El Mercosur se reunió en Santa Fe: la Cumbre de las afinidades electivas

Declaración moderada sobre Venezuela. La importancia del acuerdo con la Unión Europea (UE). Y el blanqueo de la postura brasileña de apoyar la reelección de Macri.

Ed Impresa19/07/2019 Germán Ulrich
Mercosur Presidentes © NA
(Foto: NA)

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Especial para La Nueva Mañana

Macri le entregó la presidencia pro témpore a su par brasileño, en un mero hecho protocolar pero a la vez de alto significado simbólico por la afinidad ideológica que los emparenta, aunque Jair Bolsonaro ya avisó que pretende un Mercosur “con menos discursos y más acción”. Más nueces y menos ruido, podría decirse.
Bolsonaro tiene sus ideas pero allí hizo referencia al dinero: buscará que los sectores automotriz y azucarero se integren a la Unión Aduanera Común, para lo cual necesita en el bloque un interlocutor como Macri.

Hasta hoy la producción y comercialización de autos y azúcar, dos sectores en los que Brasil es líder regional, tiene regímenes impositivos especiales, por lo cual se manejan con cupos y trabas que perjudican al gigante sudamericano, que pretende comerciar con libertad.

Economía

El acuerdo con la UE, pese a que se ignora gran parte de la letra chica, se llevó la mayoría de los titulares y la cita santafesina será recordada por haber sido la primera tras su firma. Para Macri, “es una señal clara al mundo de que queremos que el Mercosur sea abierto, competitivo, dinámico, comprometido con la integración y el comercio, con las reglas de juego claras, para fomentar las inversiones y hacer negocios”.

Aquí conviene remarcar que el entendimiento tiene un peso insoslayable porque, más allá de las argumentaciones a favor o en contra, involucra políticas de Estado que condicionarán a los gobiernos futuros.
Del otro lado están los europeos y de este los socios del Mercosur, lo que hace casi inviable darlo de baja así porque sí, y a lo sumo lo que puede variar es la intensidad del acuerdo, la manera en que se vaya implementando.

Lo cierto es que los sectores fabriles brasileños y argentinos son los que corren riesgos que se mensuran en pérdida de puestos de trabajo, pero también los países europeos que tienen fuerte actividad agrícola, como Irlanda, tienen reparos y para avanzar están exigiendo variaciones.

El carácter primarizador del convenio explica la satisfacción de países miembros como Uruguay y Paraguay, y asociados como Bolivia y Chile: al no poseer grandes conglomerados fabriles, se verán beneficiados con la comercialización de materias primas, caso opuesto a lo que puede suceder con zonas industriales como San Pablo, Buenos Aires o Rosario.

La Cancillería argentina, con un eufórico Jorge Faurie, no puso reparos en ese sentido sino que quiere profundizar: además de tomar como un triunfo el acercamiento con la UE, lo considera un puente para sellar un arreglo similar con el bloque de la Alianza del Pacífico, integrada por Chile, Perú, Colombia y México.

Durante el encuentro de Santa Fe quedó en evidencia que brasileños y argentinos realzaron la posibilidad de eliminar el roaming para los países miembros del Mercosur, quizás porque es un proyecto que tiene cierto contacto con la cotidianeidad de los ciudadanos. El problema es que hacerlo no sucederá antes de mediados del año que viene porque se requiere la aprobación de los parlamentos y luego una ejecución que tiene sus bemoles.

Desde el Enacom señalan que hay avances y factibilidad porque los parlamentos de Argentina y Chile ya avanzaron en un protocolo y pasaron a la etapa de discusión con las empresas para arreglar cuestiones impositivas. Si no surgen inconvenientes, a más tardar en mayo de 2020 habrá roaming único a ambos lados del sur de los Andes.

Como anticipo, quedó confirmada para septiembre próximo una reunión en Asunción entre los entes reguladores de los cuatro países miembros y las 15 empresas que operan en el bloque, con la intención de dinamizar las gestiones.

Política

La situación política y social de Venezuela fue uno de los temas que demandó mayores esfuerzos de parte de los cancilleres y terminó en una declaración que, para contener la firma de Uruguay, terminó dejando sabor a poco al gusto de los presidentes argentino y brasileño.

La declaración que expresa “preocupación por la grave crisis que atraviesa Venezuela” y el “severo deterioro” de las condiciones de vida de su gente no habla sin embargo ni de Maduro ni de dictadura, dos palabras inseparables en los discursos de Macri y Bolsonaro. Firmaron, además de los cuatro países miembros, Chile, Colombia, Perú, Ecuador, Guyana y Surinam como Estados asociados, pero el boliviano Evo Morales evitó estampar su firma allí.

Uruguay mantuvo su postura de no reconocer como presidente encargado al titular de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó –cuyo nombre tampoco fue mencionado en el papel-, porque sigue apostando junto a México, Bolivia y la Comunidad del Caribe a la viabilidad del Mecanismo de Montevideo, que impulsa el diálogo político en Venezuela.

Bolsonaro, Macri y el paraguayo Mario Abdo Benítez, integrantes del Grupo de Lima, consideran que Maduro encabeza una dictadura y sí reconocen la supuesta presidencia interina de Guaidó.

Afinidades electivas

Unos días antes de la Cumbre, Bolsonaro dijo desde el Palacio Itamaraty que no quiere “que Argentina siga la línea de Venezuela” y que por eso alienta “la reelección de Macri y que Cristina Kirchner no vuelva al poder”. En Santa Fe, su ministro de Economía, Paulo Guedes, dijo en el mismo sentido que “Macri y Bolsonaro lograron una aproximación muy rápida, y entonces es natural que si Macri es reelecto todo pueda ocurrir más rápidamente”.

Esa afinidad los aventura a reescribir la historia, a borrar los años recientes impregnados de una integración latinoamericana que fogonearon Lula da Silva, Néstor Kirchner y Hugo Chávez, y en su lugar asfaltar de libre comercio los caminos que van hacia el norte.

“Esto es un nuevo Mercosur, un gran relanzamiento”, coincidieron el canciller Faurie y su par brasileño Ernesto Araújo.

Bolsonaro, declarado huésped de honor por el gobernador socialista Miguel Lifschitz, dejó en claro en Santa Fe que, más allá de su estilo y sus políticas hacia el interior de Brasil, será un agresivo defensor de la economía de su país en el bloque que presidirá los próximos seis meses. Para ello tiene su afinidad electiva con Macri, el socio deseado. Pese a que el argentino le reprochó, a través de uno de sus clásicos chistes, la sospechosa utilización del VAR en la Copa América que ganó en su casa el seleccionado de Tité.

 

 

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