Ibero Martínez: “El rol del librero es acompañar una búsqueda”

El Espejo Libros, la librería especializada en humanidades que habita desde hace décadas el Centro, amplió su local y celebró un nuevo desafío, en un contexto de crisis del ámbito editorial.

Cultura 28/11/2018 Barbi Couto
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El jueves 22 El Espejo inauguró juntoa a lectores y amigos la ampliación del local ubicado en Pasaje Santa Catalina.

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El jueves 22 de noviembre no fue un día común y corriente para los amigos de la librería El Espejo Libros. Las largas trayectorias van viviendo hitos a lo largo del camino, que quedan como mojones donde poder parar a descansar y revisar hacia atrás y hacia adelante el tiempo transcurrido y el sendero recorrido.

Este espacio dedicado al trabajo amoroso y respetuoso con los libros, valorado tanto por lectores, colegas libreros, editores independientes, periodistas y todo el arco de protagonistas del mundo editorial, ya lleva unos 30 años en la escena cordobesa. Y desde el año pasado viene dándole forma a una nueva etapa que hace algunas noches tuvo su momento de brindis y celebración.

Este proyecto, al que el poeta, librero y gestor cultural Antonio Moro le ha dedicado gran parte de su vida y sus sueños, y que desde el año pasado sumó a Ibero Martínez y Santiago Rodríguez como socios, abrió el jueves sus puertas duplicadas para compartir con los amigos una ampliación del local ubicado en Pasaje Santa Catalina.

En Entrevista con La Nueva Mañana, Ibero Martínez, uno de los libreros que conforma el equipo actual de El Espejo junto a Santiago Rodríguez, Alexis Comamala, Laura Gómez, Guillermo García, Hugo Suárez y Antonio Moro, cuenta los ejes de trabajo de la librería, cuáles son los desafíos de esta nueva etapa de la librería y su opinión con relación a un contexto signado por la crisis tanto a nivel social como en el ámbito editorial.

“Estamos azorados viendo lo que sucede a nivel social en este país, dolidos por el lugar en el que queda la educación, la cultura del libro, nos duele muchísimo lo que está pasando a nivel social”, expresa y continúa: “Desde lo comercial también estamos sumamente preocupados, pero a la vez también estamos esperanzados, porque nos damos con que la gente sigue buscando libros, más allá de lo que salgan, seguimos percibiendo una necesidad de estar al tanto de lo que pasa, de buscar nuevos modos de entender nuestro país, el mundo, y por qué no también la ciudad. Entonces, dentro de esa gran preocupación nos sentimos esperanzados en la avidez que siguen teniendo los lectores, que me parece que es un signo claro de que tal vez puedan venir tiempos mejores, o volver tiempos mejores”.

-En la inauguración Antonio decía que la filosofía de El Espejo es que ‘un libro no se vende, si no que un libro se compra’. ¿Qué hay detrás de esa frase?

-Es la esencia con la que laburamos en El Espejo, pasa de alguna forma por sacarle la pulsión comercial al oficio del libro. Es difícil, porque para que una librería funcione tiene que vender, pero yo creo que quienes visitan El Espejo pueden percibir eso, que en El Espejo no hay una pulsión comercial tan grande, los lectores fluyen en la librería, fluyen con los libros. Y si bien nosotros acompañamos la búsqueda, son ellos quienes deciden qué compran y qué no. A nosotros no nos interesa presionarlos en ningún sentido.

-¿Desde ese lugar entienden el rol del librero?

-El rol del librero creo que es acompañar una búsqueda, sugerir también obviamente, pero sobre todo acompañar y presentar libros a quienes lo demandan. Además, nosotros también tenemos la parte más técnica de la librería, en donde muchas veces acompañamos búsquedas más académicas, en cuanto a realizaciones de investigaciones, tesis de licenciaturas, de doctorados.

A mí me genera muchísima gratitud cuando viene alguien y me dice: “qué bueno el libro que me recomendaste”. Lo veo como un pequeño reconocimiento a un oficio que por ahí muchos no conocen o no valoran. En El Espejo todos somos libreros de oficio y es muy valorado ese reconocimiento cuando sucede.

-¿Cómo es un día común y corriente acá en El Espejo? ¿Cuáles son las tareas que un lector no se imagina que tienen lugar en una librería?

-Un día en El Espejo tal vez es mucho menos romántico de lo que muchos se imaginan, hay muchos papeles, muchas planillas, sobre todo en esta época tan compleja de tantos aumentos de precios y complicaciones burocráticas y administrativas que tenemos que sortear las librerías para estar ordenados. Las tareas son bastantes, a veces aburridas, a veces agotadoras, pero esas tareas burocráticas bien valen los encuentros. Encuentros que hay con clientes, y también entre nosotros como libreros, que somos un equipo que se quiere mucho entre sí, que nos acompañamos y nos cuidamos entre todos.

-En este ecosistema del libro que tiene muchas aristas, muchos protagonistas, ¿creés que hay cosas mejorables, cuáles?

