“La sociedad tiene responsabilidad en los abusos”

Jorge Garaventa es psicólogo egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y especialista en teoría y clínica en las temáticas de abuso sexual, maltrato contra la niñez y violencia contra la mujer. Actualmente dirige varios foros virtuales, entre ellos “Femicidios Hoy”. Además es miembro de la Red Nacional por la visibilización del Abuso Sexual Infantil.

Durante los días 11, 12 y 13 de octubre, Garaventa estará en la Ciudad de Córdoba como disertante en el XI Congreso Iberoamericano de Psicología. En el marco de este Congreso, fue consultado sobre estas temáticas, siempre presentes en nuestra sociedad. El psicólogo reflexiona sobre el papel de la Justicia en situaciones de abusos a niños y niñas, cuál es el papel y la responsabilidad de la sociedad. También ayuda a entender de qué hablamos cuando hablamos de abuso y cómo detectar si un niño o niña sufre abusos.

-¿De qué estamos hablando cuando hablamos de abuso sexual contra niñas, niños y adolescentes?
-Ni más ni menos que de la irrupción sexual adulta perversa en la de NNyA, cuya madurez psicosexual no le permite tramitar el estímulo abusivo e invasor que sorprende y que conlleva a una parálisis de respuesta, efecto directo de una devastación psíquica con efectos desestructurantes severos.

-¿Cómo se puede detectar que un niño, una niña o un adolescente está siendo abusado?
-Hay un cambio abrupto de conducta que indica que este niño o niña está sufriendo algo de extrema gravedad. No es pertinente a partir de los indicadores presuponer que se trata de un abuso, pero sí es evidente que está pasando algo muy serio porque sin mediar períodos intermedios ha modificado sustancialmente su conducta y estado de ánimo. Y no es algo que hay que estar adivinándolo. Por eso hablamos de signos muy contundentes. Los colegas necesitan tener claro cuáles son los indicadores emocionales a los que hay que atender porque ello implica la posibilidad de una intervención adecuada.

-Usted entiende que la sociedad en su conjunto tiene responsabilidad en este tema. ¿Por qué? ¿Cuál sería?
-La sociedad tiene responsabilidad ya que participa plenamente en las causas productoras de estas subjetividad vwva través del maltrato, la violencia, las políticas de impunidad, la identificación con los agresores, la banalización y la vulgarización de la sexualidad, pero sobre todo mira para otro lado en la masiva impunidad de esta temática.

La monstruolización de los agresores es otro tema, tal vez el fundamental. Si los abusadores son monstruos, la sociedad no se hace cargo que son individuos de su propia creación. Convertirlos en monstruos facilita las cosas. Los sacamos de la sociedad y el problema está resuelto... pero no.

-¿Sirve la Cámara Gesell para el testimonio de niños, niñas y adolescentes? ¿Cómo debe utilizarse?
-Es uno de los avances fundamentales para facilitar que el testimonio de niñas, niños y adolescentes llegue a la Justicia sin intermediarios. Como lo establece la ley, es importante que sea administrada por un colega adecuadamente entrenado en su aplicación y que se garantice que pueda explayarse sin presiones de forma y tiempo. El resto de los actores podrá tener acceso a la misma ya sea a través del sistema de video transmisión, grabación o directamente en salas equipadas con espejos. En general facilita el testimonio, pero no lo garantiza. Es, por lejos, el método más idóneo que tenemos.

-¿Cómo funciona la Justicia cuando se tratan abusos de niños, niñas y adolescentes?
-Más allá de excepciones, el funcionamiento de la Justicia en relación a esta temática es preocupante. No parece entenderse que es un delito con características particulares que conlleva la necesidad de un abordaje judicial diferente. Nos encontramos con que el acceso a la prueba suele ser de huella física inexistente, por lo cual el testimonio del niño cobra suma importancia, así como las pericias que determinan indicadores que no pueden ser desatendidos. Los jueces suelen tener pruebas suficientes pero como no responden al estilo de la que se establece en otros delitos, por falta de formación, o por complicidad ideológica suelen fallar en contra de las evidencias. En el Congreso Iberoamericano abundaremos con este tipo de pruebas que los psicólogos suelen proporcionarles a los jueces a través de las pericias y que conjuntamente con el testimonio suelen ser de suma contundencia... aunque desatendidos.

Seguí el desarrollo de esta noticia y otras más 
en la edición impresa de La Nueva Mañana 
[ Todos los lunes en tu kiosco ]