María Inés Valencia: la ahijada de "D10s"

Hija del ídolo de Talleres, Daniel “Rana” Valencia, tiene como padrino nada menos que a Diego Maradona. “No me olvido cuando se ponían a cantar rock con mi viejo, eran dos nenes”, recordó.

Deportes 30/10/2017 Federico Jelic
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"Yo siempre lo recuerdo cuando me alzaba, me daba golosinas y besos"

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La pregunta se torna repetitiva, acompañada del desafiante “no te creo, demostrame” que a esa altura es provocativo pero a la vez tentador, cuando a María Inés Valencia la miran de reojo en las y con desconfianza en las reuniones, con el señalador de “¿En serio sos ahijada de Maradona?”. La segunda hija de Daniel “Rana” Valencia,  gloria de Talleres y campeón del mundo con la Selección en el ‘78 porta con orgullo tener nada menos que a uno de los mejores jugadores de todos los tiempos en su libreta de familia.  Y  a pesar de que no frecuentan tanto en diálogo y visitas como en los primeros años de su infancia y adolescencia, los recuerdos quedan perpetuos.

La historia es así: Valencia y el “Diez” forjaron su íntima relación tras compartir seleccionados juveniles y en todo el proceso de España ‘82, con César Menotti a  la cabeza. Y dicha amistad les permitió ser compadres, mote que los selló para toda la vida. “Vos sabés que para mí es tan natural que no logro dimensionar el privilegio que tengo pero tampoco lo veo así. Es normal, una costumbre. Es que yo nací sabiendo que es mi padrino  y cada vez que lo veo le digo de esa forma. Es un orgullo pero tampoco ando presumiendo de eso. Yo lo quiero con el alma, fue tan bueno y generoso conmigo que lo veo con otros ojos, para mí no es solo un gran jugador de fútbol, es un gran protector”, cuenta María Inés, más conocida como “Pachuky” (apodo que le endosó su padre) mientras describe el parentesco que la ley les otorgó. El álbum del bautismo es del ‘80 y las fotos se perciben de todos colores y tamaños. Se realizó en la iglesia de los Capuchinos con presencia de varios futbolistas de la época,  y vino Jorge Czysterpiller, representante de Maradona. Y el almuerzo tuvo lugar en el desaparecido hotel Crillón. Guarda con orgullo un autógrafo y una dedicatoria especial, después de que le entregara su biografía “El Diego de la gente”.

“Es como una carta de presentación para mí. Mis amigos me dan a conocer de esa forma. Me da placer aunque a veces me incomoda. No lo dimensiono. Es que yo tengo los recuerdos cuando me alzaba, me daba golosinas, me daba besos, me decía “hola mamita, ¿qué querés que te regale?” y cosas así. Y sobre todo tengo presente cuando venían a comer a casa y se ponían a cantar con mi viejo en voz alta. Agarraban cualquier cosa como micrófono y se mataban de risa. Lo hacían en restaurantes también”, describe entre risas.

-¿Y qué cantaban?
-Sobre todo rock. La que más tengo en mente es “Sentencia” de Alberto Plaza. Unos personajes.

- ¿Hace tiempo no lo ves?
-La última vez fue cuando vino con la selección Argentina, era el DT, en 2009. Lo visitamos con mi madre y mi hermana, mientras hacíamos la fila para saludarlo, me vio y se vino casi corriendo. Me presentó como su ahijada a toda la prensa y me morí de vergüenza.  Nos abrazamos. Yo la verdad no entiendo mucho de fútbol pero a ese ciclo me lo vi todo. Le hacía el aguante a mi padrino.

-¿No te has vuelto a comunicar?
-Y no, porque tiene mucha gente en su entorno, muchos filtros, pero lo sigo queriendo como siempre. Claudia (Villafañe) era nexo siempre, porque es muy amiga de mi mamá. De hecho yo me suelo escribir con Dalma y Gianina, que son divinas. Por twitter, mail o como sea, con ellas tenemos más diálogo. Son divinas.

Entre indignación y la mentira

María Inés no se deja persuadir. Y por eso cuando la farándula televisiva y los programas de espectáculos buscan el amarillismos y el morbo sobre la figura de su padrino, los evita. Lo mismo que esos comentarios despectivos sobre sus adicciones y su machismo. “Cada vez que escucho eso en alguna charla, prefiero irme, me quedo callada. Ya no peleo. Y en la TV cambió el canal, porque buscan golpes bajos y todo el amarillismo, sin darse cuenta el daño que hacen. O sí y por eso lo hacen. Es indignante. Me molesta lo que todos repiten: “a Maradona lo quiero como jugador pero no como persona”. ¡Si nunca lo conocieron! Yo sí lo conozco y puedo hablar. Es generoso, dulce, da la vida por las hijas y su iluminación cuando camina es cautivante. Es un sol. Nadie lo conoce pero todos critican y juzgan. Eso me molesta mucho.

-En el colegio y el barrio, ¿Te creían que era tu padrino?
- No, hasta que llegaban las fotos pero tampoco me importaba. Yo sé la verdad. Recuerdo que cuando vino a jugar el partido despedida de mi viejo al Chateau ,  nosotros con mi familia y amigos estábamos en el hotel, y en un momento tocan la puerta de la habitación. Una amiga atiende y se queda muda. Era mi padrino. Todos lo miraban y se quedaron mudos, tiesos. Después mi padrino hizo un chiste para romper el hielo y se sacó fotos con todos. Él tiene esa singularidad: entra a algún lado donde hay gente y automáticamente todo que queda todo en silencio, asombrados. Como que hay un respeto demasiado imponente. En los restaurantes nos pasaba lo mismo. Y después venía mi papá y lo abrazaba de atrás, rompiendo la magia (risas). Y cantaban para todos. Eso es inolvidable. Eran dos nenes, dos adolescentes.

-¿Guardás algún obsequio suyo?
-Te cuento que yo no soy futbolera pero me regaló varias camisetas, una manga larga de la selección Argentina que está hermosa. Tengo una del Nápoli también. Pero guardo con mucho cariño un perfume y una pulsera que me dio cuando era más chica. “Todo el mundo me pide cosas, y vos que sos mi ahijada no me pedís nada”, me dice siempre.  Pero solo tener una sonrisa y un abrazo suyo me hace feliz. Es la mejor recompensa.

-¿Qué te gustaría decirle, si lo pudieras ver?
- (Piensa) que lo quiero mucho, que lo extraño, que recuerdo todos sus consejos, de que siempre va a estar para ayudarme en lo que me haga falta. Pero le haría una broma con el casamiento de Dalma. “¿Viste padrino que se te casa la nena, que vas a hacer ahora?” le diría, para ver cómo reacciona. Era tan guardabosque, mi vida. Espero que pase un hermoso feliz cumpleaños. Yo siempre voy esperando su llamado.

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