-Sin duda que hay muchísimas cosas para mejorar. Veo con tristeza cierta decadencia en el libro, hay muchas editoriales que laburan con amor y otras que hacen fotocopias con tapas. Creo que ese es un gran problema para los lectores, para los libreros y para los editores que laburan bien también. El modo es cuidar el objeto libro, cuidar sus circuitos de comercialización, cuidar a los lectores, cuidar a los libreros, que muchas veces en esta locura que vivimos de novedades y cambios de precios, es muy difícil para una librería subsistir.

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En "El Espejo" no hay una pulsión comercial tan grande, los lectores fluyen en la librería.

-En términos personales, esta nueva apuesta y nueva etapa de la librería, ¿qué significan para vos?

-Desde mi perspectiva, muy personal, muy subjetiva, diría que es para lo que laburé toda la vida. Desde los 18 que laburo con los libros. Tuve una experiencia de cinco años como librero en Montevideo y después volví.

Estando allá con mi librería que se llamaba De la Mancha soñaba con que volvía a El Espejo. Y esto lo siento como una gran gratitud hacia Antonio, que es mi maestro, y un compromiso muy grande con El Espejo y con los libros.

No me imagino haciendo otra cosa en la vida más que siendo librero, y lo que más me gusta de eso son los encuentros que se dan en la librería. Cuando no lo tenía soñaba con eso, es lo que me hace venir a trabajar contento todos los días, más allá del montón de problemas que haya.

-¿Cuáles son las perspectivas a futuro de la librería?

-Seguir laburando ordenados, seguir apostando también a la producción local, a las hermosas editoriales que hay en Córdoba, a seguir buscando una forma distinta de trabajar los libros, de que en nuestra vidriera no se vea lo que se ve en todas las vidrieras, que nuestros visitantes puedan ver otra cosa que no sea lo mismo que en la vidriera de un shopping, por ejemplo.

Así que esperamos eso: sostener la identidad de nuestro laburo con los libros y esperamos que la gente siga buscando libros. Las perspectivas son buenas, con mejor espacio, con más comodidad, con más posibilidades de exhibir, así que esperamos que sea un trabajo más cómodo y esperamos que nos vaya bien.

El Espejo es una librería claramente orientada a las Humanidades, con un acento puntual en la salud mental, en la psicología, y con una biblioteca de filosofía, de sociología, de antropología, de educación dignas de una ciudad universitaria como Córdoba.

Se percibe el orgullo en la voz de Ibero cuando habla de las biblioteca de literatura, y enumera: “novelas, cuentos, poesía, teatro, el desarrollo cada vez mayor y más sensible de los libros infantiles, la producción local que tienen un espacio puntual. Los libros cordobeses desde siempre los cuidamos, los exhibimos, los laburamos con oficio, es amplia la disponibilidad de libros en El Espejo, mucho más ahora que hay más espacio”. Cierra la entrevista con estas palabras: “Un espejo nos da la posibilidad de mirarnos a nosotros mismos, de ver las cosas desde una posición distinta a la obvia, pero sobre todo permite el asombro. Los libros son una gran caja de asombro y El Espejo tiene que ver con esa posibilidad de asombrarse y asomarse”.

Antonio Moro, el mejor librero

En abril pasado, en su entrega anual de premios a los trabajadores del mundo de los libros, la Fundación El Libro entregó el Premio “Elvio Vitali” al librero del año a Antonio Moro, un reconocimiento necesario y que alegró el corazón de los lectores cordobeses que lo conocen a él, su trabajo y a la librería.

La noche del jueves pasado, acompañado por el equipo de libreros, se inauguró el nuevo espacio que ahora incluye la biblioteca a la que llaman ‘biblioteca Fulton’, en homenaje al antiguo local Fulton de Jorge Liponetzky, que acaba de cerrar sus puertas y constituyó la posibilidad de ampliación para El Espejo.

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La biblioteca consta de cinco metros de anaqueles repletos de literatura realizado con el rediseño de un mueble exhibidor de ropa de damas y tapiza una de las nuevas paredes del local ampliado.

Después de un agradecimiento a los antiguos dueños del local Antonio agregaba: “Así estamos, llevando adelante esto, desde hace ya 30 años y digo la edad porque de algún modo la madurez del espacio tal vez tenga que ver también con toda esa energía, con todo ese largo camino.

Soy un alma bastante romántica, por lo tanto tengo muchos espacios en mi vida, es como una biblioteca, tengo muchos anaqueles, por lo tanto también muchas ocupaciones y para mí era muy importante que justamente El Espejo se proyectara hacia estos lugares”.

En una noche de aplausos, abrazos y alegría, profundamente conmovidos, tanto Antonio como los presentes, no faltaron las palabras necesarias: “Al Espejo lo hacemos nosotros y todos los que nos visitan y nos acompañan. En una época de ciertas oscuridades es posible seguir creando, seguir luchando, seguir resistiendo, no solo a través a través de la palabra sino a través de la realización, llevando la palabra a los lectores, que es lo que siempre nos ha motivado a nosotros como libreros”. Y en el eco de una noche de los libros, aún resuena la consigna: ¡Larga vida a esta librería!

El Espejo Libros
Paseo Santa Catalina, Deán Funes 163, Local 4
¡y ahora también local 5!

Horario Lunes a Viernes 9.30 a 19.30 hs. Sáb 9.30 a 13.30  hs.
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Whatsapp: +54 9 351 328-8005

Teléfono fijo: 0351 424-2420

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