansión de la economía estimula los ingresos tributarios. Además, como el déficit fiscal se mide en relación al PBI, un aumento de este último termina por diluir el déficit. Las proyecciones de crecimiento para este año varían de acuerdo a los diferentes escenarios posibles, sin embargo, hay cierto consenso que, de no ocurrir ninguna fatalidad (como una gran devaluación) la expansión podría oscilar entre 3 y 4%, de haber un estancamiento económico, el efecto arrastre de la recuperación del 2021 también podría generar un crecimiento del 2% del PBI para este año. De cualquier manera, aún hay poca claridad sobre lo que ocurrirá en materia de subsidios energéticos. 

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