Julio Chávez: “Rancho volvió a su casa”

Especial para La Nueva Mañana

En las previas de estreno, las salas de teatro suelen estar cargadas de nervios, pero esta vez la Azucena Carmona no. Entre la escenografía y las butacas aparece el director, Julio Chávez, un hombre sereno que, seguramente, sea el responsable de la paz que se respira en la sala durante las intensas jornadas de ensayo de Rancho, la obra que lo trae una vez más a Córdoba. “Gracias por molestarte al venir hasta aquí”, dice y así recibe a La Nueva Mañana para conversar fluidamente.

Rancho te encuentra como autor y director. Además del elenco, ¿cuáles son las diferencias entre aquel estreno en Buenos Aires y el de ahora en Córdoba?

- En aquel momento yo estaba produciendo, conociendo y articulando la obra conjuntamente con los actores. Ahora dirigiendo Rancho acá empiezo a comprender la partitura mucho mejor. Es muy interesante el fenómeno: cuando hacés una obra sos contemporáneo, y pareciera ser que con el tiempo uno tiene más lucidez sobre el material. Es decir, aunque la haya construido y dirigido, en ese momento era algo que se estaba gestando y yo era parte de esa gestación, estaba adentro y lógicamente había cosas que no veía.

Pasaron muchísimos años y hoy Rancho se me presenta como algo que redescubro, recomprendo, me reencuentro conmigo mismo y al mismo tiempo me desconozco. Es como si estuviese detrás de la pista, indagando sobre cómo yo mismo construí Rancho. Estoy como un nuevo creador, con nuevas posibilidades.

Tengo la dicha de tener un elenco extraordinario (Trinidad Vassia, Lucía Nocioni y Raúl Sánchez), que mejoran la obra, la naturaleza de ellos está en coherencia con la naturaleza de los personajes que pensamos y me permite comprender el material de nuevas maneras. Es como decir que Rancho volvió a la casa. Estoy gratamente sorprendido del resultado, creo que todos salimos ganando, sobre todo la obra.

Definís al teatro como universal. ¿Cómo es eso?

- Para mí el teatro es un hecho. Cuando vas a ver una obra y te topas con un ser humano y querés construir una escena, inmediatamente se transforma en universal. Empezás a establecer con el intérprete y con el espacio un hecho que no le pertenece a un país o a una localidad. Después sí pueden aparecer ciertos signos que hace que pertenezcan a ciertas culturas, y eso tiene que ver con el lenguaje. Digo esto porque mucha gente agradece que venga a dirigir un elenco local. Recibo ese agradecimiento, claro, pero vengo muy respetuosamente y cauteloso a vivir la experiencia. Córdoba tiene una cultura teatral muy grande, y si no la tuviera y fuera un pueblito, ese lugar sea cual sea debe tener una cultura personal y particular frente a la cual yo no puedo venir a legitimar ni venir en pos del progreso, ¿el progreso de qué?

Justamente de eso trata la obra, del contrapunto campo-ciudad y tradición-progreso...

- Exactamente, con la diferencia de que ubica al campo como el que señala la estética de la ciudad como equivocada. Lo que me gusta mucho de Rancho es que no ubica a la señora cordobesa de la clase media que fue a Capital como reaccionaria, porque los otros personajes también lo son, tanto como es ella. Y sino, veamos la reacción que tienen frente a la comodidad de una cama. Un ser humano tiene ligada su identidad a ciertas estéticas. Identidad no es joda, es lo que nos sostiene y nadie quiere moverse de ahí; todos nos identificamos con una estética y lo extraño es un enemigo. Es una lucha que tiene el ser humano acerca de poder soltar, poder correrse un poquitito para dejar que venga otra cosa.

¿Participaste del casting y te quedás al estreno?

- Sí, me quedo al estreno y vuelvo a Buenos Aires, pero pienso volver a Córdoba a ver la obra cada tanto porque va a estar un buen tiempo. Participé de la última parte del casting, no de todo el proceso de selección porque pasó mucha gente, pero pudimos trabajar bien. Me costó muchísimo elegir, pero elegí bien, muy bien. El talento que hay es impresionante.

Para cerrar y saliendo de la obra, la semana que viene se estrena El Tigre Verón, que tiene varios puntos de encuentro con El Puntero...

- Es energético. Los dos personajes tienen energía de líder, de lo popular, perros alfa, férreos defensores de sus principios y su tribu. Las historias no tienen nada que ver. Quiénes vean El Tigre Verón esperando algún tipo de proselitismo van a pasarla muy mal porque no tiene ninguno. Es una ficción, que por supuesto, se vale de ciertos elementos que le pertenecen al espacio real.

RANCHO de Julio Chávez

Elenco: Trinidad Vassia, Lucía Nocioni y Raúl Sánchez

Todos los viernes y sábados de julio 21.30hs. | domingos 20.30hs
Sala Azucena Carmona del Teatro Real (San Jerónimo 66)

Entradas en boletería:
$440 | Jubilados $360

 

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